Microsemanario
Año 12 número 491
17 de noviembre de 2003
== M I C R O S E M A N A R I O ======================================
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%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%% INDICE %%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%
SUELOS DETERIORADOS
Por Lic. María Beatriz Cobos
Un asteroide pasó a pocos kilómetros de la Tierra
CERCA PERO SIN PELIGRO
BREVES DE CIENCIA Y TECNOLOGIA
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[] SUELOS DETERIORADOS
Por Lic. María Beatriz Cobos
La degradación del suelo constituye un motivo de preocupación para
los productores agrícolas porque implica una progresiva reducción
en el rendimiento de las cosechas. Desde el Laboratorio de
Recursos Nativos de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la
Universidad Nacional de Córdoba, la Dra. en Ciencias Biológicas
Francisca Galera propone la implementación de un Sistema de
Algarrobos Nativos para restaurar la capacidad productiva de los
suelos deteriorados por la agricultura.
Desde siempre, la tendencia declinante de la productividad agrícola
es atribuible al deterioro del suelo provocado por la acción erosiva del
agua y el viento. Pero en este contexto, los factores antropogénicos
también desempeñan un rol protagónico al crear mecanismos capaces de
potenciar y acelerar los procesos de degradación. La tala indiscriminada
de bosques nativos para ganar tierras fértiles y la siembra permanente de
monocultivos, constituyen dos claros ejemplos de este fenómeno.
En Argentina, como en otros lugares del mundo, la agricultura se
basó en la eliminación de bosques para aprovechar la fertilidad del suelo.
Este proceso se inicia en la segunda mitad del siglo XIX cuando el
desarrollo económico del país se basa en el modelo productivo
agro-exportador. Desde entonces, la expansión de la denominada 'frontera
agropecuaria', por medio de la cual se incorporan nuevas tierras aptas para
la explotación agrícola, no ha detenido su marcha. Pero en el caso de la
agricultura, el crecimiento de las áreas de cultivo no implica un mayor
rendimiento: el suelo no puede garantizar su productividad por siempre
cuando, de una u otra manera, es sometido a procesos de degradación de
diferente magnitud.
En la actualidad, según datos del Instituto del Suelo del INTA
(Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria), en nuestro país la erosión
afecta al 20% de la superficie nacional. Esto quiere decir que suman un
total de 60 millones las hectáreas de tierra afectadas por erosión hídrica,
eólica y deterioro de las propiedades físicas, químicas y de biodiversidad.
Este último tipo de erosión es el que se evidencia en la agricultura,
cuando el uso intensivo del suelo por un mismo tipo de cultivo a través
décadas provoca la absorción de nutrientes y el deterioro progresivo, hasta
alcanzar la pérdida total de aptitud agrícola.
Para revertir estas situaciones, la Dra. Galera, junto a su equipo
de trabajo, estudia desde hace más de diez años, la capacidad de algunas
especies de algarrobo para recuperar la productividad de este tipo de
suelos. Con este fin, la investigadora obtuvo el apoyo financiero del
Fondo para la Ciencia y la Tecnología (FONCyT) de la Agencia Nacional de
Promoción Científica y Tecnológica (ANPCyT) para implementar esta propuesta
tecnológica en dos áreas demostrativas de la provincia de Córdoba y
comprobar, una vez más, la capacidad de estas especies para mejorar en
forma sustancial la calidad del suelo, proporcionando forraje, alimento y
madera en el corto y mediano plazo.
Prosopis: la variedad más apta
Este proyecto de transferencia tecnológica se implementa en dos
campos de la llanura central cordobesa situados en cercanías de Los
Cóndores (Dto. de Calamuchita) y Despeñaderos (Dto. de Santa María),
respectivamente. Los terrenos -que abarcan en total 12 hectáreas- fueron
cedidos por sus productores porque tras doce años de siembra permanente de
soja habían perdido en forma total su aptitud agrícola. La propuesta
tecnológica consiste en reintroducir en estos campos especies nativas de
algarrobo por su capacidad de implantarse en suelos empobrecidos,
posibilitando la recuperación de sus características físicas, químicas y
bióticas.
