Micro Semanario.
Año 11 - Nro. 474
24 de diciembre de 2001.


			      Microsemanario
			     Año 11 número 474
		      Lunes 24 de diciembre de 2001

=======================================   M I C R O S E M A N A R I O  =====
==                                                                        ==
== Publicación electrónica, semanal y gratuita con noticias nacionales    ==
== especialmente preparada para los argentinos residentes fuera del país. ==
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EL DIA QUE TRONO EL ESCARMIENTO
Lentamente el país recupera la calma perdida.  Hay esperanzas matizadas con
diversos grados de  escepticismo  y  una  sociedad que quiere creer pero no
baja la guardia.

Lo vivido en la  última semana, que comenzó con la explosión desesperada de
los que menos tienen y  fue  seguida  por  la participación histórica de la
clase media, no sólo sirvió para  terminar con un gobierno repudiado por la
sociedad, sino que instaló en la calle situaciones inéditas.

Jóvenes  en  las  esquinas discutiendo las ventajas  y  desventajas  de  la
convertibilidad, vecinos en la calle entornando una radio  que  anuncia las
medidas, diarios que se agotan en los kioscos y una ciudadanía que despertó
a la política y que no olvidará por mucho tiempo  estos  días de diciembre,
cuando estalló la bronca y tronó el escarmiento.


Enrique Stroppiana
Carlos Borches


EL MICRO SIGUE EN ENERO
Debido a la situación por la que atraviesa el país, nuestras  ediciones  el
Microsemanario continuarán durante el mes de enero.

Hemos  recibido  algunos  mails  advirtiéndonos  la  discontinuidad  de  la
recepción del Micro y  queremos  decirles  que  la  gente  del  CCC-UBA  ha
trabajado  para  corregir  algunos  problemas  que  tenían  las  listas  de
distribución.    De  todas formas, estaremos  atentos  para  superar  estos
problemas  de  distribución  y  los invitamos a  ver  la  página  donde  se
encuentra, entre otras cosas, la colección completa del Micro.



%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%% INDICE %%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%

	PRIMERAS MEDIDAS
	REPERCUSIONES
	BREVES. Golpes por TV. Habló Cavallo.
	LA PEOR DE LAS HERENCIAS
	Por Mario Wainfeld

%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%


[]	ASUMIÓ ADOLFO RODRIGUEZ SAÁ
	PRIMERAS MEDIDAS

	La suspensión del pago de la deuda externa, la creación de un millón
	de puestos de trabajo y  la  continuidad  del  uno  a  uno  son las
	principales  medidas  anunciadas  ayer  por  el  Presidente  Adolfo
	Rodríguez Saá

	Luego  de  una  maratónica  sesión parlamentaria,  el
bloque justicialista impuso su mayoría y consagró al gobernador de San Luis
como presidente de la República.

	Pero  mientras se efectuaba el conteo de los votos,  el  Presidente
electo  acompañado  por  el  conjunto  de  gobernadores  justicialistas que
conforman el  denominado  Bloque Federal (que nuclea las provincias "chicas"
manteniendo un juego  de  equilibrio  entre  las  grandes y las huestes del
menemismo), comenzaba a transitar  el  camino  a  la  sala  donde  en  unos
instantes sería consagrado como presidente hasta el 5 de abril del 2200.

	Eufórico, Rodríguez Saá leyó un  documento  donde  se esbozaban las
impactantes medidas que lograron cosechar aplausos  más  allá  de los filas
del peronismo.

	Antes  de  puntualizar  las  propuestas  para su  breve  interinato
presidencial,  el  puntano  trazó  un recorrido histórico ilustrado con  la
iconografía  peronista,  comenzando en el 17 de octubre, siguiendo  con  la
resistencia peronista y terminando con las Madres de Plaza de  Mayo  y las
víctimas de la represión de la semana pasada.

Las medidas

>>  Indemnizaciones a las víctimas de la represión
"Vengo  a  cumplir  el  mandato  constitucional que acaba de otorgarme esta
Honorable Asamblea  Legislativa para desempeñar la función de presidente de
la  Nación Argentina  (...)  en  uno  de  los  contextos  más  difíciles  y
dramáticos, pero también más  profundos  y transformadores que le ha tocado
vivir a nuestra Argentina, contexto que se patentizó en la noche del martes
pasado, donde comenzó lo que me  animo  a  calificar  como  uno  de los más
grandes  movimientos populares de nuestra historia, cuando  los  hombres  y
mujeres de este país salieron a la calle a manifestar que no soportaban más
el  caos, el hambre, la desocupación, la marginalidad, la  inseguridad,  la
exclusión  social, la indecisión, la situación dolorosa por la que  estamos
atravesando (...).  La observación de estos trágicos días nos obliga  a que
en  las  próximas  horas  estemos  proponiendo  al Honorable Congreso de la
Nación una  ley  para indemnizar a todos aquellos que fueron víctimas de la
protesta popular" señaló  Rodríguez Saá adelantando una medida que luego se
explicó alcanzaría a los  familiares de los muertos durante la represión y
a los comerciantes cuyos locales hayan sido severamente dañados durante los
saqueos y la represión

>>  Suspensión del pago de la deuda externa
"El Gobierno argentino suspenderá el pago  de  la  deuda externa argentina.
Esto no significa el repudio de la  deuda.    Esto no significa una actitud
fundamentalista;    muy  por  el contrario, se trata  del  primer  acto  de
gobierno que tiene carácter racional para darle al tema de la deuda externa
el tratamiento correcto.  Los dineros que estén previstos en el Presupuesto
para  pagar la deuda, mientras los pagos estén suspendidos serán utilizados
en  los  planes de creación de fuentes de trabajo.  No podemos  obviar  con
crudeza  que  algunos  dicen  que  la  llamada  deuda  externa es, al menos
parcialmente,  el  más  grande  negociado  económico  que  haya  vivido  la
Argentina."

