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Lunes 2 de diciembre de 2002 Por
Veronica Engler (*) En 1978 el Departamento de Energía de Estados Unidos lanzó un programa cuyo objetivo era eliminar los materiales de uso civil susceptibles de ser utilizados con fines bélicos, como el uranio altamente enriquecido (HEU, por su sigla en inglés) que se usa en los reactores nucleares de investigación. Este programa -Reduced Enrichment for Research and Test Reactors (RERTR)- se enmarcó en las diferentes políticas de no proliferación de armas nucleares, encaradas en la década del ´70 por dos cuestiones fundamentales: el auge de los movimientos guerrilleros en todo el mundo y el intento de algunos países -como la India- de desarrollar sus propias bombas. Hoy, a veinticinco años de su lanzamiento y tras los atentados perpetrados el 11 de septiembre del año pasado en EE.UU., los responsables del proyecto junto a los países que participan del mismo (entre los que se encuentra la Argentina) se proponen eliminar este combustible antes del año 2012 en los usos pacíficos de la energía nuclear. A partir de la decisión política encarada con el programa RERTR surgió la necesidad de producir nuevos combustibles y de remozar los reactores de investigación para que puedan funcionar adecuadamente: dos desafíos científicos que abren un gran negocio para el sector nuclear de las naciones que se involucren con estos temas. Para hablar de estas cuestiones se juntaron a principios de noviembre más de 200 expertos de 30 países en la 24 Conferencia Internacional sobre RERTR, organizada por la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), en Bariloche. La reunión anual que debía realizarse en Balí (Indonesia) el año pasado se suspendió luego de los ataques terroristas a las Torres Gemelas. "Después del 11 de septiembre el gobierno de Estados Unidos ha empezado a prestar mucha más atención que antes al tema del terrorismo y ha decidido que el programa debe desarrollarse con más rapidez que en el pasado, y esencialmente acordó con Rusia que deben convertir los reactores de investigación para que funcionen con uranio de bajo enriquecimiento lo antes posible", así resumía el estadounidense Armando Travelli, responsable máximo del RERTR en el Argonne National Laboratory, el rumbo que tomará el programa que dirige. Uranios El uranio (U) natural es un metal muy denso constituido por tres isótopos: U 238 -que es el más abundante, alrededor del 99 % -, U 235 -aproximadamente el 0,7 %- y U 234 -en una pequeñísima cantidad. El isótopo 235 es el que, bombardeado con neutrones, se hiende en dos fragmentos casi iguales con liberación de neutrones y de enorme cantidad de energía. De esto resulta la fisión nuclear, una reacción en cadena de proporciones inmensas, que permite la aparición de otros elementos a partir del uranio. Subiendo la cantidad de U 235 a más del 90 % se obtiene HEU. Con apenas 18 kilogramos de esta sustancia se puede manufacturar, con las indicaciones correspondientes, una bomba atómica. En cambio, el uranio de bajo enriquecimiento (LEU, por su sigla en inglés) está formado con menos del 20 % del isótopo 235. Con este tipo de material, se dificulta la fabricación de un arma de destrucción masiva porque se requiere una enorme cantidad del combustible en cuestión. "Para enriquecer el uranio, se somete al metal a algún proceso, químico o físico, de manera de aumentar esa proporción del isótopo 235. Se puede enriquecer prácticamente hasta el 100%. Lo que se hace es una especie de filtrado que permite retener la parte de uranio 235 y descartar el resto, que es uranio empobrecido", detallaba Arturo Bevilacqua, ingeniero nuclear del Centro Atómico Bariloche. Dos anuncios de la Argentina Pablo Adelfang, jefe del Departamento de Combustibles Nucleares de la CNEA, hizo dos anuncios importantes en el marco de la conferencia. El primero es que la Argentina eliminó el uso de HEU en la fabricación de molibdeno 99 de fisión (que es uno de los más importantes radioisótopos de uso medicinal). "Somos el primer país en el mundo que convierte la producción de molibdeno 99 de HEU a LEU", comentó orgulloso este químico egresado de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. El otro anuncio es que "nuestro país, también es un participante oficial en el programa de calificación del uranio molibdeno (un combustible de última generación que aún no está calificado a nivel mundial)". El uranio molibdeno (UMo) fue una de las "estrellas" del evento en Bariloche, porque buena parte del éxito del programa de RERTR se juega en la posibilidad de empezar a utilizar nuevos combustibles de bajo enriquecimiento y alta densidad. "Argentina tiene un proceso propio para la fabricación de uranio molibdeno en polvo que lo pone a disposición de la comunidad internacional para que pueda ser empleado en los objetivos del programa", explicó Adelfang y aclaró: "Esto no es regalar, se vende, va a haber una patente, pero no va a haber problemas para transferir la tecnología o vender el polvo a otro país. Es decir, lo hacemos para ganar dinero, pero no le vamos a poner ninguna limitación en cuanto a pedir royalties especiales".
(*) Centro de Divulgación Científica - SEGBE - FCEyN.
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