Facultad de Ciencias Exactas y Naturales-UBA
  AÑO 15 - NÚMERO 529
  VIERNES, 2 DE JUNIO DE 2005
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Bioinformática: Una nueva carrera

Pese a ser una disciplina científica estudiada desde hace un par de décadas en todo el mundo, la bioinformática o biología computacional, aparecerá por primera vez en el país como carrera de grado el año que viene en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER), donde ya confirmaron el lanzamiento desde la sede de Oro Verde, cerca de la ciudad de Paraná.

  Asociada desde sus comienzos a los programas de secuenciación y análisis de genomas de distintas especies, esta especialización se encarga de desentrañar y ordenar los datos biológicos ecológicos, sistemáticos y bioquímicos con el soporte principal de un programa o software.

  De acuerdo con las expectativas que ya manejan en esta casa de altos estudios donde hace 20 años nacía la primera opción de bioingeniería del país, la nueva carrera parece ser clave para uno de los desafíos más esperados del país: consolidarse como la nación con mayor producción y exportación de especies genéticamente modificadas (EGM).

  De hecho, bioinformática nacerá en 2006 con el visto bueno de la cartera educativa. Se trata de una opción universitaria considerada "prioritaria" porque lanzará al mercado profesionales demandados por los sectores más dinámicos de la economía, entre los que se pueden mencionar las industrias de base biotecnológica y de software y servicios informáticos.

  Al estar involucrada en los procesos de captura, almacenaje, análisis y distribución de la información, entre tantos otros puntos, la bioinformática es considerada hoy la responsable de haber cambiado los paradigmas de la biología.

  En general, los seres vivos son comprendidos en tanto sistemas o secuencias de nucleótidos en la secuencia de ADN. Como este conjunto de datos permiten determinar características de los seres, las ciencias biológicas se asemejan mucho más a una lógica informática que al formato como se entendían originalmente.

  De acuerdo con una interpretación de la UNER, la aparición de esta especialización modificó en parte el proceso que seguía hasta ahora la investigación científica: primero la observación, a partir de ahí el planteo de la hipótesis y luego la planificación de modelos experimentales que intentasen probar o rechazar esas hipótesis.

  En la actualidad, muchas de esas hipótesis son primero ensayadas desde un punto de vista estadístico mediante la simulación informática, lo que permite descartar variables de baja probabilidad de ocurrencia antes de pasar a la fase de experimentación.

  El bioingeniero César Martínez, un experto de la UNER en estos asuntos, aseguró que "el gran impulsor de esta rama de conocimiento es el proyecto Genoma Humano", responsable de haber abierto "camino a la alianza entre la informática y la bioquímica, en la búsqueda de información subyacente en una masa enorme de datos, como son las secuencias genéticas de ADN".

  La irrupción de la informática en la ciencia aporta según él tres herramientas básicas, quizás las llaves de este viraje experimentado en la forma de concebir la ciencia.

  Para el especialista consultado, una de las funciones de la informática más destacadas es el manejo de bases de datos: "no solamente la manipulación conocida a nivel de organización y búsquedas, sino también el procesamiento de imágenes microscópicas (segmentación y análisis)", apuntó.

  Asimismo, Martínez citó a la inteligencia artificial, en tanto "referida al conjunto de técnicas que implementan sistemas capaces de buscar patrones ocultos en las cadenas, encontrar relaciones entre medidas, hacer predicciones a partir de los datos conocidos, y clasificar patrones de manera automática".

  Por otro lado, indicó como aporte el trabajo de la modelización. "Hoy es posible simular en la computadora las condiciones de microclimas (muy útiles para modelos ecológicos), comportamiento de organismos en diversas condiciones (genómica poblacional), entre otros y diseñar sistemas en consecuencia", aportó el catedrático.

  Por su parte, el secretario académico de la Facultad de Ingeniería, Víctor Casco, consideró que "esta disciplina está llamada a tener implicaciones diversas en áreas tan disímiles como la inteligencia artificial, la robótica y fundamentalmente el análisis de genomas y proteomas, donde en ese contexto originalmente abarcó a la manipulación computacional y el análisis de datos de secuencias de moléculas biológicas (ADN, ARN y Proteínas)".

  Sin embargo, el profesor sostuvo también que "a la vista de la rápida y reciente acumulación de estructuras de proteínas disponibles, el término tiende a emplearse abarcando también a la manipulación y análisis de datos de estructuras tridimensionales".

  Si bien el primer impacto de la bioinformática fue en la industria farmacéutica, se prevé que esta disciplina también será clave en otras áreas médicas como la epidemiología, la genética, la investigación clínica y la toma de decisiones en salud, a través de tecnologías como los biochips.

  Además de estos campos, la especialización cobra un rol protagónico en los estudios de sistemática, ecología, agroecología y evolución. Según la UNER, las mayores expectativas están puestas en la consolidación del país como productor y exportador de especies genéticamente modificadas (EGM).

  "Si además de producirlas, se estudiara el desarrollo de nuevas EGM teniendo en cuenta variables de especies autóctonas o nuestra biodiversidad, se provocaría un cambio estratégico de nuestro país en relación con estas nuevas tecnologías", destacó la institución en un informe publicado por la revista virtual Biociencias.

  "El campo laboral, hoy por hoy, tiene dos rumbos", sintetizó Martínez: "integrarse al trabajo en empresas farmacéuticas (en el diseño de drogas y medicamentos nuevos), empresas agroindustriales, diseño de software para visualización de datos o bien entrar al ámbito científico como investigador y hacer crecer esta disciplina desde la universidad, institutos de investigación u otros, avanzando sobre el estado del conocimiento".

  Según dio a conocer este profesor entrerriano, la Argentina es hoy uno de los más ricos en especies genéticas agrícolas y ahora un profesional del área de bioinformática incluso puede colaborar en el diseño de nuevas especies con resistencia a plagas, por citar uno de los tantos desarrollos que permite la nueva carrera.

  Para la UNER, el egresado se ubicaría en un nicho que no cubren ni los expertos informáticos que conocen sólo de sistemas administrativos, no los biólogos, bioquímicos o biotecnólogos, orientados en general hacia aspectos anátomo-funcionales y clínicos de los seres vivos.

Fuente: Prensa-UNER.

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