Edición Electrónica del
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21 de Octubre de 2002
Año 13 - Nº 471
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***ÍNDICE
SEMANA DE LAS CIENCIAS DE LA TIERRA
TEXTUAL
CONCURSOS
CURSOS
DIVULGACIÓN
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>>> SEMANA DE LAS CIENCIAS DE LA TIERRA
Desde el 23 al 26 de octubre
El próximo miércoles 23 comenzará la Semana de las Ciencias de la
Tierra cerrando el ciclo 2002 de una exitosa experiencia que trajo a Ciudad
Universitaria a miles de adolescentes para quienes, en su inmensa mayoría,
era el primer contacto que tenían con científicos.
En esta oportunidad, la Semana, además de la exhibición de posters,
las visitas a los departamentos y las conferencias, traerá muestras de
minerales y fósiles, comunicaciones directas con la Antártida, visitas a la
Estación Meteorológica y la réplica gigante de un volcán
Cronograma de charlas
Miércoles 23
9:30 hs.
El ozono atmosférico
A cargo del Dr. Pablo Canziani
10.30 hs.
El rescate del Magdalena Oldendorff
A cargo del Cap. de Nav. Benmuyal, el Cap. de Nav. Tavecchia
y la Sra. Beatriz Lorenzo
11:30 hs.
Cambio Climático
A cargo de la Dra. Perla Alessandro
14:00 hs.
¿Qué edad tienen las rocas que forman las montañas?
A cargo del Dr. Héctor Ostera
15:00 hs.
El pronóstico del tiempo
A cargo de la Dra. Celeste Saulo
Jueves 24
9:30 hs.
El atlántico Sur: cruce de grandes corrientes oceánicas
A cargo del Dr. Alberto Piola
10:30 hs.
¿Cómo se forman los Andes?
A cargo del Dr. Víctor Ramos
11:30 hs.
En la era de los dinosaurios
A cargo de la Dra. Ana Báez
14:00 hs.
La riqueza mineral de nuestras montañas
A cargo de la Dra. Liliana Castro
15:00 hs.
Observando la Tierra y su Atmósfera
A cargo de la Dra. Inés Velazco
17:30 hs.
El agua en el siglo XXI
Mesa redonda
Viernes 25
9:30 hs.
El clima en mi ciudad
A cargo de la Dra. Inés Camilloni
10:30 hs.
Los hidrocarburos en la República Argentina
A cargo del Dr. Luis Stinco
11:30 hs.
En la era de los Dinosaurios
A cargo de la Dra. Ana Báez
14:00 hs.
Antártida: montañas bajo el hielo
A cargo del Dr. Sergio Marenssi y el Lic. Sergio Santillana
15:00 hs.
La influencia del clima en la salud
A cargo del Dr. Rubén Bejarán
Sábado 26
11:00 hs.
¿Qué edad tiene la Tierra?
A cargo de Leonor Bonán y Alicia Kriner
>>> TEXTUAL
"Todo el sistema universitario está funcionando mal. En las
universidades argentinas hay que sacarse la careta de una buena vez
por todas. No se puede seguir eludiendo de que en el promedio no
llegan a graduarse 2 de cada 10 chicos. (...) Yo no sé cuál es la
solución, pero sí sé que es una estafa para el país."
Mario Albornoz, entrevistado en el último número de Exactamente.
//////////////////////////////// CONCURSOS \\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\
>>> CONCURSO EN EXACTAS
La Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, de la Universidad de
Buenos Aires llama a Concurso con el fin de proveer 1 cargo de Personal
Docente Auxiliar en el Departamento de Ciencias Geológicas.
Declarar abierta la inscripción a partir del día 18 y hasta el día
31 de Octubre, en el horario habitual de la Secretaría.