Los algarrobos más conocidos tienen hojas pinnadas de color verde
oscuro y flores pequeñas, de color banco o amarillo, generalmente agrupadas
en espigas y el fruto es una vaina cuyo color varía entre el amarillo claro
y el castaño, que contiene una pulpa de sabor dulce y agradable. Estos
árboles del género Prosopis, pertenecen a la familia de las leguminosas
(Leguminosae) y a la subfamilia Mimosoideas. El área natural de este
género abarca la mayor parte del país y crece en zonas de clima semiárido,
con temperaturas anuales superiores a los 12º C y ocupa áreas entre
isoyetas -líneas imaginarias que unen los puntos de la tierra con la misma
pluviosidad media anual- de 300 a 500 mm. El género cuenta con alrededor
de 45 especies en América del Sur, Norte y Central, África y oeste de Asia,
y Argentina constituye el centro de mayor diversidad ya que cuenta con 27
especies.
Dentro del género se elige la variedad Prosopis alba var. panta,
una de las especies que más predominó en los bosques nativos de la zona,
porque se comprobó que posee un crecimiento relativamente rápido y, en el
corto y mediano plazo, es la más indicada para producir madera, alimentos y
forraje.
Una investigación realizada por este grupo de trabajo en Villa
Quilino (Pcia. de Córdoba) demuestra que, en comparación con otras
especies nativas, Prosopis alba var. panta es la más apta para producir
forraje -de sus frutos y follaje- ya que supera en peso y calidad cualquier
forraje verde. Se calcula que por hectárea es posible obtener 2539 kg. de
frutos y una biomasa económica de 85.16 toneladas. Además, sus frutos -que
alcanzan una media de 27.8 cm de largo y 1.5 cm de ancho- poseen un alto
contenido de proteínas y constituyen una excelente fuente de alimento para
el consumo humano.
También se opta por esta especie porque presenta una buena
respuesta a la domesticación y, en relación a la producción de madera, se
comprueba que tras los tratamientos de poda incrementa su crecimiento en
altura hasta alcanzar, en 10 años, un máximo esperado de 3,50 metros.
Asimismo, la poda le proporciona una forma más armónica, una copa más
redondeada y un tallo o tronco más, largo, recto y sin nudos.
Entre plántulas y plantines
En su primera etapa, el proyecto demanda la producción de una gran
cantidad de plantines de Prosopis alba var. panta. Para lograr este
objetivo el Laboratorio de Recursos Nativos cuenta con dos cámaras
climatizadas para programar, de forma artificial, la temperatura y la
humedad que esta especie precisa para germinar y producir una gran cantidad
de plántulas en una corto lapso de tiempo. En este caso, se germinaron
1000 semillas por día.
Al tercer día de vida, los plantines se colocan en envases de
polietileno y se depositan en el vivero donde son regados durante los
primeros 20 días para su óptima implantación. Recién al año, los
incipientes árboles de algarrobo se trasplantan al campo -en hoyos de 50
cm. de profundidad por 25 cm. de diámetro- a una distancia de 6 metros
entre sí para permitir el laboreo del suelo en el futuro y con el objetivo
de mejorar la absorción del agua y evitar escorrentías, se plantan en
curvas de nivel, siguiendo los contornos del terreno de forma perpendicular
a la pendiente. Una vez trasplantados, los árboles se riegan durante los 3
primeros meses para garantizar su supervivencia. No obstante, está
previsto que se pierda el 40% de los plantines antes de llegar al año y el
12% después que estos son trasplantados a campo.
Otro aspecto del proyecto esta relacionado con los análisis
edafológicos del suelo que se practican al comienzo y al final de la
investigación para constatar la evolución de sus características fisicas,
químicas y biológicas tras la implementación del Sistema de Algarrobos
Nativos.
Para poner en práctica esta investigación es preciso elaborar los
mapas de las zonas que se van a forestar, delimitar las perfiles de suelo y
trazar las áreas de muestreo. De cada una de éstas áreas se extraen 30
muestras al azar de la capa u horizonte superior de la tierra, de
aproximadamente 20 cm de profundidad que luego se mezclan para conformar la
muestra compuesta que se examina en el laboratorio. Allí se estudia la
materia orgánica e inorgánica que contribuye a elevar la fertilidad del
suelo y se analizan las poblaciones microbianas que aportan los elementos
necesarios para el crecimiento de las plantas. En este caso, se observan
los microorganismos amonificadores, que intervienen en el proceso de
descomposición de materia orgánica, y los microorganismos celulolíticos,
fijadores y nitrificadores que, entre otras cosas, extraen el nitrógeno del
aire para fijarlo en el suelo, transformando el nitrógeno atmosférico en
nitrógeno orgánico.
La paciencia obtiene sus frutos
La restauración total del suelo no se logra de un día para el otro.