>>  Baja de salarios para los funcionarios
"Remitiremos al Congreso  una  ley  para  disminuir  los  salarios  de  los
funcionarios en actividad, de  manera  tal que nadie pueda ganar más que el
Presidente de la Nación, cuya  remuneración será fijada en 3 mil pesos.  Se
congelarán todas las vacantes de la  administración pública y se venderá la
totalidad del parque automotor asignado a funcionarios  públicos.   También
pondremos en venta, y nos animaremos a hacerlo, el parque aeronáutico de la
Presidencia.    Ningún  trabajador de la administración pública perderá  su
empleo.   Se excluye de este concepto a los aprovechados,  a  los  que  con
lenguaje permisivo llamamos gasto político."

>>  Un plan para crear un millón de empleos
"Es cierto que cada argentino tiene derecho a un trabajo digno.   Venimos a
concretarlo.   Comenzaremos  a  instrumentar  un  plan social para crear un
millón  de  empleos.      Convocamos  a  la  sociedad  civil,  la  Iglesia,
organizaciones  no  gubernamentales, sindicatos,  organizaciones  sociales,
municipalidades y gobiernos provinciales, a  unir  esfuerzos  y  controles.
Vamos a decidir en las próximas  horas  acerca  de  restablecer  el derecho
constitucional según el cual cada trabajador tiene  el derecho a un salario
mínimo  vital  y  móvil.   Vamos a implementar  de  inmediato  un  plan  de
emergencia  alimentaria  para contener a todos los excluidos, marginados  y
postergados."

>>  Ni devaluación ni dolarización, creación de una tercera moneda
"En  la  actual  crisis  económico-social que vive el país son  falsas  las
opciones    de    la    dolarización  o  devaluación  que  presentan  a  la
convertibilidad como  el  mal  de  la  sociedad argentina.  Esto no implica
desconocer las dificultades  que el tipo real de cambio ha venido generando
en nuestras relaciones comerciales con el exterior, hechos que serán motivo
de acciones específicas.  Propondremos  en  el curso de la semana que viene
la implementación de una tercera moneda  a  fin  de  inyectar  liquidez  al
consumo popular.  Esto no perjudicará a  nadie  y  llevará  beneficio a los
hogares argentinos."

>>  Unificación y supresión de ministerios
Cancillería se unifica con Defensa, en tanto que Educación  y Salud pasan a
ser áreas de coordinación.  Se elimina el ministerio de infraestructura.

Y en estudio,  según aclararon con las horas los principales colaboradores
de Rodríguez Saá se encuentra:

>>  Anular las rebajas del  13% que se venían aplicado sobre las
jubilaciones y
salarios estatales

>>  Continuar con el Fondo de  Incentivo  Docente que había caído con el
ajuste
presupuestario impulsado por la gestión De la Rua.

>>  Recomposición  salarial  mediante  la actualización del Salario mínimo,
vital y móvil que se elevaría (aún en estudio)  a $400 por jornadas de ocho
horas  de trabajo ( en este momento, muchos salarios del  sector  comercio,
supermercados, fast food, etc.  se encuentran por debajo de esa marca)



		Otros párrafos salientes del discurso
		"En esas jornadas vimos algo que  no pudimos nunca imaginar
		los hombres y mujeres que integramos esta  democracia,  que
		tanto dolor y sangre costó a los argentinos  antes de 1983,
		nada más y nada menos que el símbolo de  la  lucha  por  su
		recuperación.  Me refiero a las Madres de la Plaza  de Mayo
		reprimidas  inexplicablemente  por  las    fuerzas   de  la
		democracia.

		"Esta noche, esta madrugada, comenzaremos a instrumentar el
		plan social para crear un millón de empleos (...).  Vamos a
		consultar,  reflexionar  y  decidir  en las próximas  horas
		acerca  de  restablecer  el derecho constitucional según el
		cual  cada trabajador tiene derecho a acceder a un  salario
		mínimo, vital y móvil.

		"Sin  dudar,  vamos  a  implementar de inmediato un plan de
		emergencia alimentaria para contener a todos los excluidos,
		marginados  y  postergados.      Lo   haremos  en  estrecha
		colaboración    con  cada  una  de    las    jurisdicciones
		provinciales.

		"Remitiremos a la brevedad a este Congreso de la Nación una
		ley para concretar la decisión de disminuir los salarios de
		los  funcionarios en actividad del Poder Ejecutivo Nacional
		y  sus  entidades autárquicas y descentralizadas, de manera
		tal que  nadie,  repito,  nadie,  pueda  ganar  más  que el
		presidente  de  la  Nación,  cuya  remuneración,  por  todo
		concepto, será fijada en 3000 pesos.

		"Se dispondrá la inmediata venta de la totalidad del parque
		automotor  asignado  a  funcionarios  públicos   del  Poder
		Ejecutivo  Nacional  y  de todos los  entes  autárquicos  y
		descentralizados.  Y en la emergencia gravísima que vive el
		país  también  pondremos  en  venta,  y  nos  animaremos  a
		hacerlo,  el  parque  aeronáutico  de  la Presidencia de la
		Nación.

