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Viernes 13 de octubre de 2006 Una droga fue altamente efectiva y segura cuando se utilizó en perros, un modelo animal muy parecido al humano. Por Gabriel Stekolschik (*) Descripta hace casi un siglo por el neurocirujano estadounidense Harvey Cushing, la enfermedad que hoy lleva su nombre es ocasionada por la producción excesiva de una hormona, la adenocorticotrofina (ACTH), generalmente a causa de un tumor en la glándula hipófisis. Por razones que todavía se desconocen, la patología es más frecuente en las mujeres, en las que produce un sinnúmero de trastornos, como obesidad, alteraciones menstruales, hipertensión arterial, hirsutismo (crecimiento excesivo de vello en lugares no habituales), o la característica cara redonda "de luna llena". Hasta la fecha, y debido a que ningún medicamento por sí sólo ha probado ser eficaz para tratar la enfermedad, la terapia de elección es la extirpación quirúrgica del tumor. No obstante, la cirugía apenas resuelve poco más del 70% de los casos y, a largo plazo, la tasa de recurrencia es alta. Ahora, un equipo de investigadores de la Universidad de Buenos Aires parece haber hallado una alternativa efectiva. Un trabajo publicado en la última edición de la prestigiosa revista científica Endocrinology demuestra que el ácido retinoico, un derivado de la vitamina A, curaría la enfermedad de Cushing en el perro. "A dos años de terminado el tratamiento, ninguno de los animales volvió a tener la enfermedad", señala el doctor Víctor Castillo, coordinador del Servicio de Endocrinología y profesor de la Facultad de Ciencias Veterinarias, uno de los autores del estudio. "Nosotros estamos seguros de que también va a funcionar en seres humanos porque en ambos modelos la patología es muy parecida", afirma el doctor Eduardo Arzt, profesor de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FCEyN) e investigador del Conicet, otro de los autores del trabajo. Trabajo en equipo Todo comenzó en el año 2001, cuando los científicos del Laboratorio de Fisiología y Biología Molecular de la FCEyN, dirigidos por Eduardo Arzt, junto con investigadores de Alemania e Italia, demostraron que el ácido retinoico prevenía la enfermedad de Cushing en ratones. "Ahí me llama Víctor Castillo, a quien no conocía, y me explica que los perros tienen una incidencia de Cushing muy grande, cosa que yo no sabía, y me propone probar la droga en esos animales", recuerda Arzt. Del dicho al hecho debió pasar algún tiempo, destinado a la ardua y habitual tarea de conseguir los fondos necesarios -que fueron provistos por la UBA, el Conicet y la Agencia Nacional de Promoción Científica-, el ácido retinoico -que fue suministrado por un laboratorio farmacéutico-, y a diseñar y aprobar el protocolo de la investigación. "En el diseño colaboraron dos médicos -un inglés y un alemán- que son expertos mundiales en la enfermedad de Cushing humana", remarca Arzt como prueba del interés que despierta en la medicina esta línea de trabajo. "Lo que proponemos en un principio es que se administre ácido retinoico a los pacientes que pasaron por la cirugía para evitar que el tumor reaparezca", completa. Por ahora, el largo camino recorrido muestra resultados más que promisorios para el mejor amigo del hombre: "No sólo no hubo recurrencia de la enfermedad sino que, además, no hubo efectos adversos, y las hembras han vuelto a tener celo", se entusiasma Castillo. En las boticas El ácido retinoico es un producto que se expende en las farmacias con receta médica, pues está aprobado para uso dermatológico en seres humanos. Se emplea para la prevención y el tratamiento del acné y del fotoenvejecimiento cutáneo. De igual manera, los veterinarios suelen indicarlo para el tratamiento de la seborrea del perro. Pero el hecho de que una droga esté aprobada para un uso determinado no autoriza a utilizarla para otro diferente. En otras palabras, si se quisiera utilizar al ácido retinoico para el tratamiento de la enfermedad de Cushing sería imprescindible efectuar los estudios clínicos correspondientes. De lo contrario, ningún médico podrá recetarlo para un fin distinto que el dermatológico. "El problema es que el costo de hacer los estudios clínicos es muy elevado, y como la incidencia de Cushing en los seres humanos es relativamente baja, difícilmente algún laboratorio farmacéutico esté interesado en invertir en eso", explica el doctor Arzt. Entretanto, los pichichos ya disponen de un tratamiento seguro y efectivo. (*) Centro de Divulgación Científica - SEGB - FCEyN. Nota publicada en La Nación el 13 de octubre de 2006.
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