Departamento de Ciencias Geológicas
1 Jefe de Trabajos Prácticos con dedicación Semiexclusiva en el
Área 8
(Geología de Combustibles, Hidrogeología, Fotointerpretación,
Edafología, Hidrogeología Argentina, Geología Aplicada,
Geoestadística)
1 Ayudante de 1ª con dedicación Parcial en el Área 7
(Geología de yacimientos, Geología de minas, Yacimientos
metalíferos, Calcografía, Calcografía avanzada, Yacimientos no
metalíferos, y Rocas de aplicación)
///////////////////////////////// CURSOS \\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\
>>> CUIDADO Y USO DE ANIMALES DE LABORATORIO
Curso Teórico Práctico
Del 11 al 15 de noviembre, de 14:00 a 18:00 hs., el Bioterio de
esta Facultad dictará las clases teóricas de el curso "Cuidado y uso de
animales de laboratorio", obligatorio para las personas que trabajan con
animales en la FCEyN.
Destinatarios: Investigadores, docentes, becarios, estudiantes y
otras personas relacionadas con el cuidado y uso de animales de laboratorio
de la FCEyN y de otras instituciones.
Arancel: $50. Inscripción: hasta el 6 de noviembre. Informes:
Micaela María Ricca, Bioterio Central, FCEyN. Teléfono/fax: 4576-3369.
Teléfono: 4576-3300, interno 296. E-mail: micaelaricca@yahoo.com
/////////////////////////////// DIVULGACIÓN \\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\
>>> CÉLULAS QUE PROGRAMAN SU PROPIA MUERTE
Premio Nóbel de Medicina y Fisiología
Por Susana Gallardo (*)
Sydney Brenner, John Sulston y Robert Horvitz recibieron el Nóbel
por sus trabajos sobre la regulación genética de la muerte celular
programada, o apoptosis, mecanismo por el cual ciertas células
"deciden" morir de una manera organizada, para que el organismo
pueda vivir.
"Los laureados en Fisiología y Medicina de este año realizaron
descubrimientos germinales en relación con la regulación genética del
desarrollo de los órganos y la muerte celular programada", señala la
Academia Sueca en su comunicado de prensa.
Lo que hicieron Sydney Brenner, John Sulston y Robert Horvitz fue
emplear un gusano, el Caenorhabditis elegans, como modelo experimental para
realizar el seguimiento de la división y diferenciación celular desde el
huevo fertilizado hasta el estado adulto, e identificaron los genes que
regulan todo el proceso de desarrollo así como la muerte celular
programada. Lo importante es que confirmaron que los genes en cuestión se
hallan también en organismos superiores, incluyendo al ser humano. Y
abrieron un enorme campo de investigación que está echando luz sobre el
desarrollo de algunas enfermedades, como el cáncer o el mal de Alzheimer.
Un proceso natural de la vida
La muerte celular programada, o apoptosis, es un proceso natural de
la vida. "Si no existiera, nosotros no llegaríamos a ser lo que somos",
señala el doctor Omar Coso, profesor del departamento de Fisiología y
Biología Molecular de la FCEyN. En efecto, los seres pluricelulares sólo
llegan a su estado adulto porque eliminan de modo selectivo cierto número
de sus células, tejidos provisorios o superfluos. Si la división celular
ocurriera en ausencia de apoptosis, una persona de ochenta años de edad
podría tener una médula ósea de 2 toneladas y un intestino de 16 kilómetros
de largo.
En los insectos, el paso de la larva a la mariposa requiere la
muerte de millones de células. En el desarrollo embrionario de los seres
humanos, la formación de la mano, por ejemplo, sigue un proceso similar.
Al comienzo es un apéndice redondeado en el que los dedos no están
definidos. La forma final surge de la muerte de las células de las
membranas interdigitales. Sin apoptosis, nuestras manos serían como las de
los patos.
"En los años 80, parecía que el destino celular tenía sólo dos
alternativas posibles: quedarse quiescente o proliferar", afirma Coso.
Los científicos creían que las células morían sólo cuando eran agredidas
por factores externos, debido a un proceso denominado necrosis. Pero a
fines de los 80 empezó a hablarse de muerte celular programada. Esto
significa que, de acuerdo con órdenes hormonales, las células son capaces
de modificar su comportamiento y disparar su propia muerte, no de una
manera caótica, sino organizada. En la célula que va a morir se activa un
conjunto de genes que codifican proteínas esenciales para la apoptosis. La
célula ya no "decide" quedarse quieta o proliferar, sino que "elige"
desaparecer, programar su propia destrucción.