		"No siento que sea justo definir a la llamada deuda externa
		argentina como el  endeudamiento  contraído  por  el Estado
		argentino frente a los  acreedores  extranjeros que merezca
		definir nuestra posición con la  frase:  debemos honrar los
		compromisos asumidos.  Siento que las cosas no son así.  No
		podemos obviar con crudeza que algunos dicen que la llamada
		deuda  externa,  al  menos  parcialmente, es el más  grande
		negociado económico que haya vivido la historia argentina.

		"Este  concepto  se agrava porque su tratamiento siempre se
		ha realizado en escenarios reducidos, en oficinas a puertas
		cerradas, con  decisiones  desconocidas  y  a  espaldas del
		interés general.   Y  lo que es más grave, se ha priorizado
		el pago de la  llamada  deuda externa frente a la deuda que
		este país tiene con sus propios compatriotas.

		"Vamos a tomar el toro  por las astas, vamos a hablar de la
		deuda  externa.  En primer lugar,  anuncio  que  el  Estado
		argentino suspenderá el pago de la deuda  externa.  Esto no
		significa el repudio de la deuda externa, esto no significa
		una  actitud  fundamentalista.    Muy  por el contrario, se
		trata del  primer  acto  de  gobierno  que  tiene  carácter
		racional  para  darle  al  tema  de  la  deuda  externa  el
		tratamiento correcto.

		"Propondremos  en  el curso  de  la  semana  que  viene  la
		implementación  de una tercera moneda  a  fin  de  inyectar
		liquidez al consumo popular.  Esto no perjudicará a nadie y
		llevará    beneficio  a  los  hogares  argentinos.      Una
		devaluación   significaría  disminuir  el  salario  de  los
		trabajadores  en    la    misma  proporción,  sumado  a  la
		posibilidad  cierta  de   un  descontrolado  incremento  de
		precios afectando el consumo  de los sectores asalariados o
		con ingresos fijos.

		"Como siempre lo hago, toda  vez  que me ha tocado afrontar
		las  responsabilidades  que el pueblo me  delegó,  pido  la
		protección de Dios y del milagroso Cristo  de la Quebrada a
		que me ayude e ilumine en los difíciles días que me esperan
		en este período.


[]	REPERCUSIONES

	El anuncio de las medias  fueron seguidas por eufóricas expresiones
de  júbilo  por  los  legisladores justicialistas,  pero  en  la  oposición
dominaban las sensaciones encontradas.

	"Estoy de acuerdo con las medidas, pero  me  hubiese gustado que el
Presidente  tomara  el  toro  por  las  astas  y  propusiera  salir  de  la
convertibilidad" comentaba el dip.  Marcelo Stubrin (UCR).

	"Es el reconocimiento de la realidad.  La tozudez  del  ex ministro
Cavallo  había  hecho que se negara la verdad", señaló el  senador  radical
porteño  Rodolfo Terragno.  En tanto que los frepasistas Irma Parentella  y
Carlos Raimundi calificaron como positivas las medidas.

	No  fueron pocos los radicales que se excusaron de hablar mostrando
señales de  los duros momentos que atraviesan los seguidores del centenario
partido de Yrigoyen,  en  cambio, la radical bonaerense Margarita Stolbizer
se despachó con un  lapidario "demagógico" para definir el contenido de las
proclamas.

	En el mismo sentido apuntaron algunos economistas, como Jorge Ávila
que adelantó que Rodriguez Saá sería "triturado" cuando tomara contacto con
la realidad.  "Todavía no les vió la cara a los Estado Unidos, ni habló con
los acreedores.  Cuando ponga los pies en  la  tierra  allí habrá que ver".
El aconomista cuestionó también las rebajas salariales de los  funcionarios
jerárquicos  puntualizando  que  los  gastos  del  estado  "no  se  reducen
desjerarquizando la función pública sino eliminando los puestos inútiles"
///


[]	BREVES

>	GOLPES  EN LA TV.  El periodista  Miguel  Bonasso  cruzó  golpes  y
empujones en un canal de televisión con el  ex  Ministro  del  Interior, el
radical Federico Storani.  El ex ministro había participado  del programa y
al  retirarse  del estudio escuchó que Bonasso lo responsabilizaba por  las
primeras  muertes del gobierno de De la Rua, producidas pocos días  después
de  asumir, durante la represión a las protestas que se desarrollaba en  la
provincia de Corrientes.    Storani  quiso increparle al periodista pero se
encontró  con  algunos líderes  piqueteros  que  también  participaban  del
programa.  "Fredy" se fue un poco magullado y prometiendo juicios.

>	UCR CONTRA DE LA RÚA.    La  UCR  bonaerense  pidió  la renuncia de
Fernando de la Rúa al partido,  calificó  su gestión como "Avergonzante", y
aseguró que el radicalismo seguirá adelante "a  pesar  de  los  traidores".
Mario  Luis  Espada,  secretario  general de la UCR  provincial,  firmó  un
comunicado de tono sumamente duro contra el ex presidente  radical.   En el
mismo    señaló    que    su   renuncia  servirá  "para  facilitar  nuestra
reconstrucción, porque su gestión nos avergüenza".  También lo denunció por
haberse servido de  la  historia  del  radicalismo  "para  hacer narcisismo
político".

