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de Ciencia y Técnica >>Química sustentable. El próximo viernes a las 16hs, en la sede de la Asociación Química Argentina (Sánchez de Bustamante 1749, Capital) se presentará el libro Química Sustentable, escrito por investigadores de América Latina. La propuesta de la Química Sustentable (QS) implica la adopción de procesos ambientalmente benignos y la utilización de fuentes renovables para la producción de energía, compuestos químicos, y otros materiales. La inmensa riqueza de recursos naturales en la región latinoamericana, aún fuertemente inexplorada, presenta un espectro invalorable de fuentes alternativas para dicha producción. En la obra se discuten, además, la optimización de procesos minimizando tanto el consumo de energía como la generación de residuos; el diseño de nuevos catalizadores sólidos recuperables; el reemplazo de los compuestos responsables del fuerte deterioro de la capa de ozono (halocarbonos); el desarrollo de medios de reacción menos tóxicos (por ej. fluidos supercríticos, líquidos iónicos); el reemplazo de pesticidas tóxicos persistentes; etc. Para mayor información dirigirse a la Asociación Química Argentina, Sánchez de Bustamante 1749, Telefax: 4822-4886 / E-mail: cursos@aqa.org.ar
La Universidad Nacional de San Juan (UNSJ) colabora junto al Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) con la empresa Vitícola Cuyo en un programa de riego inteligente en plantíos de vid. El ingeniero del INTA, Facundo Vita, le contó al matutino El Zonda que el riego inteligente está regulado a través de un software que determina cuándo, cómo y con qué intensidad se distribuye el agua. Mediante "una serie de desarrollos que se hizo de los sensores que hay en el mercado por medio de los investigadores de Electromecánica de la UNSJ, se ha logrado un muy buen producto que ahora estamos calibrando. La idea después de que sean probados, es lograr su comercialización en el país como un desarrollo tecnológico local de esta casa de estudios". La financiación del proyecto "Riego inteligente en vid" fue aprobada en noviembre pasado, y ascenderá a 45 mil pesos provenientes de la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación, en el marco de la línea Aportes No Reembolsables (ANR) del Fondo Tecnológico Argentino (FONTAR).
La Facultad de Ciencias Físico Matemáticas y Naturales (FCFMyN) de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL) firmó un acuerdo con el Laboratorio de Electrónica, Investigación y Servicios (LEIS), para optimizar la práctica profesional supervisada de los alumnos de Ingeniería Electrónica con Orientación en Sistemas Digitales. El LEIS aportará el ámbito, el soporte técnico e instrumental, y la supervisión del desempeño de los alumnos, informó días pasados el matutino puntano La República. Las prácticas estarán vinculadas a proyectos de investigación o servicios que esté realizando el laboratorio, lo que determinará el desarrollo de esas actividades de acuerdo al interés y características que se vayan planteando. Los detalles de cada práctica profesional constarán en el convenio firmado por cada alumno con el LEIS y el docente director del trabajo final. Allí se especificarán las tareas y objetivos perseguidos, y demás características de las prácticas. Para mayor información los interesados pueden comunicarse al correo-e: jdondo@unsl.edu.ar
Científicos del Instituto de Investigación Físico Química Teórica y Aplicada (INIFTA), dependiente de la Facultad de Ciencias Exactas, de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), están participando activamente en el control de las baterías del único satélite científico que nuestro país tiene en órbita: el SAC-C. "Nosotros tenemos un convenio con la Comisión Nacional de Actividades Especiales (CONAE) hasta el año 2005. También estamos trabajando en otros dos proyectos de satélites argentinos, como el SAC-D y el SAOCOM, que serían lanzados en los años 2007 y 2008", explicó Guillermo Garaventa, responsable técnico de mencionado convenio. Garaventa, quien diseñó equipos electrónicos para varias empresas y organismos argentinos, trabaja junto a otros científicos de la UNLP como Walter Triaca, Aldo Vicintín, Alejandro Bonesi y Diego Barcellini. La tarea de los profesionales consiste en el monitoreo periódico del sistema de almacenamiento de energía del SAC-C. Se encargan de medir regularmente la tensión, la corriente, la