Facultad de Ciencias Exactas y Naturales-UBA
  AÑO 15 - NÚMERO 525
  VIERNES, 6 DE MAYO DE 2005
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Educación a distancia

  Marta Mena, especialista en educación a distancia, presentó en la Feria del Libro de Buenos Aires “El diseño de proyectos de educación a distancia”, escrito junto con María Laura Diez y Lidia Rodríguez, y editado por La Crujía.

- ¿Cuál es la situación de la educación a distancia en la Argentina?

- Hay un buen desarrollo de la educación a distancia. Hace ya muchos años que algunas instituciones apostaron por este tipo de educación en distintos niveles. En este momento, en las universidades hay una explosión. Considero que no hay universidad que no esté desarrollando o que no esté pensando en desarrollar su oferta académica en la modalidad a distancia, ya sea a nivel de grado, de posgrado o de cursos de extensión. También hay un aumento en la capacitación que brindan las empresas, sobre todo en lo que se denomina “e-learning”.

- ¿Fue Argentina una suerte de vanguardia en América Latina en el planteo de estas modalidades?

- No especialmente. El continente tuvo desarrollos importantes en distintos países, como Venezuela, Costa Rica o Colombia… Esos estados tuvieron muy temprano universidades directamente pensadas en su totalidad en la modalidad a distancia. Esto ocurrió en la década del 70, cuando el cono sur estaba bajo regímenes militares y tenía dificultades para hacer este tipo de desarrollos que precisamente tienden a la democratización del acceso a la educación superior. En nuestros países, no hubo presencia de la modalidad -sobre todo en las universidades- hasta la década del 80, cuando se recupera la democracia. Dos ejemplos destacables son el Programa UBA XXI y la Facultad de Ciencias Económicas, ambas propuestas de la Universidad de Buenos Aires.

- ¿Qué tecnologías suponen estos tipos de propuestas educativas?

- Desde su surgimiento, la educación a distancia estuvo relacionada con las tecnologías. Los autores hablan de tres generaciones: la del material impreso, la del material audiovisual y la de la informática. La actual sería la tercera, que a su vez, recibió un impacto enorme a partir del año 2000 con las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICS), que permearon todos los estratos del sistema educativo. Al no tener la educación a distancia una relación directa con el alumno sino mediada, la tecnología se constituye en un eje principal.

- ¿Cómo incide esta fuerte presencia de la tecnología en países que tienen dificultades de índole económica, de marginalidad y de desarrollo social? ¿Es posible en estos contextos la educación a distancia?

- Sí, hay experiencia en distintos estratos sociales. Porque los programas tienen que adecuarse a las diferentes situaciones. Por ejemplo, planteando tecnologías accesibles o proponiendo el uso de las TICS pero con un fin comunitario. En muchas regiones desfavorecidas, se apunta a la utilización de centros tecnológicos comunitarios. En Perú, por ejemplo, esta modalidad recibió un gran desarrollo a través del uso de las cabinas de Internet, que son privadas pero que responden a pequeños emprendimientos a bajo costo. Esto permite conectividad en regiones que normalmente no tienen acceso a la red en sus hogares, lo que resuelve de una manera inteligente el problema con que se encuentran las personas sin posibilidad de equipamiento en sus casas.

- ¿En qué medida estas propuestas sustituyen al profesor?

- El lugar del docente siempre persiste. Lo que se hace es mutar su rol. De ser un portador de contenidos, pasa a volcar esos contenidos en distintos soportes. Él queda como acompañante, como orientador, como consejero del alumno, esperando su consulta o sus dificultades. Este cambio de rol es un elemento fundamental de la educación a distancia y es un trabajo que el profesor tiene que aprender cuando pasa de una modalidad a la otra. Es fundamental que el docente comprenda la naturaleza del cambio.

- ¿Hay disciplinas más adecuadas para el desarrollo de una propuesta a distancia o todas lo son?

- Hay campos más fáciles de desarrollar. Otros requieren de una interacción de tipo presencial que implica una suerte de mezcla de una y otra modalidad. Desde luego, hay áreas más proclives. Por ejemplo, en la enseñanza universitaria, el Derecho o las Ciencias Económicas… Pero no va a encontrar ninguna carrera de grado a distancia relacionada con la Medicina aunque cada día más se proponen carreras en los campos más variados. Nuevas tecnologías permiten que esto sea posible, como ocurre con las herramientas de simulación, que reemplazan ­algunas con ventajas­ lo que puede hacerse en la presencialidad.

- La educación a distancia a menudo se relaciona con personas que tienen altas competencias autogestivas. También, con aquellas que tienen un alto nivel adquisitivo, que les permite el acceso a las últimas tecnologías de la comunicación y de la información. ¿Piensa Ud. que son posibles propuestas que alcancen a todo el mundo? ¿Es la educación a distancia una propuesta para todos?

- El ideal de este tipo de educación es hacer realidad la educación permanente. Es decir: se busca una propuesta de calidad para todos. De hecho, muchos políticos la han usado como lema en sus campañas. Pero el diseño de los desarrollos tiene que tener en cuenta el diagnóstico de la situación y los destinatarios, es decir, quiénes son las personas que van a intervenir. Respecto de los jóvenes creo yo que hay una cierta limitación a tener en cuenta: esta es una modalidad más orientada a los adultos porque requiere de ciertos niveles de independencia. Los niños y los jóvenes ­a mi entender­ deberían socializarse primero, ir a la escuela, participar de situaciones de tipo presencial. En relación con las clases sociales, si uno va a usar entornos virtuales u otras herramientas sofisticadas, es posible que esos equipamientos no lleguen a todos. Pero tampoco ciertas clases sociales pueden acceder a instancias presenciales por sus costos. No hay que olvidar que muchas veces los desplazamientos para ir a los ámbitos educativos son más caros que la conexión a Internet. Si de esta conexión participa algún centro comunitario, el beneficio económico puede ser mayor. Lo que quiero decir es que no puede haber una respuesta universal del tipo “todos los pobres pueden acceder”. Dependerá de la voluntad política de llegar con una buena propuesta educativa a estas personas.

- Su nuevo libro, que escribió junto con Lidia Rodríguez y María Laura Diez, propone herramientas y estrategias concretas para diseñar proyectos de educación a distancia.

- En efecto. La propuesta tiene tres autoras porque tienes tres vertientes. La mía, que se relaciona con la educación a distancia, la de Rodríguez, que provee una vertiente fuertemente didáctica, y la vertiente antropológica, porque ­como ya expliqué­ es fundamental estudiar perfectamente los escenarios en los que estos diseños desean incluirse. Esta última es la vertiente que provee Diez, que es antropóloga. Se trata de un libro metodológico, que a su vez hace una visión general del panorama y de lo que hay que tener en cuenta para elaborar este tipo de diseños.

- ¿A qué lector se dirige?

- A los educadores en general, a los educadores a distancia, a los administradores, a los directivos de proyectos, a aquel al que la empresa le ha encargado diseñar o ser parte de un equipo de un programa a distancia…, es decir, a personas involucradas en instituciones de capacitación o educación que quieran desarrollar proyectos de educación a distancia.

Gentileza: Gacemail TEA Imagen Nro. 107. (www.gacemail.com.ar)

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