>	UCeDé promete apoyar.   "Seguiremos  apoyando  al  nuevo  Gobierno,
convencidos de que es necesario  marchar  en esta dirección".  Lo dijo ayer
Carlos  Castellani, presidente de la UCeDé,  partido  que  supo  apoyar  al
menemismo.  Agregó que actuar según las  ideas  que propone su partido -que
calificó de "sentido común"- es "lo mejor para  todos" en un momento al que
llamó "dramático".  Y terminó con un mensaje esperanzador:    "No es verdad
que tengamos un solo camino, prefijado e irreversible, ya sea bueno o malo.
Cada uno es dueño de su propio destino, y también la Argentina".

>	VENTAS RECORDS.  Es una convergencia fortuita, pero vale:  luego de
pasar casi un mes con una fenomenal retracción en el consumo, el pasado fin
de semana se  registraron  niveles de ventas records en las grandes cadenas
de cupermercados y shoppings.  El retorno a la calma, cierta recuperación de
la  estabilidad política, alguna claridad  en  el  futuro  económico  y  la
inminente presencia de las fiestas de  navidad  son las principales razones
que se sumaron para concretar una buena noticia.

>	NO A LA DEVALUACIÓN.  Durante el  virnes  y  parte  del  sábado, un
equipo  de  economistas  analizaron  la posibilidad de devaluar  la  moneda
previo paso por una pesificación de las deudas, pero  el proyecto no avanzó
cuando  se entendió que la gente no veía con buenos  ojos  la  devaluación.
Los  estudios  de  varias  consultoras  indicaban  que  la  oposición  a la
devaluación estaba por encima del 70%.

>	NÚMEROS.   Un  estudio  de  Nueva  Mayoría puntualiza que la crisis
social que vivió  nuestro  país la semana pasado es sólo comparable con la
de 1919.  Analizando  los  más  importantes  estallidos sociales producidos
durante las gestiones de Alfonsín, Menem y De la Rúa, Nueva mayoría computó
27 muertos (aunque en las últimas horas, el fallecimiento de heridos que se
encontraban internados elevó a esta cifra por  encima  de  los 30 muertos),
contra 16 de Alfonsín y ninguna de Menem.    Los  detenidos  durante  estos
últimos  días  fueron  3787,  en  cambio  fueron  3021  con   la  represión
alfonsisnista y 167 durante la represión menemista.  Los locales  saqueados
durante la semana pasada fueron 864, en tanto que, desde mayo  a  julio  de
1989 fueron 676 los locales saqueados y 95 los asaltados durante febrero de
1990.

>	HABLÓ CAVALLO.  "La gente sin plata se vuelve loca" dijo Cavallo en
su  primer  contacto  con  la  prensa  luego  del  derrumbe del gobierno de
Fernando De la Rua.  "Me sorprendió la reacción de la gente, nunca  imaginé
que  todo terminaría así" lamentó el ex superministro al tiempo que culpó a
De la Rúa por falta de firmeza y reconoció tener "bronca" porque "De la Rua
me entrego".


[]	LA PEOR DE LAS HERENCIAS
	Por Mario Wainfeld

 	Dos  regresos  en  apariencia contradictorios pero  interconectados
	dejará la febril semana que termina hoy:  volvieron la movilización
	callejera y la inestabilidad política.

	Claro  está  que el sistema político argentino realmente  existente
incluye  permanentes  ocupaciones  del  espacio  público.  Piquetes, carpas
blancas, marchas diarias y más que diarias a la Plaza de Mayo, al Congreso,
a los Tribunales,  a  sus  equivalentes de provincias.  Cortar una calle es
moneda común, pedir la  presencia de las cámaras de TV recurso conocido por
el  más  distraído  de los  que  reclaman  algo  del  estado.    Ha  habido
formidables  y  -en  parte- exitosas movilizaciones  masivas  pidiendo  por
justicia (María Soledad, Cabezas, derechos humanos por  no  decir  sino los
más  conspicuos).    Centenares de caminatas promovidas por  organizaciones
gremiales.    La  toma  de conciencia colectiva, la relativa  (en  términos
histórico  comparativos)  baja  represión,  la explosión informativa de los
medios fueron moldeando cambios en los hábitos (valía más tener cámara o un
formato seductor para  la  tele  que  masividad),  adquisición de destrezas
expresivas (ya no hay  argentino  que  no hable como si fuera un locutor de
noticiero si le ponen un micrófono delante).

	Y, sin embargo, la presencia masiva en las calles fue haciéndose, o
se fue leyendo como relativamente inocua.    Apenas capaz, en sus picos más
elevados, de obtener resultados sectoriales -sea Planes  Trabajar  o cárcel
para el hijo del Gordo Luque- pero muy  acotadas  a  la  hora  de  sumar  o
afectar  la  situación política general.  "Los paros no  sirven  de  nada."
.Llenar la Plaza no cambia nada.  pasaron a ser  slogans  de  un  socorrido
sentido común.  La política, al menos en sus ligas mayores,  se  definía en
los  mercados,  en    los  ámbitos  institucionales,  durante  las  rutinas
electorales.  Pero la calle servía hasta ahí.  Poquito.

