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21 de agosto de 2001
Convenio:
La Almeja amarilla: un recurso en peligro
Por Susana Gallardo (CyT-FCEyN)
El estado de la población de la almeja amarilla en las playas bonaerenses
es crítica. Sin embargo es un poco mejor que en los últimos cuatro años, luego de la
gran mortandad que se produjo en 1995. "Han aparecido en las playas más individuos
juveniles. Si éstos logran crecer y reproducirse
normamente, es posible que pueda revertirse la tendencia declinante", señala el
doctor Jose Dadon, profesor de la Facultad de Ciencias Exactas y Natural de la UBA. De
hecho, la población actual representa menos del 10% de la existente antes de la mortandad
masiva del 95. Dadon subraya que "resulta de crucial importancia la colaboración de
la población para impedir la extracción furtiva de almejas, la remoción de arena y
conchilla de la playa, así como la circulación de vehículos por esa zona de la
playa".
La investigación que está llevando a cabo Dadon forma parte de un convenio de asistencia
técnica firmado entre la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA y el
Municipio de la Costa con el fin de realizar un control permanente del estado de la almeja
amarilla en las playas del Municipio, analizar los principales factores que afectan a
dicho recurso y proponer recomendaciones tendientes a preservarlo.
La almeja amarilla (Mesodesma mactroides) ha constituido uno de los recursos
malacológicos más importantes de la Argentina. Se explotó comercialmente en forma
masiva entre 1940 y 1958, año en que la sobrepesca de este molusco causó un colapso que
obligó a decretar la veda total para su extracción comercial. A partir de ese momento se
permitió sólo la extracción turística.
En la década de 1950, sin embargo, todas las playas entre Santa Teresita y Mar Chiquita
presentaban bancos de gran riqueza en almejas. En 1968, seguía siendo muy abundante en
las playas, con una densidad media superior a los 500 individuos por metro cuadrado. En
Mar del Tuyú, sin embargo, la densidad era superior a los 900 individuos por metro
cuadrado.
Pero, en 1995 se registró un fenómeno de mortandad masiva de la almeja amarilla en toda
la provincia de Buenos Aires, luego de que se observaran fenómenos similares en Brasil y
Uruguay. Se estableció así la veda total, por una resolución de la Dirección de Pesca
Provincial, en noviembre de 1996.
Almeja: un nombre para muchas especies
Almeja es el nombre común de muchas especies de bivalvos, sobre todo de los que son
comestibles y se entierran en la arena o el barro por medio de un pie musculoso en forma
de hacha. La almeja amarilla de las costas bonaerenses es una de las muchas especies de
almejas que habitan en el país, como la almeja parda, la purpúrea, así como la almeja
rayada, que en Brasil se denomina barbigao, y en Chile, taca. Las taquillas, parecidas a
esta última, se encuentran desde Perú hasta el estrecho de Magallanes. Más al sur, y en
litoral atlántico, se localiza la almejita de Gay, en la
Patagonia y hasta las islas Malvinas.
Las almejas son uno de los mariscos más populares, y se consumen en todo el mundo.
Llamadas moluscos bivalvos por las dos valvas que protegen su cuerpo, estos pequeños
animales filtrantes viven en áreas intermareales de todo el mundo. Sus poderosos
músculos internos permiten al animal protegerse de muchos depredadores manteniendo las
valvas cerradas. Los prominentes anillos de crecimiento de la valva son útiles para
determinar su edad.
Los bivalvos pertenecen a la clase Bivalvia (también llamada Pelecípodos). Se conocen
más de 6 mil especies, incluyendo algunas tan conocidas como la almeja, el berberecho, el
mejillón, la ostra, y la vieira. Todos son acuáticos, y la mayoría son marinos, pero
las formas de agua dulce también son comunes. Su longitud varía desde 1 hasta 10
centímetros, pero la almeja tropical gigante alcanza 1 metro y 35
centímetros, y puede llegar a los 200 kilogramos de peso.
Los bivalvos no poseen una cabeza diferenciada, pero en un extremo de la cavidad del manto
tienen una boca, y detrás de ésta se encuentra un pie empleado para la locomoción. El
pie puede también segregar un manojo de fibras que el animal emplea para fijarse en un
lugar determinado, por ejemplo una roca. El animal se alimenta mediante un par de
branquias, situadas en su parte trasera, capturando pequeñas partículas suspendidas en
el agua. Presenta dos tubos, llamados sifones, que absorben y expelen agua y un sistema
nervioso sencillo. Este diseño corporal básico presenta
diversas modificaciones. Las ostras se fijan, por una valva, en forma permanente sobre un
sustrato. Los mejillones se fijan al sustrato por medio de una especie de pie. Algunos
bivalvos se entierran profundamente en la arena o el barro. Los que así lo hacen tienen a
menudo largos sifones.
Recolección de datos
Dadón, junto con los licenciados Graciela Chiappini y Adrián Marozzi, y los
estudiantes Juan Manuel Cruces y Mabel Salinas, efectúan campañas de recolección de
datos en el Partido de La Costa, tres veces al año, en primavera, verano y otoño. En
invierno, la almeja amarilla desaparece de la zona intermareal debido a que migra a la
zona submareal, donde permanece hasta la primavera.