Los productores rurales tendrán que armarse de paciencia y esperar que
transcurran, como mínimo, cinco años desde la implementación del proyecto
para volver a sembrar sus tierras. Pero la espera tendrá su fruto porque
no solo podrán recuperar la aptitud agrícola del suelo sino que además,
gracias a la presencia del algarrobo entre sus cultivos, podrán mantener su
fertilidad por tiempo indefinido.
Otro beneficio adicional que aporta el proyecto está ligado al
control de las inundaciones que se producen cuando las precipitaciones
exceden la capacidad de absorción del suelo. Se trata de un fenómeno muy
común en zona con suelos dedicados a la agricultura que en su mayoría se
encuentran erosionados y no cuentan con una adecuada capa fértil que
infiltre la totalidad de la lluvia caída.
Además, como estos campos no cuentan con una cubierta forestal que
regule el impacto de la lluvia, se producen desprendimientos de tierra que,
junto con el exceso hídrico, se desplazan en forma de escorrentías
(conjunto de las aguas que se desplaza) por la superficie terrestre
provocando un proceso erosivo aún mayor.
De esta manera, la recuperación de la calidad del suelo incrementa
la velocidad de infiltración y, en consecuencia, minimiza el efecto de las
inundaciones que, dependiendo de su magnitud, pueden causar anegación de
campos, aislamiento de localidades y deterioro de la infraestructura vial.
En definitiva, pérdidas millonarias. A su vez, la solución que el proyecto
propone en el mediano plazo, permite ahorrar la costosa inversión que
demanda la implementación de obras de drenaje, sistemas de canalización del
agua y otros mecanismos que se aplican, en forma circunstancial, para
paliar las consecuencias de las inundaciones.
De sol a sol, los algarrobos continúan llevando a cabo la misión de
restaurar el suelo y, según la Dra. Galera, la evaluación de los
resultados obtenidos hasta el momento es positiva. Consecuentemente, el
área demostrativa implementada permitirá a los productores de la región
constatar la efectividad de esta propuesta tecnológica para recuperar la
productividad de su campos y obtener, a la vez, importantes beneficios
adicionales.
Semillas a plazo fijo
En el pasado, los algarrobos tenían una presencia imponente entre
las agrupaciones arbóreas autóctonas y, conformando grupos, dominaban los
bosques de la región. Pero tras su tala indiscriminada varió la fisonomía
del paisaje y, en la actualidad, existen muy pocos ejemplares. En
consecuencia, contar con la cantidad de semillas necesarias, constituye una
preocupación fundamental a la hora de poner en marcha este tipo de
proyectos.
Por este motivo, los bancos de semillas cumplen una importante
función porque, además de suministrar material germinativo para las
plantaciones, preservan las semillas de especies que, como estas, se
encuentran en peligro de extinción.
Con relación a las semillas de algarrobo, pueden mencionarse dos
entidades ya consolidadas: el Banco Nacional de Semillas de Algarrobo de
la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la UNC - que vende semillas por
gramo para realizar plantaciones forestales con fines comerciales o
científicos- y el Banco de Semillas del Laboratorio de Recursos Nativos de
la mencionada facultad.
Este último fue creado en 1984 con a apoyo de la Organización de
las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) con el
propósito de proporcionar a los investigadores de la UNC semillas de alta
calidad. Aquí se procesa el material en forma minuciosa, a mano o con
ayuda de un pincel, para garantizar la calidad de las semillas depositadas
y se registra en una cuadrícula la ubicación exacta de cada árbol del que
se extrae material germinativo. Además, el banco cuenta con un herbario
que contiene la muestra de todas las especies del género Prosopis que
crecen en el país.
Las semillas se conservan en cámaras frías, en bolsas adecuadamente
datadas, porque en este estado pueden conservar durante mucho tiempo su
capacidad germinativa. Al respecto, la Dra. Galera comentó que las
semillas utilizadas en este proyecto llevaban nueve años en el banco de
semillas.
Del árbol a la mesa
Por tener gran valor nutritivo, agradable sabor y buena
digestibilidad, el fruto del algarrobo es también utilizado para elaborar
alimentos de consumo humano. Entre otras cosas, las vainas de algunas
especies de Prosopis, se utilizan para preparar bebidas alcohólicas: la
'chicha' y la 'aloja' que se producen por la fermentación de los frutos del
algarrobo y la 'añapa', que se prepara macerando en agua la algarroba
triturada, constituyen tres clásicos ejemplos.