	Ya a fines de  la  semana  anterior detonó un fenómeno nuevo aún en
esta tierra pródiga en movidas  colectivas.  Con la provisoriedad propia de
las  lecturas  hechas  en  caliente,  casi   todos  (analistas,  dirigentes
políticos  y  la  propia  gente  del  común)    coinciden:     algo  cambió
cualitativamente.    Los  cacerolazos  y  movilizaciones  espontáneas,  sin
organización que  las  convocara,  sin  banderas  precisas  y  sin líderes,
brotaron como flores  después  de  la lluvia, en todo el país.  Una conjura
previa hubiera sudado tinta  para  acceder  a  tamaña  coordinación.  Gente
normal  que se preciaba de  serlo,  que  se  movilizaba  desconociendo  los
códigos mínimos que atesora el militante  cuando  sale  a  la  calle:   sin
calzado adecuado, sin rumbo preciso, sin vías  de escape pensada, con bebés
en brazos o con la nona que todavía marcha.

	Hay  algo  de  imponente  y  mágico  en lo  colectivo,  decía  Raúl
Scalabrini Ortiz, y a este cronista hace largas cuatro  décadas  que  se le
pone  la  piel  de gallina cuando ve multitudes en marcha  y  aún  en  este
privilegiado instante,  lector,  cuando  quiere  evocarlas  para  usted con
probidad.  Sobró  alegría,  la inmediata alegría que da sentirse muchos.  Y
la movilización tuvo lo que -según se dijo antes- parecía estarle vedado en
este estadio de la historia:    fue el golpe de knock out para el gobierno.
La sociedad argentina venía demostrando poder  de  veto  (si  no  me  cree,
pregúntele  a Ricardo López Murphy) pero esta  vez  pudo  desequilibrar  la
balanza.  Curiosamente su bandera fue el desdén  acerca  de la política, la
falta de banderas, el hastío ciudadano.

	El 17 de octubre de la clase media llevó  acaso sus actuales marcas
de    fábrica,    una    suerte  de  masiva  individualidad,  un  desprecio
indiferenciado no  ya  por  los  malos políticos, sino por la política.  Un
renacido afán de  protagonismo,  aún  no  aderezado  por ciertas engorrosas
-cuan productivas- tareas que  impone  ser  protagonista:  la organización,
las propuestas, las banderas.   O  sea,  hacer  política antes y después de
darle duro a la cacerola.   Se  ha puesto de moda en estos días elogiar sin
cortapisas la espontaneidad de la movilización, su  falta de banderías y de
historia previa.  Y es real que en  eso  fincó parte de su fuerza.  Pero, a
la  luz de viejas sabidurías, que este columnista no  considera  superadas,
esas cualidades son también un límite.

	Límite que emparenta a los cacerolazos con el voto bronca,  que  le
dio  un  sopapo  al  Gobierno  pero terminó favoreciendo -aunque también lo
debilitó- al peronismo.

	Ahora  será  el  PJ  el  que  tendrá  sobre su cabeza la espada  de
Damocles de  otros  cacerolazos.    Y  eso  será  todo un dato, básicamente
positivo de los días por venir.

La hora de la legitimidad

	El abandono del  gobierno  por  parte  de  los  radicales genera un
escenario político de extrema debilidad, sin precedentes desde 1983.  De la
Rúa pretendió neciamente ignorar su  falta  de legitimidad y terminó siendo
echado  por  la gente en las  calles.    La  situación  institucional  pasa
entonces a ser una charada.  Si completa su mandato un presidente designado
por la Asamblea legislativa, es decir por un  puñado de hombres y mujeres a
quienes la mayoría de los ciudadanos ignora o desprecia,  o  las dos cosas,
será este un mandatario de nula legitimidad, a tiro de  ser  desalojado por
cualquier  buen  cacerolazo.    Sin  contar  los golpes de mercado y  otras
lindezas  que,  aunque  se  los haya soslayado por un par de días,  también
existen.

	Y,  si  como  pretende  el PJ, se pauta un breve interinato y luego
elecciones el enclenque será el presidente interino.

	Ninguna de las opciones es perfecta y ambas contienen altos niveles
de riesgo.  Parece más sensato apostar a un presidente surgido de los votos
antes que a un improbable  líder  salido de una fumata parlamentaria.  Pero
el riesgo de que haya recambio presidencial inesperado, en meses o en días,
es innegable.  En ambos casos.

	Para  colmo  el nuevo presidente, así surja  de  las  urnas,  jamás
tendrá  el  plafond y la ilusión que acompañaron  en  sus  albores  a  Raúl
Alfonsín, Carlos Menem y De la Rúa.  La  alternancia  democrática,  no solo
tiene el valor republicano de limitar a los gobernantes.   A  veces también
la nimba la magia de la representación que hace rebrotar las  ilusiones  de
los  ciudadanos.    En  Argentina,  vaya  a  saberse  por qué motivos, esas
ilusiones han  renacido muchas veces.  De hecho, en cada cambio de gobierno
desde 1983.   Quien  entre  en  la  Rosada no tendrá esa suerte.  Será como
mucho el mal menor,  con  un  crédito  irrisorio,  sujeto  a  revocación en
cuestión de segundos.

