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Lunes 30 de abril de 2007

Cáncer de piel
Inhiben, en ratones, el desarrollo de melanomas

Las células de melanoma producen una sustancia que atrae a macrófagos. Estos, a su vez, favorecen la producción de nuevos vasos sanguíneos para abastecer al tumor. Si se bloquea la sustancia, o se inhiben los macrófagos, el tumor no crece. Lo probaron en ratones.

Por Susana Gallardo (*)


Rosa Wainstok y Silvina Gazzaniga.

  Se sabe que ciertos tumores hacen gala de estrategias para burlar las defensas del organismo y así poder crecer y expandirse sin obstáculos. Ahora, un equipo de investigadores argentinos aporta un nuevo dato: el melanoma, el más agresivo de los tumores de piel, fabrica una sustancia que favorece la creación de nuevos vasos sanguíneos, imprescindibles para el desarrollo tumoral. Probaron en ratones que, si se bloquea esa sustancia, los tumores no crecen. Los resultados se publican en un próximo número de la prestigiosa revista Journal of Investigative Dermatology.

  "Sabíamos que las células del melanoma producen una proteína, una citoquina, que tiene la particularidad de atraer hacia el tumor a los macrófagos, que son células del sistema inmune", relata la doctora Rosa Wainstok, profesora en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA e investigadora del Conicet. La citoquina en cuestión se conoce como MCP1, sigla que en inglés significa, precisamente, factor quimioatractante de macrófagos.

  En tejidos normales, esta quimioquina se expresa sólo en situaciones de inflamación aguda, y luego desaparece. En cambio, en la mayoría de los melanomas humanos se expresa en forma constitutiva, y su efecto es atraer a los macrófagos al sitio del tumor. Una vez allí, esos macrófagos son adoctrinados por las células tumorales para que liberen sustancias que favorecen la producción de nuevos vasos sanguíneos (angiogénesis), encargados de abastecer de oxígeno y nutrientes al tumor. Sin esos víveres, éste no puede desarrollarse.

  Los investigadores, en un estudio previo, habían analizado 50 biopsias de melanomas metastásicos humanos, y habían observado que todos expresaban la quimioquina. Ante estos resultados, se preguntaron qué pasaría si bloqueaban la producción de MCP1, o si disminuían la llegada de los macrófagos al tumor. Para responder la pregunta, trabajaron con células de melanoma humano, y las inyectaron en ratones inmunodeficientes -carecen de la glándula del timo, y se los conoce como "nude"-. Estos animales desarrollaron el tumor humano. El paso siguiente consistió en estudiar las diferencias entre los tumores que expresaban la quimioquina MCP1, y aquéllos que no la expresaban.

  "Nuestro objetivo era determinar si MCP1 beneficiaba el desarrollo del tumor, o impedía su crecimiento", acota la doctora Silvina Gazzaniga, primera autora del trabajo mencionado y docente en el Departamento de Química Biológica de la FCEyN. En el estudio participaron también el doctor José Mordoh, investigador del Conicet y del Instituto Leloir, y la doctora Inés Bravo, Jefa de Patología Molecular del Hospital Eva Perón.

  Los investigadores desarrollaron un modelo experimental que semeja lo que ocurre en humanos. Utilizaron una línea de células tumorales que no expresaban MCP1 y las transformaron, por ingeniería genética, para que expresaran la quimioquina. "Cuando estas células expresaban MCP1, el tumor crecía mucho más que en el caso de las células que no la expresaban", afirma Wainstok.

  Luego, inyectaron en algunos animales determinadas drogas para reducir o eliminar MCP1, y, en otros, fármacos para disminuir la población de macrófagos. "En ambos casos, el tumor creció en menor medida", confirma Gazzaniga.

  Lo importante fue que los tumores que expresaban MCP1 estaban más vascularizados y crecían mucho más que aquellos que no expresaban esa sustancia. "Así pudimos determinar que esta quimioquina, cuando es producida en pequeñas cantidades por las células tumorales, atrae macrófagos en un ambiente tumoral que los induce a producir sustancias que favorecen el desarrollo del tumor", señala Gazzaniga. Por eso cuando se dan reactivos para disminuir MCP1, crecen menos, y lo mismo sucede cuando se inyectan drogas para disminuir los macrófagos.

  La idea ahora es continuar los estudios con drogas que disminuyan el MCP1 y comprobar con otros tipos de tumores si éstos reducen su tamaño.

  Otros grupos de investigación del mundo también estudian MCP1, y en tumores de mama se vio que esa citoquina tiene el mismo comportamiento que en melanoma: su presencia le da ventaja al tumor. Asimismo, en cáncer de colon se aprobó el uso de un anticuerpo monoclonal que bloquea una molécula que también promueve el desarrollo vascular (VEGF).

  Saber cómo funciona la citoquina MCP1 ¿indica que, en unos años, se podrá disponer de una terapia contra el melanoma? Al respecto, los investigadores expresan reservas: "Ningún tratamiento por sí solo es efectivo. Lo que se piensa es que habría que combinar distintas terapias para lograr un resultado satisfactorio", asegura Wainstok.

  "La idea es atacar la enfermedad desde diferentes flancos, porque, de hecho, los tumores tienen muy variadas estrategias para evadir los ataques", concluye Gazzaniga.

  La doctora Juliana Forster Fernández, médica de planta de la Sección Oncología Dermatológica del Hospital de Clínicas, afirma: "Este estudio, que identifica el rol de la citoquina MCP1 y su interacción con los macrófagos, sin duda representa un avance significativo, porque permite encarar nuevas formas de atacar al melanoma y a otros tumores", y agrega: "Si esto pudiera aplicarse en humanos, se trataría de modalidades terapéuticas de toxicidad mucho menor a la inmuno y quimioterapia actuales que, además, no han demostrado una gran eficacia para el melanoma".

  El Registro Argentino de Melanoma Cutáneo (RAMC), programa conjunto de la Sociedad Argentina de Dermatología y la Fundación del Cáncer de Piel registró, desde el 1 de enero de 2002 hasta julio de 2006, un total de 1460 casos. Este hecho confirma la preocupación mundial por la frecuencia creciente de esta enfermedad, y la importancia de la prevención. "Estos y otros avances en el estudio del melanoma permiten tener fundadas esperanzas en lograr mejores resultados terapéuticos en casos de melanomas avanzados", señala el profesor Fernando Stengel, jefe de Servicio de Dermatología del CEMIC.

(*) Centro de Divulgación Científica - SEGB - FCEyN.

Nota publicada en La Nación el 26 de abril de 2007.

 

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