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19 de junio de 2001 Eduardo Gros El fallecimiento de Eduardo G. Gros, profesor consulto de esta Facultad y presidente de la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, acaecido a los 70 años, priva al país de quien fue, en la segunda mitad del siglo XX, una autoridad en química orgánica, comparable con lo que significó, en décadas anteriores, otro gran maestro, Venancio Deulofeu, fallecido en 1984. Nacido en Buenos Aires en 1931, Gros se licenció en Química en la UBA en 1957 y se doctoró en 1960. Por sus méritos, obtuvo las becas de la Fundación Albert Einstein, de los laboratorios Squibb y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), organismo en el que ingresó en 1965 y alcanzó la categoría máxima de investigador superior. A partir de 1975 dirigió el departamento de Química Orgánica de esta Facultad hasta su jubilación. Era profesor titular consulto de esta casa, donde se lo apreciaba y respetaba. Gros era un investigador de primer nivel, un trabajador obsesivo, de inteligencia poco común y de honestidad intelectual a toda prueba. También, una persona sensible, atenta a resolver los problemas generados a los profesionales por la falta de trabajo. Estimuló la vocación científica de muchos jóvenes al dirigir sus tesis doctorales. Realizó valiosos trabajos científicos, entre otros temas, sobre los hidratos de carbono y la biosíntesis de productos naturales. En 1977 obtuvo el premio Enrique Herrero Ducloux, de la Academia, a la que se incorporó en 1985 y que presidía cuando se produjo su fallecimiento. En 1983 recibió el Premio Konex de Platino en química orgánica. La Asociación Química Argentina le concedió el premio Venancio Deulofeu, y obtuvo otras distinciones por su trayectoria. Entre ellas, el Premio Dr. Jorge E. Varela, de la Asociación Argentina de Biología y Medicina Nuclear, en 1983. Gros fundó y dirigió durante más de dos décadas una unidad de investigación, Umymfor, que desarrolló estudios de primer nivel. |