	De cara a esa situación  el  peronismo  produjo  un  acierto  y dos
errores.  El acierto fue mostrar  decisión para gobernar, voluntad de hacer
y diferenciarse todo lo posible del flamante  ex  Presidente.   Los errores
fueron  mostrar  incontenible  alegría  por  la transición y  anteponer  su
interna a la resolución de otros dilemas.  La  sonrisa de oreja a oreja que
mostró  Adolfo  Rodríguez  Saá  el viernes tenía una sorprendente falta  de
sintonía  con  los  sentimientos  masivos  expresados en las calles en esos
mismos  instantes.    La  decisión  sobre  la  ley  de  lemas, un mecanismo
complejo, sin  tradición  y  de  dudosa  constitucionalidad fue ponerse una
piedra en el  camino.    Trabó  la aprobación de la elección del gobernador
puntano, circunstancia que persiste al cierre de esta nota, bien entrada la
noche del sábado.  Y abre al menos dos escenarios peliagudos para el PJ:

 	El más comentado, a fuer  de  más probable, que gane un sublema del
PJ que represente apenas al cuarto  del  electorado o menos.  Incluso hasta
podría ocurrir, como pasó tantas veces en  Uruguay,  que el elegido tuviera
menos sufragios que algún candidato opositor.

	El segundo es que se arme un lema  opositor  aglutinando  a fuerzas
minoritarias que capitalicen el deterioro actual del PJ más  el que acumule
en  dos  meses  de ardua gestión.  Esta hipótesis parece  difícil  dado  el
sectarismo   y  la  falta  de  olfato  político  de  la  izquierda  y    la
centroizquierda  nativas,  pero todo puede cambiar y a la ocasión la pintan
calva.

Todos llegan mal

	Una  de  las  virtudes  tácitas  que  tenía  un mandato más o menos
exitoso de  la  Alianza  con  sus  banderas era los efectos que debía obrar
sobre el peronismo.    Fuerza  pragmática  y  adaptable por demás, el PJ se
vería  obligado  a despojarse  de  vicios  adquiridos  durante  la  gestión
menemista y adecuarse al signo de los nuevos tiempos.  Eso significa purgar
a ciertos impresentables y corruptos, adquirir  parte  de  las banderas del
adversario, desalojar algunos cuadros ligados al pasado.    Con  una mezcla
innegable de astucia, amnesia y oportunismo, el justicialismo  cumplió esas
tareas  entre  1983  y  1987,  jaqueado  por la vigencia  del  gobierno  de
Alfonsín.  Esta vez no tuvo necesidad (tal vez tampoco  ocasión) de arrojar
lastre, volvió antes de lo esperado y de lo deseable aún  dentro de una muy
poco exigente perspectiva sistémica.

	Las terceras  fuerzas  tampoco  han  terminado de prosperar en este
tiempo.  El  Frente  Grande  se  pulverizó (ver nota aparte).  La izquierda
tradicional ganó espacio en  la  Capital  pero aún le cuesta trascender los
estrechos límites de ese territorio y de su internismo.

	El caso de Elisa Carrió  es  bien paradójico.  Fue la dirigente que
mejor  atisbó  y  prenunció  lo  que  está  ocurriendo.    Y  había  ganado
centralidad como opositora para las elecciones de octubre.  Algunos errores
tácticos pero severos le hicieron traspapelar la oportunidad  de ser hoy la
principal referente de la oposición al bipartidismo:  a) falta de precisión
en las pruebas de sus veraces denuncias, b) un armado electoral con aliados
mezquinos y municipales totalmente distante de la novedad y vastedad de sus
denuncias y c) no presentarse ella misma como candidata.  Igual está  en la
línea de partida y le queda tela por cortar.  El Frente nacional  contra la
pobreza,  que imaginaba para sí otro destino (el de una dinámica y creativa
oposición al  modelo,  por  afuera  de las instituciones del Estado) deberá
abrir un debate  de  cara  a  un  eventual  proceso  electoral abierto a la
sorpresa.

	Durante  18 años la  Argentina  fue  un  país  de  riquísimo  juego
político,  pleno  de  movidas  hábiles,    coaliciones   creativas  y  gran
estabilidad  institucional.    Eso  en un  marco  de  pobreza  y  exclusión
crecientes.  El marco ominoso sigue.   Lo  han  complejizado  la  presencia
batallante de la clase media en las calles  y  el riesgo institucional.  Un
mix explosivo que ya se cargó a un presidente.  Y que, si las cosas ( mejor
dicho los protagonistas) no cambian mucho, puede llevarse puesto también al
que sigue.



	Yo, el peor de todos
Por M. W.
	Los  últimos  gestos  de  Fernando  de  la Rúa lo pintan de  cuerpo
entero:

 	Sus  dos  discursos  fueron  engolados  y  carentes  de  contenido,
pletóricos de autoelogios.   Reiteró  en  momentos  límites  una  retórica,
mezcla de balbinismo y jerga jurídica, colmada de metáforas congeladas ("el
llamado  de  la  hora",  "los  grandes  consensos",  "el  ejercicio  de  la
autoridad")    inoperante    para    transmitir   información  o  demostrar
sentimientos.

 	Su fruición por el formato mediático:  se calzó lentes para mirar a
la cámara, un recurso que ya fatigó Mariano Grondona  y  que le aconsejó su
hijo para darse aires de estadista.

 	La  hipócrita  negativa  de  su  responsabilidad  política, legal e
histórica por  el  baño de sangre que regó su fuga.  "Fue la ley", farfulló
ante los periodistas  por toda explicación, sin tener siquiera la hombría y
la responsabilidad institucional de  advertir  que  fue él quien decretó el
estado de sitio y fueron  sus  subordinados  Ramón  Mestre y Enrique Mathov
(que se llevan el holgado record de asesinatos cometidos por las fuerzas de
seguridad desde 1983 en adelante) quienes condujeron la masacre.

