En la ciudad de Santa Fe se inauguró el pasado mes de mayo un barrio construido con tecnología de la Facultad Regional Santa Fe de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN). Ubicado en la zona noroeste de la capital provincial, el barrio La Nueva Tablada está compuesto por 65 viviendas para las familias que perdieron sus hogares con la inundación del río Salado en 2003. Las casas fueron edificadas por sus nuevos residentes, nucleados en una cooperativa donde todos los integrantes de las familias seleccionadas colaboraron en la construcción de cada casa. Mientras que el Centro de Investigación y Desarrollo para la Construcción de la Vivienda (CECOVI) de la UTN se encargó del asesoramiento y la transferencia de tecnología, el diseño de la unidad habitacional y la capacitación de las personas, el financiamiento provino de la Agencia Adventista de Desarrollos y Recursos Asistenciales (ADRA). También colaboraron la gobernación y el municipio de la ciudad de Santa Fe. Sobre las obras, el ingeniero Ariel González, representante del Área de Tecnología y Hábitat del CECOVI, dijo que "actualmente, hay personas del barrio que están capacitadas para construir viviendas por sí mismas con la tecnología provista por nuestra Universidad, con lo cual no s o es la vivienda lo que les queda, sino también una capacitación que la gente podrá aprovechar en otro proyecto o circunstancia". Entrevistado por Prensa de la UTN Santa Fe, González destacó que "como resultado final, no solo tenemos 65 viviendas, sino que se creó un grupo de gente que está comenzando a formar un barrio, pero no bajo la premisa ‘vamos a vivir juntos en el mismo lugar’ sino bajo el lema ‘todos hicimos este lugar’. "Una cosa que me llamó la atención y me puso contento –destacó González-, fue que en el momento de la inauguración no hablamos a un grupo de gente anónima sino que era un barrio consolidándose y había una gran voluntad de seguir haciendo las cosas juntos para crecer. A lo largo de todo el proyecto, hubo un recorrido en conjunto que le dio a la gente una característica más profunda que la de simplemente pensar en que tienen lotes, infraestructura, servicios y vivienda. Ahora ellos pueden decir que ‘tienen ciudadanía’. Las casas del nuevo barrio tienen 36 metros cuadrados y fueron armadas sobre una platea de hormigón con un cerco perimetral de vigas. Luego se plantaron los esquineros, los bloques de ladrillos y, por último, el capuchón de chapa (que es el techo) y las aberturas. Las puertas son de madera y las ventanas tienen seis cuadros de vidrios y nervaduras de hormigón. También se armó lo que los técnicos definen como una ‘araña sanitaria’, que es el sistema de desagües.
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