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Jueves 12 de abril de 2007 La Biblioteca Central de la Facultad, está desarrollando un proyecto con el objeto de delinear estrategias destinadas a preservar la información en formato digital. Esta iniciativa, la primera que se lleva a cabo en nuestro país, aborda un problema que preocupa a instituciones de todo el mundo: cómo evitar que el patrimonio digital de la humanidad se pierda para la posteridad. Por Gabriel Rocca (*)
Una nueva amenaza producto del desarrollo tecnológico, se cierne sobre la humanidad. "El patrimonio digital del mundo corre el peligro de perderse para las futuras generaciones. Dado que la evolución de la tecnología digital ha sido tan rápida, los gobiernos e instituciones no han podido elaborar estrategias de conservación oportunas y bien fundamentadas. No se ha comprendido en toda su magnitud el riesgo que pesa sobre el potencial económico, social, intelectual y cultural que encierra este patrimonio, sobre el cual se edifica el porvenir". Con estas palabras contundentes la UNESCO publicó en octubre de 2003 la Carta sobre la preservación del patrimonio digital, mediante la cual instaba a todos los Estados a tomar medidas para salvaguardar este tesoro. "A menos que se haga frente a los peligros actuales, el patrimonio digital desaparecerá rápida e ineluctablemente", sostiene el documento. En las últimas décadas el creciente empleo de la informática ha originado un importante volumen de materiales digitales. Pero su conservación enfrenta una serie de novedosos desafíos. "Antes, cuando sólo había materiales analógicos como el papel o el libro, el objetivo que tenía la preservación era evitar su degradación. Pero nadie dudaba de que podrían leerse mucho tiempo después. El inconveniente con lo digital es que por más que podamos preservar el soporte por un tiempo largo, no sabemos si lo vamos a poder leer en el futuro", explica Martín Williman, a cargo del proyecto Biblioteca Digital, y detalla, "en objetos digitales preservar significa mantener el acceso. Yo podría tener un archivo indefinidamente, el problema es que puedo perder su acceso en poco tiempo". Los objetos digitales pueden ser textos, bases de datos, imágenes fijas o en movimiento, grabaciones sonoras, material gráfico, programas informáticos o páginas Web. Pueden generarse directamente en formato digital o se convertirse a partir de material analógico ya existente. "Todos ellos tienen hoy un problema común, mientras por un lado casi toda la información se produce y se difunde de esta manera, todos estos objetos son absolutamente dependientes de la tecnología. Dependientes en un sentido complejo, porque son dependientes del soporte físico en el que están almacenados y de los programas con los que fueron creados", señala Ana Sanllorenti, directora de la Biblioteca Central de la Facultad, y agrega, "el tema es que con esta rápida evolución tecnológica ya ha sucedido que la nueva versión de un programa, no puede leer bien un objeto que fue creado con ese mismo programa siete u ocho años atrás". Si bien el desarrollo de la informática ha revolucionado los procedimientos del mundo analógico en cuanto a la producción, organización, circulación y almacenamiento del conocimiento, permitiendo, por ejemplo, su conservación mediante memorias cada vez más poderosas y baratas, su contracara es que, hoy por hoy, no tenemos ninguna seguridad de que podamos seguir leyéndolos en apenas una década. "Esto es muy grave porque si bien hay una parte de los documentos que tenemos en las bibliotecas que cuentan con una versión en papel y una digital, cada vez más frecuentemente se producen artículos directamente en formato digital y no tienen ningún respaldo en papel. ¿Qué vamos a hacer con eso?", se pregunta con preocupación Sanllorenti. En el mundo el tema empezó a ser visto con preocupación desde fines del siglo XX y en la actualidad en Estados Unidos, Europa, Australia y Nueva Zelanda, existen programas específicos que están ocupándose del problema. En nuestro país en cambio no existe ninguna iniciativa que se proponga encarar esta cuestión desde un punto de vista institucional. Frente a esta situación la Biblioteca elaboró un proyecto que se propone explorar el problema y delinear estrategias referidas a la preservación del conocimiento en formato digital en bibliotecas de nuestro país. "Lo que hicimos fue diseñar un proyecto abierto, del que participan unas 22 instituciones públicas y privadas, con algunas etapas de capacitación y talleres en los cuales podamos hacer un diagnóstico de lo que pasa en cada una ellas, comparar las situaciones y luego elaborar estrategias de preservación. Habrá estrategias particulares pero también sacaremos algunos estándares y recomendaciones generales. Todo esto lo vamos a poner a disposición pública en la web de la Biblioteca. El proyecto termina con el armado un plan piloto para objetos digitalizados para el Archivo de Historia de la Facultad. Será como aplicar todo este conjunto de estrategias arrancando casi desde cero en un producto particular y ver cómo funciona", afirma Sanllorenti. Para Sanllorenti lo fundamental es desarrollar una conciencia institucional ya que en este tema, si no se sostienen los procedimientos y se asignan recursos de modo permanente en el tiempo, el esfuerzo va a quedar en el camino. La Facultad ha dado el apoyo necesario para este proyecto y estimula el desarrollo de este tipo de iniciativas. Sin dudas preservar la memoria digital requiere conciencia y persistencia, finalizó. (*) Oficina de Prensa - SEGB - FCEyN.
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ÁREA
DE MEDIOS DE COMUNICACIÓN
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