Los frutos del algarrobo son aptos para fabricar algunos productos
tradicionales como el 'arrope, algarrobina o miel de algarrobo', que se
obtiene al cocinar los frutos en agua, permitiendo la concentración de los
azúcares, el clásico 'patay', que se prepara moliendo la algarroba madura y
seca en el mortero y el 'Chumingo' riojano, un tipo de patay que se logra
mojando la masa molida de algarroba antes de someterla al secado. Además,
la harina que se obtiene al pasar el fruto seco por la molienda es apta
para la elaboración de tortas, galletas y panes.
También se produce vinagre- través de la acidificación del vino de
algarrobo- y alcohol etílico de buena calidad. Con relación a este último,
se constató que partir de la fermentación de los frutos de la especie
Prosopis alba es posible obtener una cantidad superior a los 27 litros de
alcohol por cada 100 kg. de vainas. Otro dato: con las vainas de la
especie Prosopis juliflora se prepara una infusión que, en aroma y sabor,
puede reemplazar perfectamente el café tradicional.
Fuente: CERIDE
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[] Un asteroide pasó a pocos kilómetros de la Tierra
CERCA PERO SIN PELIGRO
El 27 de septiembre pasado un asteroide de 3 a 6 metros de
diámetro, pasó a 88.000 km de la Tierra. Si bien la distancia
puede parecer grande, es menos de un cuarto de la distancia entre
nuestro planeta y la Luna, una cifra pequeña astronómicamente
hablando y que lo ubica como el asteroide que ha pasado más cerca
de la Tierra de los que se encuentran documentados hasta ahora,
descartando -claro está- los que han hecho impacto sobre nuestro
planeta o ingresado a nuestra atmósfera.
Edward Bowell, director del programa Near-Earth-Object Search
(LONEOS), del Observatorio Lowell, dedicado a la detección de objetos
cercanos a la Tierra, afirmó que en un buen mes de trabajo son capaces de
detectar entre 5 y 10 asteroides próximos a la Tierra. La mayoría de
ellos, sin embargo, son tan grandes como una montaña o estadios de fútbol.
En este sentido, 2003 SQ222, como ha sido bautizado
provisionalmente, es una excepción. El asteroide fue fotografiado unas
pocas horas después de su máximo acercamiento por Michael Van Ness, de la
Northern Arizona University.
Las primeras imágenes de la roca se tomaron con la cámara CCD
utilizada por el Minor Planet Research, una organización dedicada a la
búsqueda y catalogación de cuerpos menores. Robert Cash, utilizando un
programa especial para detectar el movimiento de objetos en una serie de
imágenes consecutivas, identificó a uno que avanzaba unos 20 grados por
día, casi el doble de rápido que la Luna. Inmediatamente, comunicó el
hallazgo y se generaron las efemérides oportunas para que cualquier
observador del mundo pudiera hacer un seguimiento.
Según la órbita computada, SQ222 había pasado a un cuarto de la
distancia Tierra-Luna unas 11 horas antes de ser descubierto. El astrónomo
aficionado británico Peter Birtwhistle, equipado con un telescopio de 30
cm, fue capaz de fotografiarlo.
Su brillo y distancia nos han permitido estimar sus dimensiones.
La mayoría de los asteroides tienen superficies tan oscuras como el carbón,
o son cuatro veces más reflectantes. Teniendo en cuenta esto, SQ222 debe
medir unos 3 a 6 metros, algo así como una habitación de una casa. En este
caso, sería probablemente el asteroide más pequeño del que se tiene una
órbita fiable. Se conocen otros más diminutos, pero son tan débiles que no
es posible seguirles el tiempo suficiente para derivar su órbita exacta.
Es posible que la última detección de SQ222 se efectuara el 2 de
octubre, cuando Alan Fitzsimmons, trabajando desde el Isaac Newton
Telescope de 2,5 metros de diámetro, en la isla de La Palma, en Gran
Canarias, lo contempló alejándose rápidamente de nosotros y mostrando un
brillo 100 veces inferior al del momento del descubrimiento.
SQ222 no podría con toda probabilidad haber chocado contra la
Tierra, ya que su órbita sugiere un máximo acercamiento posible de unos
27.000 km. Sin embargo, si lo hubiera hecho, sólo habría explotado en la
atmósfera, donde se habría vaporizado tras liberar la energía de una
pequeña bomba atómica. De hecho, objetos como el SQ222 se queman en
nuestra atmósfera aproximadamente cada año, aportando sólo un curioso
espectáculo visual.
