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Lunes 16 de septiembre de 2002 GenTec, Proyecto Iberoamericano de Ciencia, Tecnología y Género, es una iniciativa de la UNESCO para Iberoamérica, dirigida a conocer la situación de la mujer en las actividades de investigación científica. El Centro de Estudios sobre Ciencia, Desarrollo y Educación Superior y la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA son los organismos coordinadores del proyecto en el país. Por
Verónica Engler (*) La investigación se basa en la noción de género como categoría fundamental para asignar significado y valor a todas las cosas, y para organizar las relaciones sociales humanas. Al tomar a la ciencia como una actividad plenamente social, la idea del proyecto GenTec es empezar a comprender las múltiples formas en las que también la ciencia, se estructura de acuerdo con las expresiones de género. ¿Cuántas científicas y tecnólogas hay en Iberoamérica? ¿En qué áreas de la ciencia participan y en qué porcentajes? ¿Cuál es su procedencia social y cultural? ¿Cuáles son sus lugares de trabajo? ¿En qué consisten sus líneas de investigación? ¿Qué aportes han hecho las científicas de esta región? ¿A qué tipo de problemas se han enfrentado para desarrollar su carrera? ¿Cuántas científicas ocupan puestos de dirección? ¿Existen diferencias entre la actividad científica de una mujer y la de un hombre? Estas son algunas de las preguntas que irán obteniendo respuestas durante el desarrollo de la investigación patrocinada por la UNESCO. Más jerarquía, menos mujeres El
estudio "La Participación de las mujeres en el sistema de Investigación
y Desarrollo en Argentina" es la continuación de un proyecto
realizado en el año 2001 por el Grupo Redes. "El año pasado se
hizo un relevamiento amplio de la situación de las mujeres en todo
el país y en todas las disciplinas, dentro del sistema de investigación
y desarrollo público, sobre la base de la información disponible en
las instituciones", comenta la socióloga María Elina Estébanez,
una de las coordinadoras (por el Grupo Redes) del proyecto. Entre
los resultados alcanzados en 2001, pueden destacarse los siguientes: ¨Las mujeres son mayoría (53%) entre el personal (técnico) de I+D total de las universidades públicas, mientras que en otras instituciones su participación baja para llegar a 32% en universidades privadas y 25 % en empresas. ¨ Los porcentajes de participación de mujeres en órganos de evaluación de organismos de promoción y gestión de la ciencia se ubican entre un 12 y 30 por ciento. Para Estebánez, el porcentaje de participación de mujeres en I+D en la Argentina es relativamente alto, sobre todo si se compara con la participación global de la mujer en el mundo del trabajo que es del 36%. Pero, por diferentes causas "existe un proceso de estratificación en las actividades de investigación que genera una mayor concentración de mujeres en las capas inferiores, y la participación femenina desciende a medida que se consideran los niveles jerárquicos superiores -adivierte la investigadora-. De todas formas, no pretendemos sacar conclusiones de las cifras obtenidas durante el año pasado, sino profundizar la investigación para hallar explicaciones." Preguntas genéricas En la segunda fase de la investigación que se está llevando a cabo, se intenta profundizar el estudio en algunas cuestiones específicas del ámbito de las ciencias exactas y naturales, por eso este año se incorporó a la FCEyN en la coordinación de la investigación. "Hemos hecho un convenio con la facultad con el fin de comprometer a los propios científicos y científicas bajo estudio en esta iniciativa", explica Estébanez. Para la recopilación de los datos se elaboraron una serie de encuestas destinadas a sociedades científicas, institutos y centros de investigación, programas de doctorado en carreras del área e individuos (egresados universitarios que llevan o llevaron a cabo actividades científicas y/o tecnológicas). Las encuestas están dirigidas tanto a mujeres como a varones, pueden ser respondidas online en www.fcen.uba.ar/gentec hasta el 30 de septiembre próximo. La responsable de la coordinación por la FCEyN es Silvina Ponce Dawson del Departamento de Física. "Mi participación, y la de otras personas de la facultad, consiste en ayudar a recopilar la información, colaborando en la formulación de las encuestas y, principalmente, en su difusión", comenta esta investigadora que integra un working group de mujeres físicas de la International Union of Pure and Applied Physics (IUPAP). "El decano (Pablo Jacovkis) me pidió que fuera la coordinadora, representando a la facultad, por mi experiencia previa en el tema dentro del ámbito de la física", recuerda Ponce Dawson. El año pasado, el working group de mujeres de la IUPAP lanzó una encuesta internacional sobre la situación de género en la física, en la que participó Ponce Dawson recabando información de la Argentina. Durante el mes de octubre próximo se comenzará a procesar la información obtenida mediante las encuestas. Posteriormente se realizará un diagnóstico de la situación a nivel nacional y se elaborará algún tipo de propuesta para los organismos de ciencia y técnica de acuerdo con las situaciones de iniquidad que se evidencien en los resultados de la investigación. SE