El investigador comenta que, si bien la tasa de crecimiento observada en estos años
muestra un leve aumento, la estructura de la población es diferente de la encontrada
hasta 1995. Antes, las poblaciones estaban constituidas por adultos de distintas edades,
juveniles,y los denominados "reclutas" que son los juveniles más pequeños, que
tienen entre 1 y 2 milímetros de diámetro.
En la actualidad, en cambio, la población está formada por individuos de la misma edad,
o tamaño, y ya no se observan distintas edades coexistiendo en forma simultánea. La
densidad, tanto de los juveniles más pequeños, como de las almejas de tallas comerciales
(mayores de 60 milímetros), es baja.
La almeja amarilla alcanza los 4 centímetros de diámetro al año de vida, y es en esa
época en que empieza a reproducirse. Viven hasta los ocho años, con un tamaño máximo
aproximado de 8 a 9 centrímetros. Se reproducen en primavera y otoño, época en que
ponen millones de huevos, que se desarrollan en larvas planctónicas (que flotan en el
agua).
¿Por qué ya no se observan almejas de mayor tamaño? Éstas son extraídas por los
turistas para el consumo, o para ser empleadas como carnada. "En el verano de 2000 y
del 2001 se encontraron adultos de considerable tamaño en las playas de San Bernardo, Mar
de Ajó, y Las Toninas, lo cual implica que podemos tener esperanzas en que la
recuperación natural de la almeja sea posible", comenta Dadón, y agrega que
el problema es que cada pequeño repunte no prospera porque los turistas enseguida las
extraen.
"Por experiencia personal -relata el investigador-, los turistas reaccionan de modo
muy diferente a la sugerencia de no extraer almejas: o cumplen el pedido, inmediatamente,
disculpándose y transformándose en defensores de la recuperación de la almeja, o bien,
discuten hasta el cansancio, aduciendo que no hay carteles, y que ellos no saben nada. La
acción individual en este caso es muy desgastante e ineficaz".
Sin embargo, la mayoría de los turistas considera que la almeja amarilla es parte de sus
vacaciones. El molusco tiene un gran valor turístico, anecdótico y simbólico.
"Falta una campaña muy fuerte de información al turista, en la que deberían ayudar
tanto las autoridades municipales y provinciales como los pobladores residentes en la
zona",
enfatiza.
Para el investigador sería suficiente con una campaña sencilla y barata, que consistiera
en apelar al turista mediante un folleto con las recomendaciones mínimas, el cual se
podría repartir en la estación terminal de Retiro, y en las estaciones de peaje.
Contando almejas
Los investigadores expresan la densidad de población de las almejas en individuos por
metro lineal de playa, e incluyen a todos los individuos presentes en un área de un metro
de playa, en sentido paralelo a la línea de la costa, por el ancho de la playa, desde la
línea de bajamar hasta el pie del médano. Las almejas, luego de relevadas y medidas, son
devueltas al mar.
La densidad media observada en el otoño de 2001 fue de 60 individuos por metro. Esto
representa un aumento respecto de los últimos años, pero el grueso de la población se
encontraba formado por individuos inmaduros, de talla muy pequeña. Debido a la presencia
de estos juveniles, puede inferirse que aún existen individuos reproductivos en el área,
aunque su densidad se encuentra por debajo de la mínima detectable.
Las actividades que afectan el recurso incluyen no sólo la extracción furtiva sino
también la involuntaria e indirecta, por ejemplo cuando se extrae arena o conchilla para
ser utilizada para la construcción, lo cual afecta a las almejas más pequeñas. Y un
factor perjudicial es la circulación de vehículos. Por ello Dadon insiste en la
necesidad de lograr la colaboración de residentes y turistas en la preservación de este
recurso.
Almejas, almejas..
Las almejas comprenden múltiples especies como la llamada almeja fina europea con las
valvas de color blancuzco, grisáceo o amarillento y muy apreciada por su carne. Es
frecuente en el Mediterráneo, Atlántico y mar del Norte donde se entierra en la arena y
asoma los sifones encima de la superficie. La almeja rosada es muy apreciada en
Latinoamérica.
La almeja dura, cuya envoltura es gruesa, pesada y de forma acorazonada,
era llamada quahog por los pueblos indígenas americanos. Vive en aguas costeras desde el
golfo de San Lorenzo hasta el golfo de México. Debido a que esta especie no se entierra
de forma profunda, es posible recogerla rastrillando el fondo marino después de la marca
de bajamar.
La almeja gigante, que vive en los arrecifes coralinos de los océanos
Pacífico e Índico, a gran profundidad, es el mayor de los moluscos existentes; puede
llegar a pesar cerca de 230 kilos y dar hasta 9 kilos de carne comestible.
Por su parte, la almeja pismo, que se localiza en Baja California,
México, llega a medir hasta 12 centímetros de diámetro y es muy parecida a la almeja
triangular de Argentina. La más conocida en México es la llamada almeja de Zinuatanejo,
que corresponde a varias especies del género Chione.
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