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Martes 4 de marzo de 2003 Por
Carlos Borches "La Hermana es una novela con un alto valor literario, logra una mirada original y conmovedora de Emily Dickinson, la famosa poeta norteamericana, cuya vida sigue siendo un enigma", sentenció el jurado reunido en el Salón Ernesto Che Guevara de la cubanísima Casa de las Américas, donde el Premio Honorífico se lo llevó nuestro compatriota Juan Gelman por "Pesar todo" calificado como una excelente y vasta antología. Instituido en 1960, poco después del triunfo de la Revolución Cubana, el Premio Casa de las Américas se entrega a los trabajos más significativos en los géneros de poesía, cuento, novela, teatro, ensayo, testimonio, literatura para niños y jóvenes, literatura caribeña de expresión inglesa, literatura francófona y literatura brasileña. La Hermana Emily Dickinson, una de las más destacadas plumas de la poesía norteamericana, jamás salió de su pueblo. Por el contrario, Paola Yanielli viene construyendo su historia sumando kilómetros a su vida. Originaria de Gral. Roca, en la patagónica Provincia de Río Negro, Yanielli viajó a Buenos Aires donde estudió Biología y su interés por las neurociencias la llevó al Smith College en Northampton, Massachusetts. Muy cerca de Northampton se encuentra Ambers, la ciudad donde transcurrió la vida de Dickinson. Nacida en el seno de una familia puritana y severamente religiosa, Dickinson estudió en la academia de Amherst y a los 30 años concluyó drásticamente su vida social para transformare en una misteriosa ermitaña. Allí comienza su original producción poética que fue conocida plenamente después de su muerte, en 1886. "Por lo menos para mis ojos de extranjera Dickinson está presente, viva, en Anherst. Pareciera que es una vecina más. Su espíritu y su presencia aún perduran, con vitalidad y contundencia. Eso me atrajo de esta 'poeta reclusa', tan frágil. Esa vida de encierro me fascinó: la ambigüedad, lo oscuro, lo inamovible" cuenta Kaufman. Mucho se ha escrito acerca de las razones del aislamiento de la poetiza y de la influencia del clérigo y escritor Thomas Higginson y la novelista Helen Jackson, pero Kaufman encontró un punto de vista original para aproximarse a Dickinson. "Durante un año leí todo sobre ella. Con algo que me llamó la atención: en todas las bibliografías y relatos la presencia de su hermana menor, Lavinia, no aparecía. Y sabía que ella había sido fundamental porque era su conexión con el mundo exterior. Fue ahí, entonces, que encontré el punto de vista para mi novela, el de 'la hermana': una mujer que admiraba a Emily, aunque mucho no la comprendía; que por momentos parece odiarla y sin embargo la quiere y la protege", relata esta bióloga de día y escritora de noche. Ciencia y Literatura Mantener el equilibrio entre la ciencia y la literatura, dos actividades capaces de absorber insaciablemente todo nuestro tiempo y atención, no es cosa sencilla si no se desea que la balanza se incline para un sólo lado. Cada uno debe buscar su estrategia y Kaufman va comprendiendo la suya. "Siento que escribo y produzco mejor en momentos en que tengo una rutina científica más exigente" y explica: "Todo parece encajar cuando me someto a rutinas firmes, como pasar largas horas en el laboratorio, desde la mañana, y luego, al volver a casa al atardecer, me pongo a escribir. Funciono bien cuando tengo esos espacios bien limitados, y aunque en ocasiones esté cansada, trato de disciplinarme" Kaufman publicó en España recientemente su libro de cuentos "El campo de golf del Diablo" y reconoce "seguir enganchada" con todo lo que rodea a Dickinson: "fue una poeta excepcional, adelantada absolutamente a su época, que fundó su obra en la experiencia de la literatura, de quien se ha dicho y se dirán todavía muchas cosas, se interpretaron e interpretarán tantas otras, pero también fue una mujer que disfrutaba de la vida cotidiana y de lo doméstico, con un sentido del humor y una claridad acerca de su condición de mujer y de poeta formidables. Me sedujo la idea de contar la historia de esa familia y de ese modo contarla a ella; desde el punto de vista de lo cotidiano mostrar a la mujer, no al personaje, y no en el centro sino en la periferia, que es como creo que puede verse mejor a Emily Dickinson".
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