El investigador lo explica de manera gráfica: "Es como si uno
tuviera que demoler un edificio. Una posibilidad es dinamitarlo. Otra es
desarmarlo de manera ordenada. Entonces entran al edificio varios
operarios que primero sacan el cielorraso, luego los cables y las cañerías
y, por último, tiran abajo la estructura de hormigón."
En la célula ocurre exactamente lo mismo: primero se desarma el
citoesqueleto y la célula se vuelve esférica. Luego se fragmenta el ADN y
se produce una serie de modificaciones ordenadas que llevan a que la célula
quede reducida a un conjunto de vesículas que son "devoradas" por
macrófagos -células del sistema inmune-. A diferencia de lo que ocurre en
la necrosis, la remoción de las células muertas por apoptosis se produce
sin reacciones inflamatorias ni alteraciones en la arquitectura de los
tejidos, como por ejemplo la formación de cicatrices.
La muerte celular en las mamas
La apoptosis está muy bien caracterizada en el desarrollo de las
mamas. Éstas llegan a un punto en que frenan su desarrollo y no retoman su
camino de proliferación y diferenciación celular hasta la preñez. En ese
momento, gracias al estímulo que brindan las hormonas, algunas de sus
células se diferencian para volverse secretoras. Éstas, luego de la
lactancia, mueren por apoptosis. "Se sabe que una célula puede
'transformarse', es decir comportarse como tumoral, cuando este programa de
diferenciación y muerte ha sido alterado", señala la doctora Edith Kordon,
investigadora del Conicet.
Las mamas, que en cada preñez deben ser capaces de alimentar las
crías por un período relativamente largo, poseen células con gran capacidad
proliferativa. Por ello los investigadores suponen que esa capacidad
natural, sin una correcta programación del sistema de diferenciación y
muerte, puede llevar a la aparición del cáncer. "En tal sentido, para
poder dominar el desarrollo de tumores mamarios, es muy importante poder
inducir el proceso de apoptosis en esas células", asegura Kordon.
Estudios epidemiológicos han mostrado que las madres que amamantan
temprano en su vida tienen menor riesgo de desarrollar cáncer de mama.
Según la investigadora, se produciría un efecto de ventana: al funcionar
tempranamente el programa de muerte celular, hay menos células disponibles
para que los carcinógenos puedan actuar. A medida que se producen los
diferentes ciclos de proliferación y muerte celular, el conjunto de células
disponibles es cada vez menor. Pero cualquier desarreglo en la
programación puede conducir a un tumor.
Otro de los órganos en que se produce la apoptosis de manera
regular es el útero. "Durante el ciclo menstrual el endometrio prolifera
desde el primer día del ciclo hasta la mitad del mismo, y luego cumple una
función secretora, inducida por la hormona progesterona producida por el
cuerpo lúteo. Este fenómeno tiene una importancia fundamental para la
implantación del embrión", explica la doctora Adalí Pecci, docente en la
FCEyN e investigadora del Conicet, quien agrega: "En ausencia de
fecundación, los niveles de progesterona en sangre descienden y este
proceso dispara la apoptosis en las células del epitelio uterino, que
entonces se descama y conduce a la fase menstrual."
Una célula puede dar lugar a un tumor porque prolifera en forma
desenfrenada, pero si las células obedeciesen a un mensaje de muerte,
morirían, y el problema desaparecería. Si un tumor sigue en desarrollo es
no sólo porque está respondiendo a señales proliferativas, sino también
porque no obedece a la señal de muerte.
La clave, en un gusano transparente
A principios de los años 60, Sidney Brenner, nacido en 1927,
comprendió que las preguntas fundamentales acerca de la diferenciación
celular no podrían responderse investigando animales superiores. Se
necesitaba un organismo multicelular sencillo.
Y ahí estaba el C. elegans, un gusano transparente de un milímetro
de largo, que podría convertirse en un tubo de ensayo viviente. Brenner
pudo demostrar que, mediante un compuesto químico, era posible inducir
mutaciones en el genoma del gusano. Estas mutaciones afectaban genes
específicos y tenían efectos sobre el desarrollo de los órganos. La
combinación del análisis genético con la observación de las divisiones
celulares fue el inicio de una serie de hallazgos que condujeron al Nóbel.
