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Viernes
1ro. de marzo de 2002
El 19 y 20 de diciembre el pueblo le dijo basta a un proyecto de país. Un proyecto de pais que profundizo la dependencia a niveles inusitados, que destruyo la industria nacional y que ha extrangerizado áreas estratégicas como la energía, la seguridad social y las comunicaciones. El desarrollo en ciencia y tecnica nacional no tuvo un lugar en este proyecto. Mientras la deuda externa ocupaba un lugar cada vez mas y mas importante en el presupuesto nacional, la desocupacion, el hambre y la miseria se sintieron como nunca antes. La universidad, y en particular nuestra facultad, no quedaron al margen de este proyecto. Durante el menemismo, nos vendieron las privatizaciones y las relaciones carnales como solución para la Argentina. Y nos quiesieron vender para la Universidad la Ley de Educación Superior como marco legal, el programa de incentivos para privilegiar a un grupo de docentes y dividir al claustro y el FOMEC como sistema de financiamiento para este objetivo. Lamentablemente este proyecto del Banco Mundial tuvo en nuestra facultad uno de sus principales puntos de apoyo. Estos profesores trabajaron para conformar la Alianza, que llevó a De la Rua al gobierno. Lejos de ser el cambio que algunos esperaban, profundizo el ajuste a las áreas básicas del estado mientras beneficiaba a los mismos grupos monopólicos y convocó a Cavallo nuevamente al gobioerno. Recortó salarios y confiscó depósitos. Los organismos de ciencia y técnica como el CONICET vieron comprometida al límite su supervivencia. En estos años, desde la dirección política de la facultad, con el eslogan de la excelencia, se fortaleció la idea de la ciencia en si misma, junto con una desenfrenada carrera por el paper como meta máxima para un investigador. Se acepta y reproduce este mecanismo pensado al servicio de los centros de investigación del primer mundo, que es donde se publican las revistas consideradas de mayor impacto, principalmente Estados Unidos. Nuestros profesores son elegidos en concursos donde casi exclusivamente se considera su número de papers y el status de la revista en que publican. Las investigaciones que pueden ser productivas, son vendidas al mejor postor, manteniendo a la facultad como un apéndice y trabajando en un micro proyecto que es una parte de un todo que nunca vemos y que sirve a grupos empresarios. Subordinando la política académica y científica cada vez más a monopolios como Techint, Motorola o Microsoft y convirtiendo al plantel docente en científicos en alquiler. Adecuando el funcionamiento de la Facultad a un presupuesto insuficiente que deja afuera a cientos de estudiantes y expulsa a los jóvenes graduados. Resignandose a ver a Ezeiza como principal salida para los egresados. El proyecto de la alianza fracasó. Las luchas populares fueron creciendo y masificándose en los últimos años, y en diciembre pasó lo que nunca había pasado en la Argentina: la movilización popular echó a un presidente constitucional. Y el país fue escenario de múltiples combates. Un argentinazo que abrió una nueva etapa histórica. El gobierno de Duhalde en acuerdo con Alfonsín e Ibarra no resuelve los problemas de hambre y desocupación del pueblo. Por el contrario, sigue confiscando los depósitos, y con la devaluación y licuacion de deudas, asegura ganancias fabulosas a Techint, Perez Companc, Repsol y el Grupo Clarín entre otros. Sigue los lineamientos del FMI, aprueba un presupuesto 2002 con ajustes para las provincias, educación y salud. Al calor de las luchas que se fueron profundizando, el pueblo discute masivamente, en las asambleas populares, y en las multisectoriales, un nuevo proyecto de país. Se cuestiona el artículo 22 de la Constitución Nacional que dice: “el pueblo no delibera ni gobierna sino a través de sus representantes”. Grandes sectores buscan ser protagonistas y tomar en sus manos la solución de los problemas. Se empieza a discutir quien tiene que gobernar. Hoy el pueblo quiere decidir el rumbo y crea condiciones para resolver los problemas que tiene. Hoy estudiantes, docentes y graduados buscan que la ciencia brinde los fundamentos necesarios para un desarrollo cintífico tecnológico que resuelva las necesidades de alimentación y salud que se presentan en Argentina. Y buscan que su facultad se ponga a la altura de las circunstancias para que esto sea posible. Estrechando relaciones con institutos como la CNEA, el Malbrán y el INTA, poniendo los conocimientos que produce al servicio de un programa científico-tecnológico nacional y no de los monopolios, movilizándose para que los estudiantes no tengan que abandonar sus estudios por razones económicas y para que sus graduados puedan desarrollarse como científicos en el país. Hoy encontramos estudiantes y científicos que cuestionan los protocolos académicos y la idea de la enseñanza como selección de los más capaces, que no se impresionan con los títulos y premios. Y que buscan un programa de universidad y de facultad que levante un proyecto al calor de las luchas populares y al servicio de nuestro pueblo. La situación es inestable. Hoy en la Facultad, al igual que en la Argentina, están en lucha dos proyectos: o seguir subordinándonos, haciendo lo que nos dicen que tenemos que hacer, mientras sigue el sufrimiento para nuestro pueblo, o ponernos de pie junto al resto del pueblo en el camino de una perspectiva revolucionaria liberadora para la Argentina. En estas elecciones de decano no encontramos un candidato que se enmarque decididamente en este camino y presentamos nuestra abstención. Dijo B. Brecht: "No acepten lo habitual como cosa natural,
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