Si todo sale de acuerdo a lo previsto, en un mes Mendoza contará con el centro de estudios sismo-resistentes más grande de Sudamérica. Como su nombre lo indica, el Instituto de Mecánica Estructural y Riesgo Sísmico (Imeris) permitirá realizar simulaciones a escala pequeña y natural, para comprobar la capacidad de resistencia de materiales que luego serán utilizados en viviendas y edificios públicos. Por Zulema Usach (*) El proyecto ha venido evolucionando desde 1997, cuando lo inició un grupo de científicos de la Universidad Nacional de Cuyo, y la construcción se encuentra en su tramo final. Carlos Llopiz, director del Imeris, dijo que el edificio estaría terminado "entre fines de julio y principios de agosto". A partir de esa fecha, el espacio -ubicado en la facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Cuyo- servirá como ámbito de intercambio y perfeccionamiento tecnológico destinado a prevención sísmica. Uno de los objetivos a cumplir a corto plazo es simular movimientos telúricos para comprobar la resistencia de columnas, vigas y muros. Sismos a escala Esos estudios se cumplirán en el laboratorio de ensayos sísmicos, diseñado especialmente para soportar cargas energéticas de distinta intensidad, propiciadas en forma artificial. La estructura que soportará las simulaciones puede compararse a una gran pared -de ocho metros de alto y 13 de ancho- que se une al piso en forma de 'L'. Sobre el costado vertical de esa gran pieza, denominado muro reactivo, se aplicarán fuerzas de diferente magnitud que 'sacudirán' el elemento o construcción receptor de la tensión. A su vez, éste será sujetado a una losa (que permanecerá en forma horizontal), que fijará sus cimientos. Para eso la estructura de hormigón armado y pos tensado con cables de acero cuenta con numerosos orificios o grillas de sujeción. Así, en el laboratorio se efectuarán mediciones cuyos tamaños irán desde la escala natural hasta maquetas tipo miniatura. Según explicó Llopiz -quien trabajó en esta iniciativa junto al investigador y profesor de ingeniería estructural Francisco Crisafulli- esto permitirá efectuar varios ensayos al mismo tiempo. Además, el Imeris incluye la utilización de herramientas de medición de última tecnología para ensayos piloto. Entre los elementos destinados a medir, registrar y captar la respuesta de materiales y estructuras ante posibles 'sacudones' se encuentran un acelerógrafo, un equipo de adquisición de datos y 12 acelerómetros. Financiación Ese instrumental fue adquirido por la facultad de Ingeniería a través de un subsidio de 330 mil pesos, compartido con otras universidades y otorgado por la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica durante el año pasado. Por su parte, la UNCuyo invirtió un millón y medio de pesos para construir el Imeris, que además incluye otro edificio de mil metros cuadrados que sería edificado durante este año. De acuerdo a Daniel Ambrosini, otro de los científicos impulsores del proyecto antisísmico, en los próximos meses se espera la llegada del resto de los elementos destinados a mediciones. Para prevenir La importancia de investigar y mejorar la calidad de las construcciones no es menor. De acuerdo al último relevamiento que realizó el Instituto Nacional de Prevención Sísmica (Inpres, con sede en San Juan) en 1991, en el Gran Mendoza el 33 por ciento de las viviendas y edificios no cumplía con los códigos antisísmicos. Si bien no existe un estudio actualizado de las condiciones de los edificios locales, es posible advertir que, junto con San Juan, Mendoza es la provincia con mayor riesgo de padecer temblores, dadas sus condiciones geológicas. Por ello, la prevención es el objetivo fundamental por el que abogan los investigadores de la UNCuyo. Servicios a empresas y profesionales Una vez que el Imeris funcione, las empresas constructoras podrán utilizar sus instalaciones -pagando un monto a convenir- a fin de constatar la calidad de los materiales destinados a obra pública. "Uno de los objetivos del Imeris es que las empresas cuenten con medios necesarios para estudiar analítica y experimentalmente los materiales", explicó Llopiz. Pero contar con los recursos materiales es sólo una parte del plan general. De acuerdo a lo expresado por Crisafulli, la apuesta también se basa en el perfeccionamiento de alumnos y egresados que cursan carreras de posgrado. Incluso está previsto el intercambio con universidades dentro y fuera del país, así como locales, entre ellas la UTN (Universidad Tecnológica Nacional). A imagen de un centro californiano La idea de construir un edificio destinado a simulaciones sísmicas para controlar la calidad de los materiales y estructuras utilizados en la construcción de edificios -como escuelas, viviendas y hospitales- surgió de los investigadores y docentes de la UNCuyo Carlos Llopiz y Francisco Crisafulli. A partir de la experiencia que Llopiz logró en la Universidad de San Diego, en California, EEUU, fue posible diseñar una estructura similar a la existente en el laboratorio Charles Lee Powel. Si bien el Imeris cuenta con dimensiones menores a su par del norte (3.000 metros cuadrados) los propulsores de la iniciativa estiman que una vez concluido, será el más adecuado y amplio en Sudamérica. Las áreas en las que trabajarán científicos y estudiantes serán geotecnia, ensayos de hormigón y materiales especiales. También se cumplirán estudios de geología, sismología y modelación y análisis de las estructuras. A su vez, estas especialidades se desarrollarán sobre cinco niveles: planta baja, subsuelo y tres pisos. El subsuelo estará destinado a depositar materiales, a la vez que servirá de acceso a la parte inferior del laboratorio. Por su parte, en la planta baja funcionará el sistema de adquisición de datos y se fabricarán los elementos a ensayar. Eso será posible mediante el dictado de talleres. "Queremos que los alumnos aprendan a fabricar hormigón y que experimenten ellos mismos su resistencia", explicó Llopiz. En el primer piso, estará las aulas destinadas a cursos superiores de la carrera de Ingeniería Civil. De este modo, los alumnos estarán en contacto con el laboratorio para realizar allí sus prácticas. En el segundo piso se ubicarán los gabinetes destinados a alumnos y profesores, mientras que en el tercero estarán abiertas las oficinas en las que se desarrollarán las áreas mencionadas. Además, el edificio del Parque cuenta con rampas para discapacitados, buffet, sanitarios y una amplia vista a la montaña. (*) CRICYT - Mendoza. Diario Los Andes
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