 	El intento de derivar la culpabilidad a  terceros, sean los agentes
del caos o el peronismo.

	Jamás tuvo la entidad moral y política para  ser  presidente  de la
Argentina.    Ser  conservador  y hasta reaccionario fue el  menor  de  sus
pecados.  Además fue necio, sordo, con apenas dos ideas fuerza entre ceja y
ceja:    su  imagen  pública  y  el  equilibrio  fiscal al que  -repitiendo
sonsonetes  que  le soplaba al oído un amigo millonario y frívolo- atribuía
incorroborables dotes mágicas.   Tamaña estrechez de miras competen acaso a
un intendente (un intendente  de  ciudad  chica, mejor) pero no a la máxima
autoridad de una sociedad compleja.   A la hora de la hora fue sectario con
sus aliados, pasivo con los corruptos  de  su  gobierno, negociador con los
corruptos  de  la  principal  oposición,  lento  para    tomar   decisiones
inexorablemente  erradas  y  autodestructivas.  En las horas  postreras  le
cabía  todavía  la chance de algún gesto de grandeza  o  de  introspección.
Pero, imitando a los imitadores que lo ridiculizaban a diario,  solo  logró
suscitar odio y vergüenza.

	La mayoría de los integrantes de su gabinete estuvieron a su  misma
altura.    Empezando  por  su  amigo  y protegido Héctor Lombardo, quien se
negaba tozudamente  a  entregarle  su  renuncia.    Siguiendo  por el joven
Lautaro García Batallán, quien también mezquinaba la suya y proponía que el
gobierno siguiera a sangre y fuego un par de meses, mientras se pactaba una
transición.  "Estaba muerto de  miedo  -relata  un  ministro  que lo vio de
cerca- comparaba a De la Rúa  con  Ceacescu  y auguraba que, si renunciaba,
iba a ser colgado por las turbas."  Prosiguiendo por Mestre y Mathov que no
dieron la cara mientras uniformados a sus órdenes  cometían  todo  tipo  de
tropelías contra ciudadanos que, con sobrados derechos y ganas,  se  hacían
sentir.  Y, frutilla del postre, culminando en el General,  honoris  causa,
Horacio José Jaunarena, quien les pidió a sus colegas de armas que salieran
a  la  calle a reprimir manifestantes, recibiendo -él, que se supone es  un
abogado  y  un  dirigente  político-  una lección de derecho de los propios
jefes militares.

	Sólo dos  de  los  ministros mantuvieron hasta el final al menos el
temple y la  actividad  que  -como  piso-  debe  tener un hombre de Estado:
Chrystian Colombo y Adalberto  Rodríguez  Giavarini.   No fue azar, también
habían sido los que habían  puesto  capacidad  de  trabajo,  sentido común,
voluntad de diálogo (cualidades que no suelen combinar los radicales, según
se vio).  El jefe de Gabinete  terminó  siendo  el  único  funcionario  del
Ejecutivo que podía hablar con la principal oposición, el único considerado
un interlocutor válido y pertinente.  Esa aptitud, la  hiperquinesis,  y la
dedicación  full time (en un gabinete caracterizado por la incompetencia  y
la  molicie)  fueron  sus  principales  méritos.   Los del canciller fueron
lamoderación  y   la  destreza  para  evitar  incendios.    Ambos,  empero,
renguearon  de  la  misma  pata  que  todo  el  Gobierno:    por  formación
ideológica, por defensa de  intereses  concretos o por falta de perspectiva
fueron  eternos  abanderados  de  las    políticas  de  ajuste  permanente.
Discutieron a Domingo Cavallo su autoritarismo  y sus modales y a De la Rúa
su  autismo  pero jamás les controvirtieron el  -nefasto  y  por  añadidura
inviable- rumbo estratégico elegido para el país.

Se dobló y no se rompió

	Este es el fin del partido", se abatía Raúl Alfonsín repantigado en
un sillón en el Senado.  Era la tarde del jueves.  Afuera morían argentinos
como  moscas,  había  estado de sitio, y tambaleaban, amén de  la  UCR,  la
Alianza  (de  la  que  se  supone  Alfonsín  era  baluarte)  y  el  sistema
democrático mismo.  Pronunciada en tamañas circunstancias, la frase desnuda
con crueldad los límites  del que fue -y difícilmente vuelva a ser en mucho
tiempo-  principal partido de gobierno.    La  lógica  interna  absorbe  la
libido, la actividad y la imaginación.

	El escándalo de las coimas senatoriales  fue  una prueba de fuego y
los radicales no la superaron.  Puestos  a elegir, privilegiaron proteger a
José Genoud y Augusto Alasino antes que defender una bandera fundacional de
la  Alianza.    Sostener  la  máquina  partidaria,  mantener  invictos  los
privilegios  y  la  financiación espuria de la política estuvieron muy  por
encima  de la sabiduría de preservar la Alianza, que los había  catapultado
del erial electoral (al que ahora vuelven) al apoyo de las mayorías.  En el
mismo sentido se inscriben los gestos públicos y privados que Alfonsín y De
la  Rúa  (enemigos  supuestamente   inconciliables  a  la  hora  de  hablar
generalidades) prodigaron a favor de la impunidad de Carlos Menem.

