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Lunes 30 de septiembre de 2002
Muestra de Exactas en el planetario Por Susana Gallardo (*) En estas vacaciones de invierno el Planetario Galileo Galilei de la Ciudad de Buenos Aires recibió la visita de más de 120 mil personas, de todas las edades, que pudieron dar rienda suelta a su curiosidad. En las nueve carpas distribuidas en el parque, investigadores, docentes y estudiantes expusieron diferentes temas de ciencia. Por supuesto, nuestra Facultad no estuvo ausente. "Como no disponíamos de espacio para una exposición permanente de cada departamento, armamos un esquema rotativo para que todos los que quisieran mostrar algún aspecto de su disciplina tuvieran un lugar", señala la doctora Cecile Du Mortier, secretaria general de la FCEyN. En la primera semana de las vacaciones, las disciplinas protagonistas fueron la computación, la física y la química; en la segunda semana, la matemática y la biología. Cada departamento de la Facultad aportó lo suyo. Computación estuvo presente con una serie de posters donde se exponían diferentes temas que eran explicados por los investigadores. El grupo que trabaja en el proyecto de fútbol robótico, coordinado por Juan Santos y Hugo Scolnik, llevó dos "jugadores" de los que se midieron en la competencia mundial de Japón. El departamento de Matemática ofreció al público, mediante posters, el desafío de una serie de problemas de cierta complejidad. El Museo de Matemática aportó algunos de sus modelos, mientras que los químicos se ocuparon de explicar el extraño caso de esas moléculas asimétricas, denominadas quirales, cuyas partes se reflejan una en la otra como imágenes especulares. La física estuvo representada, entre otras cosas, a través de algunos experimentos de óptica. Por su parte, los tres departamentos de biología aportaron equipos para explicar la división celular. También hubo conferencias a cargo de Jorge Palermo, Juan Pablo Paz y Guillermo Durán. "Los experimentos interactivos eran los que atraían la mayor participación del público", acota Miriam González, subsecretaria. Cuando la gente veía a los investigadores, no dudaba en formular preguntas y hacer comentarios. "Lo importante es que cuando los investigadores explicaban, si bien lo hacían en un lenguaje llano, no se perdía el rigor científico. No cambiaban el libreto, sino sólo la forma de expresarse. Y esto es lo que llamaba la atención de la gente", subraya Du Mortier. "A mí me sorprendía cómo se enganchaba la gente grande". Una flor que no era tal Uno de los experimentos que causó más asombro en el público fue el de la flor que no era tal, pues se trataba sólo de una imagen generada por métodos ópticos. "Para explicar cómo funciona el ojo, llevamos una lente del año 1860 que produce una imagen real a partir de una flor", explica Guillermo Mattei, coordinador de los laboratorios de enseñanza del Departamento de Física. Los componentes del experimento eran una flor artificial en posición invertida, la lente y un escenario con una pequeña ventana y una maceta vacía. La gente se paraba frente a la ventana y podía ver una flor en la maceta. Pero si intentaba tocarla, advertía que era nada más que una imagen. "Como la carpa era chica, tuvimos que modificar el trayecto de la luz con un espejo", detalla Mattei. El mecanismo de formación de la imagen es similar a lo que sucede en una cámara de fotos o en la retina. La luz, al pasar a través de la lente, genera una imagen igual a la real, pero invertida. "La gente se asombraba al ver la flor. Algunos, incrédulos, intentaban tomarla con las manos, pero se encontraban con la nada. Los chicos se subían a un banquito para tocarla", recuerda Mattei. Los físicos también explicaron qué pasa cuándo el ojo no puede ver bien y requiere una lente correctora. Con este fin se mostró un perfil de Homero Simpson al que se le ponía una lente que pivoteaba. Se hacía pasar un haz de luz que atravesaba el ojo, y cuyos rayos se cruzaban en la parte posterior. Como el lugar donde se producía el cruce no era el correcto, la imagen invertida que se proyectaba en la cabeza de Homero se veía borrosa. Pero, al colocar la lente y corregir el lugar de intersección de los rayos, la imagen podía verse nítida. En