El asteroide no regresará a las inmediaciones de la Tierra antes de
transcurridos 10 años. No conocemos su órbita con la precisión suficiente
para determinar fechas exactas.
Se estima que existen 500 millones de asteroides cercanos a la
Tierra iguales o mayores que SQ222. Unos 3.000 de estos objetos se
aproximarían cada año más cerca que la Luna, y 100 de ellos lo harían más
que SQ222. Moviéndose a una velocidad media de 17 km/s cualquiera de ellos
se pasa dentro de la órbita de la Luna 8 horas o menos, lo que dificulta
mucho su detección. Podría haber en estos momentos un par de asteroides
como SQ222 de aquí a la Luna, y dos más acercándose mañana. Simplemente,
no podemos verlos porque van demasiado deprisa para que las cámaras CCD los
registren. Dado el nulo peligro que suponen, los astrónomos no están
preocupados por su localización.
Información adicional en:
http://cfa-www.harvard.edu/mpec/K03/K03T03.html
http://bbsnews.net/bw2003-10-03a.html
///
[] BREVES DE CIENCIA Y TÉCNICA
> LAS CLAVES DE UN ORGANISMO VIVO. Investigadores argentinos
hallaron que ciertas células son las verdaderas arquitectas del embrión.
El conocimiento de los "planos" de un organismo es fundamental en las
investigaciones orientadas a clonar células madre para obtener órganos a
medida.
Más información en:
http://web.fcen.uba.ar/prensa/noticias/2003/noticias_07oct_2003.html
> VUELVEN LOS VUELOS TRIPULADOS DE LA NASA. La NASA tiene previsto
para el 11 de marzo de 2004 la vuelta al espacio de sus transbordadores,
tras la puesta en práctica de numerosas recomendaciones para evitar que se
repitan tragedias como la del "Columbia".
Sin embargo, esa fecha tentativa anunciada ayer podría ser
modificada si la agencia espacial estadounidense no logra cumplir los
objetivos de seguridad que se ha fijado, según uno de sus portavoces,
Allard Beutel.
La NASA difundió un "plan de retorno de vuelos" en el que explica
la decisión de reanudar los vuelos espaciales tripulados y, en cuyas 78
páginas, ofrece detalles sobre los pasos adoptados para que las misiones
sean más seguras.
A las aeronaves de las nuevas misiones se les incorporarán aparatos
especiales para vigilar más minuciosamente su despegue, trayectoria y
permanencia en el espacio.
La NASA se comprometió a cumplir o discutir todas las
recomendaciones de la comisión para la reanudación de las misiones
espaciales sugeridas por la comisión independiente que investigó la
desintegración del "Columbia", en la que murieron sus siete tripulantes el
1 de febrero pasado.
Sin embargo, para nueve de esos requerimientos, el plan divulgado
por la Administración Nacional para la Aeronáutica y el Espacio (NASA) sólo
habla de "soluciones potenciales" o señala que se "están analizando".
Más información en: http://www.spacedaily.com/2003/030908180950.omnkruv3.html
> LOS INGREDIENTES DE LA VIDA. De acuerdo a los cosmólogos, el
temprano Universo sólo tenía una mezcla de hidrógeno, helio y otros
elementos livianos, pero ninguno de los elementos pesados requeridos para
la vida, como el carbono, por ejemplo.
A partir de esos gases originales, estrellas gigantes -algo así
como 200 veces el tamaño de nuestro Sol- convirtieron cerca de 50% de su
material en elementos pesados, principalmente hierro, antes de explotar
violentamente como supernovas.
Estas explosiones sembraron el espacio vacío con elementos como el
carbono, oxígeno y hierro. Nuevas simulaciones realizadas por los
astrofísicos Volker Bromm (del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsoniano,
CfA), Naoki Yoshida (del Observatorio Astronómico Nacional de Japón) y Lars
Hernquist (CfA) muestran que la primera "gran generación" de estrellas
dispersaron por el espacio increíbles cantidades de tales elementos pesados
a través de miles de años luz. El telescopio James Webb, programado para
ser lanzado luego de 2011 será tan sensible que será capaz de de ver estas
supernovas en plena explosión.
Más información en: http://www.cfa.harvard.edu/press/pr0321.html
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FIN DE LA EDICION DE MICROSEMANARIO
Publicación electrónica dirigida a los connacionales residentes en el
exterior con una síntesis de las principales noticias de Política Nacional,
Economía, Sociedad y Educación.
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el cuerpo del mensaje diga:
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República Argentina.
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