	El radicalismo bonaerense, de retórica  progresista  a nivel macro,
añade  al  conjunto  la  mácula de  haber  tenido  innegables  acuerdos  de
.gobernabilidad.  con los ejecutivos del peronismo  provincial.  Manejando,
entre 1997 y 2001, mayorías parlamentarias y órganos  de  control  jamás le
hicieron cosquillas a Eduardo Duhalde y Carlos Ruckauf, a  quienes  eso sí,
demonizaron en cien tribunas.

	Dual,  viscosa, fue la relación entre el radicalismo y De  la  Rúa.
El  partido  de Yrigoyen terminó pariendo un oficialismo capcioso, generoso
en quejas  y reproches pero incapaz de torcer la débil muñeca presidencial.
Bien mirados, acompañaron  sus  peores decisiones (desde hacerse el oso con
las coimas senatoriales, hasta  la  represión de estos días, pasando por el
déficit cero) pero hurtaron el cuerpo para defenderlo, mientras desgranaban
un discurso incomprensible, laberíntico, autocentrado.

	Se  muere como se vive.   En  las  últimas  horas,  funcionarios  y
legisladores  endilgaron  a  un  jesuítico  funcionario  de  Ruckauf  haber
organizado  los  saqueos  e  ir avisando a ciertos  medios  dónde  irían  a
ocurrir.  Pero nadie se atrevió a ponerle la  firma  a  esas denuncias ni a
probarlas.

El socio (muy) menor

	El  socio  menor  de la Alianza, el Frepaso también contribuyó,  en
proporción  al  capital  accionario, al patético final.  Desde el vamos  no
pudo  desentrañar  la  compleja  misión  de conciliar su espíritu crítico e
innovador con  la  "cultura  de gobierno".  Arrancó rifando los lugares que
había  ganado  -dos  ministerios  tan  luego-  poniendo  a  dos  dirigentes
manifiestamente  incompetentes  para imprimirle  un  perfil  progresista  y
eficiente a sus carteras.   Graciela Fernández Meijide y Alberto Flamarique
fueron elegidos por méritos ajenos a  la  capacidad  de  gestión.    Y  así
lesfue.  Terminaron -en verdad se desplazaron  rápidamente- mucho más cerca
del delarruismo en su etapa terminal que del Frepaso de 1997.

	Esa  fue  apenas  la primera decisión gravemente errada  de  Carlos
Alvarez.    Enhebró  varias más:  defender hasta el  patetismo  las  peores
políticas del gobierno casi hasta el día en que renunció.   Su renuncia fue
un  gesto  discutible  pero  con  tonalidades  épicas  y de desprendimiento
inusuales que  abría  mejores  desemboques que los que él mismo eligió.  La
desmereció por no  haber sabido sostenerla, primero por no haber motivado a
sus  huestes  a  seguirlo,    luego   por  haber  intentado  un  movimiento
ciberespacial, luego por haber fantaseado  con  Cavallo  y  luego por haber
desaparecido de la escena pública.

	Sus seguidores se desperdigaron como las  perlas de un collar.  Una
buena parte de los que prosiguió en  el  Gobierno antepuso su continuidad a
cualquier  coherencia.    Por su puesto, y no  por  su  módica  importancia
relativa, el caso más irritante es el de Diana Conti quien toleró impunidad
para las violaciones de derechos humanos del pasado y nada  dijo -cuando la
coherencia y hasta cierta pizca de astucia aconsejaban hablar- frente a las
que  ocurrían en la propia puerta de su Subsecretaría en los estertores  de
su gestión.

Final contrafáctico

	Una tentación  acomete a los cronistas ante un hecho consumado:  la
de pensar en términos de tragedia, esto es destinales.  Todo lo que ocurrió
-presupondría esta mirada- está  contenido  en  sus  primeros orígenes.  La
historia, la política y las sociedades suelen probar lo contrario:  siempre
hay márgenes para la voluntad, para desviarse algo de lo dado, para mejorar
o empeorar.  El gobierno que acaba  de  irse  pudo  ser  menos penoso si el
Presidente  hubiera  despegado  algo  del piso, si su  partido  le  hubiera
impuesto otros rumbos o -en el peor caso- lo hubiera enfrentado cabalmente.
Si  hubiera  tenido  más cuadros como, por caso, Melchor Cruchaga  y  Darío
Alessandro  que  acompañaron  políticas  cuestionables  pero  al  menos  lo
hicieron con el aditamento del trabajo constante, del diálogo democrático y
de la incorruptibilidad personal.  Si Chacho hubiera elegido otros rumbos o
-de mínima- hubiera sido congruente  con  sus  dos decisiones más potentes:
sumarse al gobierno con un perfil  propio  y  renunciar.    Si  la  Alianza
hubiera  perseverado en la lucha contra la  corrupción,  hubiera  destinado
cuadros  más  eficaces  y más recursos a las  políticas  sociales,  si  sus
cuadros políticos no hubieran caído en la pereza y  la  ignorancia de creer
que  el  país  crecería  a  un 3 por ciento anual  y  eso  obturaría  otros
problemas y debates.

	Si  hubiera  habido, por decir lo palmario, desde el Presidente, el
peor  de todos, hasta el último dirigente aliancista cierta conexión con la
realidad,  con  las  demandas de la gente de pie, con las modestas banderas
que los llevaron, apenas ayer, en triunfo a la Rosada.

(*) Publicado por Pagina 12 en la edicion del 23 de diciembre



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