temperatura y la presión de hidrógeno de las baterías del satélite. "Con este trabajo logramos anticipar varias fallas, que pudieron subsanarse y que permitirán que el satélite tenga más vida útil. Se estima que dejará de funcionar en 2005, aunque nosotros creemos que puede durar más", aseguró Garaventa. El SAC-C tiene un peso de 485 kilogramos y fue lanzado a órbita el 21 de noviembre de 2000, desde Vandenberg (California, Estados Unidos). Cumple una misión científica primordial para la Argentina, ya que se encarga de medir los niveles de polución, como así también permite realizar un seguimiento -a través de un dispositivo especial- de las ballenas francas. También lleva a cabo la observación de nuestro planeta, particularmente del territorio argentino, a través de imágenes ópticas orientadas al estudio de ecosistemas terrestres y marinos. En los aspectos científicos obtiene datos sobre temperatura y vapor de agua de la atmósfera, campo magnético y onda larga del campo gravitatorio terrestre, y estructura y dinámica de la atmósfera y de la ionosfera (es una parte especial de la atmósfera, donde suceden las auroras). El SAC-C conforma, junto con los satélites Landsat 7, EO-1 y Terra (todos de fabricación norteamericana), la denominada "constelación internacional" para la observación de la Tierra, cuyas funciones son diversas: proveer nuevas capacidades para el análisis del planeta; explorar la utilidad de técnicas de navegación espacial; y permitir a los instrumentos a bordo de los distintos satélites obtener imágenes de distinta resolución en forma casi simultánea para distintos estudios atmosféricos de importancia. Otro de los proyectos espaciales que involucra a los mencionados científicos del INIFTA es el de la misión del satélite SAC-D/Aquarius, que se encuadra en un programa de cooperación entre la CONAE y el Centro Goddard y el Jet Propulsion Laboratory (JPL), ambos pertenecientes a la NASA. Si bien aún no fue lanzado a órbita -recién sucederá dentro de tres años- se sabe que su objetivo científico estará orientado a obtener nueva información climática a partir de las mediciones de salinidad. También tendrá el cometido de realizar una nueva visión de la circulación y procesos de mezcla en los océanos, así como detectar focos de alta temperatura en la superficie terrestre para la obtención de mapas de riesgo de incendios y humedad del suelo para dar alertas tempranas de inundaciones. La UNLP también participa en el proyecto del SAOCOM 1-A, que es el primer ejemplar de la nueva generación de satélites de observación de la Tierra. Su objetivo será aportar información sobre la humedad de los suelos y la estructura geológica. Llevará un radar que tendrá la capacidad de obtener información en cualquier condición meteorológica y hora del día, ya que no necesitará de la iluminación solar para operar. Tampoco se verá afectado por la presencia de nubes, niebla o lluvia. Pero eso no es todo, puesto que, además, estará equipado con una cámara infrarroja para detectar incendios y erupciones. Los especialistas afirman que SAOCOM es un satélite que tendrá excelentes prestaciones para la gestión de emergencias y monitoreo de los recursos naturales.
El lunes 15 de marzo, en instalaciones del Rectorado de la Universidad Nacional del Centro (UNICEN), la Secretaría de Ciencia, Arte y Tecnología, a través de su subsecretario Lic. José María Araya, presentó cuatro programas institucionales que tienen como objetivo articular, potenciar y extender un conjunto de actividades, dirigidas a abordar en forma rápida y eficaz los problemas más importantes para la comunidad regional. Se trata de los programas de Ordenamiento Ambiental y Patrimonio Natural y Cultural; de Apoyo a la Actividad Productiva; de Alimentos y de Apoyo a la Gestión Pública, este último coordinado por el Lic. Araya. El programa de Apoyo a la Gestión Pública, específicamente, tiene como objetivo la articulación permanente de la universidad con actores e instituciones del sector público, tanto en el ámbito local, regional y provincial, a través de proyectos de investigación y desarrollo, de la formación de recursos humanos y de la realización de servicios y asesorías, entre otras posibilidades. Actualmente, la UNICEN cuenta con 27 centros de investigación, que nuclean a 600 investigadores, becarios y personal auxiliar, que le han otorgado un importante reconocimiento académico nacional e internacional.