RECUERDA A LOS INTERESADOS que para responder las encuentas hay
tiempo hasta el 30 de septiembre, pudiendose responderse on line en
www.fcen.uba.ar/gentec
(*) Centro
de Divulgación Científica (SEGBE-FCEyN) Hipatía de Alejandría Esa mujer Por Carlos Borches Cuando se habla de la mujer en la historia de las ciencias, aparece la figura precursora de Hipatía de Alejandría, proclamada como la primera mujer de ciencias, por lo menos en el mundo occidental. Excluídas de la política y de las "artes liberales", las mujeres del mundo griego quedaron relegadas a papeles secundarios que comenzamos a comprender a través de recientes estudios arqueológicos sobre el culto a Démeter, una suerte de polis paralela, tal vez un tanto clandestina, que se desarrolló en el mundo Helénico con suerte dispar. Pero no fue el caso de Hipatía, nacida en Alejandría en el año 350 (¿o 364?), cuando Grecia había perdido el esplendor de los tiempos de Alejandro y el cristianismo comenzaba a ser hegemónico en las principales ciudades mediterráneas. De la mano de su padre, Theón de Alejandría, destacado profesor del Museo alejandrino, Hipatía se introdujo en el mundo de las matemáticas, la filosofía y la astronomía mostrando cualidades que Theón no dudó en impulsar. Por encima de cualquier convención social de la época, Hipatía viajó a Atenas y a Roma y regresó a Alejandría donde enseñó durante veinte años matemática, geometría, astronomía, filosofía y mecánica. Ocupó la cátedra de filosofía de Plotino, y se convirtió en una de las principales referentes de la escuela filosófica neoplatónica y en una trabajadora incesante que alcanzó una prolífica producción en aritmética, geometría, astronomía y mecánica. Como suele suceder con los antiguos textos griegos, poco es lo que se conservó de los trabajos de Hipatía, y lo que conocemos sobre ella nos llegó por el testimonio de otros autores. Un siglo después de su muerte, Sócrates Escolástico escribió una biografía donde enumera sus principales trabajos señalando que "la belleza, inteligencia y talento de esta gran mujer fueron legendarios, superó a su padre en todos los campos del saber, especialmente en la observación de los astros". Otras de las referencias sobre Hipatía aparecen Suda (o Siudae) Lexicón y en los escritos de los primeros tiempos del cristianismo compilados en el siglo X. Particularmente, se destacan las referencias que aparecen en las cartas del Obispo de Ptolomais, Sinesuis de Cyrene. Discípulo de Hipatía en su juventud, Sinesuis no ahorra elogios al referirse a la "proeza intelectual" de su maestra puesta de manifiesto en la construcción de un astrolabio y un hidróscopo. No es extraño encontrar a prominentes hombres del cristianismo entre los alumnos de las escuelas filosóficas o del Museo. De hecho, Alejandría se había convertido en el siglo IV, bajo la tutela romana, en un centro donde convivían pensadores helénicos, romanos, cristianos, judíos y gnósticos. Pero ese clima de tolerancia se perdió cuando, entrando en el siglo V, se agudizaron las tensiones políticas entre el prefecto de Roma, Orestes, y el Patriarca en Alejandría, Cirilo. Como cabeza de la Iglesia alejandrina, Cirilo impulsó -o dejó proliferar- la creación de grupos que se lanzaron contra todo lo que se apartaba del cristianismo. En poco tiempo, los templos griegos y judíos fueron quemados y enseñar "doctrinas paganas " comenzó a tornarse peligroso. Como mujer; cultora del pensamiento helénico; personaje políticamente influyente y riesgosamente cercana al prefecto romano, Hipatía estaba en el ojo de la tormenta. Pero no claudicó. No se convirtió a la nueva fe, ni abandonó lo que siempre había hecho, y una tarde de la cuaresma del año 415 fue víctima del fanatismo religioso. De mediados del primer milenio nos llega con la fuerza de la denuncia el relato de Synesius de aquel día nefasto: "la arrancaron de su carruaje, la dejaron totalmente desnuda, le tajearon la piel y las carnes con caracoles afilados, y la abandonaron hasta que el aliento dejo su cuerpo".
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