Facultad de Ciencias Exactas y Naturales-UBA   AÑO 15 - NÚMERO 518   VIERNES, 19 DE NOVIEMBRE DE 2004

Entrevista a Carlos Kirschbaum
"La ciencia y la tecnología deben ser el eje
del desarrollo de Tucumán"

Carlos Federico Kirschbaum.

  Carlos Federico Kirschbaum nació el 11 de setiembre de 1944 en Tucumán. Se licenció en Física en 1973 en la Universidad Nacional de Tucumán (UNT). En 1981, se graduó de doctor ingeniero en la Universidad Técnica de Berlín, Alemania. Fue secretario de Ciencia y Técnica de la UNT y secretario provincial de Innovación y Desarrollo Tecnológico. Actualmente es director de la Escuela de Posgrado en Luz y Visión de la UNT.

  Hace pocas semanas, el Ministerio de Educación le otorgó el premio Balseiro, en mérito a las iniciativas universitarias de vinculación tecnológica que llevó a cabo el Departamento de Luminotecnia, Luz y Visión de la UNT, cuando él era su director. Carlos Kirschbaum es un doctor en Física atípico. Aunque su especialidad es la luminotecnia, les huye a las torres de cristal donde suelen vivir todavía cientos de investigadores. Este hincha de Racing Club se apasiona cuando se habla del desarrollo científico y tecnológico en el mundo y en nuestro país. Se define como optimista y cree que Tucumán puede revertir su realidad si la clase dirigente se lo propone.

Teniendo tantos recursos naturales y humanos, ¿por qué Tucumán no ha podido salir adelante?

Es una pregunta densa. Con la ciencia y la técnica, Tucumán tiene la única alternativa para resolver su ubicación en el país y en el mundo. Tiene todas las condiciones para hacerlo, pero falta un elemento que es clave: la decisión política de la clase dirigente de establecer un proyecto de desarrollo, de integración, en el cual la ciencia y la tecnología tienen que ser el eje. Tucumán ya no puede seguir pensando que la producción de productos primarios es la única y principal fuente.

¿Cuál es el rol del Estado?

El Estado tiene un rol fundamental, no sólo para resolver problemas, sino para crear las condiciones para el desarrollo. En Tucumán no se van a resolver sus problemas con la llegada mágica de las inversiones, sino a través de una inteligente acción del Estado. Uno de los factores que más inversiones atrae en el mundo, además de las riquezas naturales, es demostrar que uno tiene una enorme capacidad instalada de producir conocimiento, ciencia y tecnología. Tucumán la posee; tiene grupos que están al mejor nivel del mundo.

¿Cuáles serían esas acciones inteligentes?

El poder de compra del Estado debe dirigirse a poner en marcha todo el aparato productivo de Tucumán. Si hay que proveer a los comedores escolares, produzcamos la comida, las vitaminas, los refuerzos... Aprovechemos la capacidad instalada que está trabajando a media máquina o está parada. Y si no existe hay que crearla. Hay una enorme red de pequeños productores, de talleres que están en condiciones de responder a las demandas del Estado con una política de apoyo y de fomento. No de asistencialismo, sino de lo que se conoce como política de incubación, en la cual al emprendimiento se le da un tiempo para que crezca y se afiance; como todo pollito, después sale a caminar solo. No es una protección basada en subsidios o en prebendas. Se trata de decir: los medicamentos, los alimentos, la ropa que necesitamos; la maquinaria vial que hay que reparar, los produzcamos en Tucumán.

Se habla a menudo de transferir la tecnología al medio; se firman convenios, pero poco se concreta. ¿Cada sector trabaja en compartimentos estancos?

Aquí falta la voluntad de una convocatoria generosa y audaz del Gobierno que les diga a la Universidad, al Conicet, al Inta, a la Estación Experimental: “Señores, tengo estos problemas: los caminos, la contaminación, la basura, la energía, los medicamentos, los alimentos... Les doy plazo y dinero para que los resuelvan”. Todo eso se puede resolver. Tucumán cambia, en diez años es otro. Recuerdo que cuando se intentó limpiar el Riachuelo, María Julia Alsogaray trajo unos expertos cubanos para que la asesoraran. Y ellos le dijeron: “¿por qué no van a Tucumán?” Nosotros hemos estudiado en el Proimi cómo hacer esto. En el año 80 ya se sabía aquí cómo manejar el tema de la vinaza, de la contaminación... Los brasileños, muchos de los cuales han estudiado en Tucumán, han generado en su país cientos de plantas procesadoras; en Tucumán no se ha hecho una...

¿Es optimista, pese a todo?

No se puede entender que si tenemos una provincia que sigue produciendo excelentes músicos, pintores, poetas, científicos, ingenieros, maestros, Tucumán no pueda encontrar el rumbo que ha perdido.

Fuente: Gaceta de Tucumán.