este caso, el problema que se resolvía era la hipermetropía. Otra de las propuestas interactivas consistió en una plataforma que se hacía girar cuando subía una persona. Según ésta abriera o bajara los brazos, la velocidad de giro disminuía o aumentaba, pues la velocidad dependía de que la masa estuviera más o menos distribuida respecto del eje. Los investigadores tuvieron que explicar y responder preguntas en forma ininterrumpida. "Estuve desde las dos de la tarde hasta las seis, y no paré de hablar", señala Mattei, y agrega: "Pero fue gratificante. La gente nos agradecía y le parecía interesante que la universidad realizara estas actividades", recalca Mattei. ¿Cómo se dividen las células? Sergio Rodríguez Gil, del Laboratorio de Genética, se ocupó de explicar al público cómo se realiza la mitosis, es decir, la división de las células somáticas, y también la meiosis, producción de células sexuales. "Llevamos un microscopio conectado a una cámara, un televisor y preparados que mostraban diferentes etapas de la división celular", indica el investigador. "Pero el gran interés de los chicos era poder mirar por el microscopio. Sólo cuando lo hacían, se convencían de que estaban viendo lo mismo que se podía observar en la pantalla", relata. El investigador, junto con los seminaristas Victoria Cattani y Diego De Gennaro, y los becarios Mariana López y Pablo Rebagliati, explicaban no sólo los mecanismos de la división celular sino que también detallaban cómo se realizan los preparados para que puedan ser observados en el microscopio. "Para nosotros fue fascinante. Sábado y domingo, cinco personas cubriendo todo. Para los seminaristas y becarios del laboratorio era la primera vez que trabajaban con público de diferentes edades. Y resultó gratificante", comenta Rodríguez Gil. El problema, según señala, era ajustar el discurso a los distintos tipos de receptores. La explicación para los chicos, que sólo querían mirar, debía ser diferente de la que se brindaba a los profesores, que hacían preguntas con mayor profundidad con el fin, en muchos casos, de hacer algo equivalente en sus colegios. Pero la explicación sobre división celular no se limitó a la observación en el microscopio. También hubo una representación. Para ello, fueron de gran utilidad unos cilindros de plástico -conocidos como "flota-flota"- que hicieron las veces de cromosomas. "Los hacíamos jugar a los chicos, y alguno nos decía 'si la mitosis me la hubieran explicado así en el colegio, tal vez la habría entendido". Para los investigadores la tarea fue agotadora, porque la explicación era permanente. "Aprendimos que en el stand no puede quedarse una sola persona, tiene que haber por lo menos dos para darle un descanso al otro", señalan. "Hay que reconocer -enfatiza Rodríguez Gil- que Decanato se movió para poder sacar los equipos, la cámara y el televisor. Decanato se jugó y se responsabilizó por llevar las cosas." La ciencia en contacto con la sociedad El esfuerzo fue grande para todos los que participaron en este evento. Pero, sin duda, el balance de la experiencia fue positivo. "Para nosotros es muy importante que un científico de la facultad pueda contarle al público lo que hace, lo que sabe, lo que le gusta, y que la gente lo entienda. Y que además pueda explicar que lo que hace sirve para algo", destaca Cecile Du Mortier. Para la investigadora, la ciencia en general, vista desde la sociedad, no es atractiva, es difícil o no se entiende para qué sirve. "Nos sentimos maltratados por la sociedad, por los políticos, por los gobiernos, porque nos parece que no se da relevancia a la investigación ni a la enseñanza de la ciencia. Pero para revertir eso, tenemos que salir a mostrar por qué pensamos que somos importantes", subraya. Para Du Mortier, es fundamental encontrar una vía de comunicación con la sociedad. "Es valiosa la posibilidad que nos brindó Leonardo Moledo (el director del Planetario) para mostrar lo que hacemos. Es algo que tendría que ser más habitual y más natural. Nosotros tenemos que aprender a comunicarnos con la gente. Es una cuestión de revalorizar nuestro papel y lograr un reconocimiento social", concluye. (*) Centro de Divulgación Científica - FCEyN - UBA
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