La voz de alerta es clara: más de dos tercios del territorio argentino están comprendidos por regiones áridas, semiáridas o subhúmedas secas. Y si se tiene en cuenta que el 80 por ciento del país está ocupado con actividades agrícolas, ganaderas y forestales, no sería llamativo conocer cómo se llegó a tener 60 millones de hectáreas sujetas a procesos erosivos de moderados a graves. Así grafica un mapa local el ingeniero Daniel Tomasini, director del Departamento de Economía, Desarrollo y Planeamiento Agrícola de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (UBA), responsable de un análisis sobre el fenómeno de la degradación de la tierra. Es decir, la pérdida de fertilidad y de productividad frente al avance de un incontrolado proceso de explotación. La Desertificación: un problema ambiental, social y económico de creciente importancia es el título del estudio en el que este profesor de Economía de los Recursos Naturales explica causas y deja abiertas algunas puntas de acción para revertir el problema. Si bien sostiene en su trabajo que la Argentina ha establecido el Programa de Acción Nacional de Lucha contra la Desertificación en 1997, cada año se agregan a la abultada lista unas 650.000 hectáreas con distintos grados de erosión. "Esta situación es particularmente aguda y crítica en las zonas áridas y semiáridas, donde la pérdida de productividad se traduce en el consiguiente deterioro de las condiciones de vida y expulsión de población", explicó Tomasini. De acuerdo con el especialista, "la población urbana y rural establecida en esta región árida/semiárida es aproximadamente el 30 por ciento del total nacional (9 millones de habitantes). Muchas de las provincias de la región presentan ingresos per cápita promedio inferiores a la media nacional, y los porcentajes de hogares con necesidades básicas insatisfechas duplican la media". Además, el investigador cree que las regiones áridas del país "disponen sólo del 12 por ciento de los recursos hídricos superficiales". Por eso, su trabajo deja expuesta la dramática situación: "Las deficiencias en la infraestructura de riego, la inadecuada sistematización del terreno, el mal manejo del agua y déficit en la asistencia técnica al productor, llevaron a que cerca del 40 por ciento de la superficie presente problemas de salinización y/o revenimiento freático". Por otro lado, un fenómeno que contribuye a la desertificación es la disminución de las formaciones boscosas. "En los últimos 75 años, la reducción de la superficie forestal natural, por efecto de la explotación con objeto maderero y energético, sobrepastoreo y el desmonte para la ganadería y la agricultura, alcanzó el 66 por ciento", dijo Tomasini. "El proceso de deterioro -dice el profesor- es agravado por políticas macroeconómicas y sectoriales que privilegian la orientación exportadora, favoreciendo la concentración y la explotación de los recursos naturales de una manera no sustentable". Es decir: el país carece de una política de protección para evitar que se sobreexploten los recursos como estrategia de supervivencia. En esta línea, Tomasini postula que "la desertificación provoca importantes impactos en la sociedad y su economía. El deterioro de los recursos genera permanentes flujos migratorios hacia los centros urbanos. Estas migraciones desestructuran las familias rurales, generan una importante pérdida cultural, y por sobre todo incrementan la pobreza extrema en los centros urbanos". Un consorcio de universidades y de centros de investigación en zonas áridas de Argentina, liderado por la Facultad de Agronomía de la UBA, y con el apoyo técnico financiero de la cooperación alemana GTZ, desarrolla el proyecto "Economía y Desarrollo Sustentable de la Tierras Secas en Argentina" para el ajuste de métodos de valoración económica productiva y ambiental para las tierras secas y su aplicación en la toma de decisiones.
Tres docentes e investigadores del Departamento de Ingeniería de la UN del Sur -los ingenieros Roberto Alioto y Fernando Bellegia y el agrimensor Luis Raniolo-, integrarán la comisión encargada del proyecto “Monitoreo y Gestión Integral de las Aguas de la Cuenca del Río Sauce Grande”. Este se encuadra dentro del convenio de colaboración Recíproca que se firmara oportunamente entre la Autoridad del Agua (ADA), el Organismo Regulador de Aguas Bonaerenses (ORAB), Aguas Bonaerenses S.A. (ABSA) y la Universidad Nacional del Sur para realizar ese tipo de tareas tendientes al mejoramiento del servicio.
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