Por su parte, John Sulston continuó el trabajo de Brenner y diseñó
técnicas para estudiar todas las divisiones celulares del gusano nematodo,
desde el huevo fertilizado hasta las 959 células del organismo adulto,
pasando por una fase del desarrollo en la que hay más células que al final.
Sulston mostró que ciertas células específicas mueren mediante apoptosis y
que esto podía supervisarse en el organismo vivo. Describió los pasos
visibles en el proceso de la muerte celular y demostró las primeras
mutaciones de los genes que participaban en ese programa.
Robert Horvitz, a su vez, continuó los trabajos de Brenner y de
Sulston en el estudio de los linajes celulares del C. elegans. En una
serie de experimentos que comenzaron en 1970, Horvitz indagó si había un
programa genético que controlara la muerte celular. Y en una publicación
de 1986 identificó dos genes de la apoptosis, el ced-3 y el ced-4 (por cell
elegans death). Estos genes son indispensables para que la muerte celular
pueda ser ejecutada. Luego se fueron descubriendo otros genes
involucrados. Se sabe que algunos son responsables de la iniciación de la
muerte celular, mientras que otros contrarrestan a los primeros y mantienen
viva a la célula.
La apoptosis y los virus
La Academia Sueca señala que el conocimiento de la muerte celular
programada ha ayudado a comprender los mecanismos por los cuales algunos
virus y bacterias invaden nuestras células. En efecto, según afirma la
doctora Patricia Gadaleta, investigadora del laboratorio de Virología de la
FCEyN, "los virus y las bacterias disparan procesos de apoptosis en las
células. En algunos casos, los virus lo hacen para poder replicarse. En
otros, en cambio, se trata de una respuesta de la célula para la
supervivencia del organismo."
La investigadora señala que el estudio de los mecanismos
involucrados en esta inducción de muerte celular puede ayudar a desarrollar
estrategias para luchar contra los virus. "Si logramos identificar la
proteína viral que desencadena la muerte celular, podremos intervenir
directamente en ella", explica.
La apoptosis se produce naturalmente todo el tiempo, las células
mueren para que el organismo viva. Pero puede transformarse en un problema
cuando, por causa de una mutación, alguno de los intermediarios encargados
de controlar la apoptosis deja de hacerlo del modo apropiado. Es en ese
momento cuando deviene la enfermedad.
Existen dos tipos de mutaciones que operan sobre la apoptosis y que
pueden desembocar en enfermedades. Una de ellas consiste en que ciertos
receptores de la célula, al recibir la señal de afuera, no la transmiten al
núcleo y, por más que la célula deba morir, no muere. De este modo, se
favorece la formación del tumor.
También puede suceder que la célula reciba la señal equivocada de
que "hay que demoler el edificio". En consecuencia, el tejido muere. Esto
se produce en enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer. De
hecho, se han hallado gran número de células apoptóticas en biopsias de
pacientes con esta enfermedad. Por ello, los investigadores suponen que el
bloqueo de proteínas para frenar la muerte celular abrirá nuevos campos
terapéuticos en este tipo de enfermedades. Del mismo modo, la inducción de
apoptosis podría ser una estrategia para luchar contra los tumores.
(*) Centro de Divulgación Científica - SEGBE - FCEyN.
*** Información en la Red
Sitio Nóbel
http://www.nobel.se/
Sydney Brenner
http://www.molsci.org/~sbrenner/
Robert Horvitz - Página del Laboratorio en el MIT
http://web.mit.edu/horvitz/www/index.html
John E. Sulston - The Wellcome Trust Sanger Institute, Cambridge, UK
http://www.sanger.ac.uk/
The Human Genome - The Wellcome Trust
http://www.wellcome.ac.uk/en/genome/
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Edicion Electronica del Cable Semanal
Producido por la Oficina de Prensa
Secretaria de Extension, Cultura Cientifica y Bienestar
Facultad de Ciencias Exactas y Naturales - UBA
Editores Responsables: María Fernanda Giraudo y Carlos Borches
Redacción: Patricia Olivella
Soporte Tecnico: Matias R. Pedraza.
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