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Jueves 5 de junio de 2003 Durante las Jornadas de Software Libre en Exactas, desarrolladas los últimos días de mayo, integrantes del Departamento de Computación de la facultad presentaron en sociedad una nueva distribución nacional de Linux, un sistema operativo que no se rige con las mismas reglas que el software con protección de copyright. Por
Verónica Engler (*) La comunidad informática se destaca por su extendido argot y por la profusa iconografía que salta de las computadoras para instalarse con sus símbolos en el mundo "analógico". Un caso particular de esta fauna de bits es el dibujo del simpático pingüino que adoptó mil y una formas desde que se zambulló en el ciberespacio para representar a Linux (www.linux.org), un sistema operativo (SO) que salió a la palestra a comienzos de la década del 90, como alternativa a lo que ofrecían en el mercado las grandes compañías de computación. Lo alternativo de Linux era que no se enmarcaba dentro del sistema de copyright, sino que seguía la ruta del software libre inaugurada en 1983 por Richard Stallman, integrante del Departamento de Inteligencia Artificial del Massachusetts Institut of Technology (MIT) por ese entonces (Ver Noticia). Stallman inventó el copyleft, un sistema de software opuesto al comercial, que garantiza la libre distribución y el libre desarrollo. Usando esta estructura creó el proyecto GNU para desarrollar un SO compatible con Unix (uno de los SO más utilizados en redes en ese momento). La idea se dispersó por Internet y en 1991 Linus Torvalds, un estudiante finlandés de la Universidad de Helsinki, pidió ayuda en la Red para continuar, a su manera, el proyecto Stallman. De ese llamado a la comunidad de internautas devino Linux, un SO completo compatible con Unix que en la actualidad compite con productos como OS/2 o Windows. El programa que gobierna la computadora Para que una computadora pueda comenzar a funcionar, debe contar con un conjunto de programas que forman lo que se conoce como sistema operativo (SO). El SO se encarga de crear la infraestructura lógica que permite grabar datos en las unidades de almacenamiento (discos, disqueteras), así como generar, abrir y borrar archivos. Otra de sus funciones es organizar todo lo que sucede en la computadora, coordinando las actividades de los distintos programas. Ésta es una de las tareas más importantes del SO. Además, es el encargado de administrar la memoria: dividirla en porciones, repartirla entre los programas, y proteger aquellas áreas ocupadas por software crítico, como es el caso del propio SO. Como Linux es un SO de libre distribución, se pueden encontrar todos los archivos y programas necesarios para su funcionamiento en multitud de servidores conectados a Internet. La tarea de reunir todos los archivos y programas necesarios, así como instalarlos, puede ser bastante complicada y no apta para muchos. Por esto mismo, nacieron las llamadas distribuciones de Linux. Una distribución no es otra cosa que una recopilación particular de programas y archivos, organizados y preparados para su instalación. Estas distribuciones se pueden obtener a través de Internet, comprando o copiando (gratuitamente) los CDs de las mismas, los cuales contienen todo lo necesario para instalar un sistema Linux completo y en la mayoría de los casos un programa de instalación que sirve de ayuda a los neófitos. Durante los primeros años de desarrollo, Linux estuvo imbuido de cierto espíritu esotérico. Se decía que era un sistema sólo apto para iniciados, porque en un principio carecía de entorno gráfico (como Windows) y la interface comunicativa entre usuario y computadora no se daba a través de iconos y menúes, sino de líneas de comando que carecían por completo del glamour multimedia al que se han ido acostumbrado los usuarios con el SO de las "ventanitas". En la actualidad, nadie puede decir que Linux sea un SO exclusivo de expertos y hackers, ya que existe una gran cantidad de distribuciones (Debian, Mandrake, Red Hat, Slackware, SuSE, etc.), aptas para todos los gustos y necesidades, con diferentes entornos gráficos. De todas formas, los entendidos en la materia siempre eligen volver a las versátiles líneas de comando para manejar el sistema a gusto. Pingüinos criollos Hasta hace poco tiempo, sólo se conocía una distribución nacional de Linux. La versión criolla del sistema del pingüino, se llama Ututo (www.ututo.org.ar) y vio la luz hace tres años. Es la primera distribución Linux íntegramente argentina, nacida en el seno de la Universidad Nacional de Salta, creada por los ingenieros Diego Saravia y Luis Saravia sobre la base de las distribuciones SuSE y Debian. Pero Ututo -en el Noroeste argentino, lagartija movediza- no se quedó quieto, se dispersó rápidamente y ya tiene su primer vástago, originado en los laboratorios de computación de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FCEyN) de la UBA. Allí un grupo de estudiantes y docentes de computación con ganas de trabajar brindando software libre (Código Libre) para la educación -GUPOS, www.gupos.com.ar-, desarrollaron Guppix, basada en tres distribuciones: Debian, Knoppix y Ututo. La particularidad y ventaja de esta distribución ideada por Gupos es que, al igual que Knoppix -desarrollada por el alemán Klaus Knopper-, es una versión bootable del sistema. Es decir, se puede correr desde un CD sin necesidad de instalar todo el SO en la computadora ni de reconfigurar nada, evitando complicaciones para quienes quieren probar las delicias de Linux, pero aún no se animan a instalarlo. "Esto hace de Guppix una perfecta herramienta de aprendizaje sobre Linux para gente que no puede o no se anima todavía a instalar en su computadora este maravilloso sistema operativo", decía Fernando Lores, integrante de Gupos, en el marco de las Jornadas de Software Libre en Exactas (http://jornadas.gupos.com.ar) desarrolladas a fines de mayo. La idea de quienes armaron esta distribución es brindar a la comunidad universitaria, y al público en general, la posibilidad de conocer Linux y preconfigurarle todas las herramientas de desarrollo necesarias para la carrera del Departamento de Computación. Otra computación es posible Cuando Ricardo Rodríguez, profesor del Dpto. de Computación de la FCEyN, inauguró las Jornadas de Software Libre en Exactas (JSLE), ubicó al software libre junto a los movimientos globalifóbicos que tuvieron sus expresiones más contundentes en las movilizaciones de Seattle (EE.UU), de Génova (Italia) y en las diferentes versiones del Foro Social Mundial (FSM) con epicentro en Porto Alegre (Brasil). Unas semanas antes del inicio de las JSLE, se realizó en la Casa Rosada, la Primera Reunión del Ambito de Software Libre en el Estado (www.softwarelibre.gov.ar). En el encuentro estuvieron presentes los responsables de tecnologías informáticas de diferentes organismos estatales como la Secretaría General de la Presidencia, la Secretaría de Medios de Comunicación y la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnologías Médicas (ANMAT), quienes expusieron sus experiencias, desarrollos e implementaciones. En la segunda de estas reuniones, realizada el 16 de mayo pasado, mediante la Resolución 259/2003, se declaró de interés nacional el emprendimiento denominado "Ambito de Software Libre en el Estado Nacional". La intención de este proyecto es promover fuertemente en los organismos públicos la utilización de programas de computación accesibles a la comunidad y, sobre todo, proponer para el Estado un desarrollo informático autónomo que no esté atado a las derivas de las empresas que dominan el mercado. Algo parece estar cambiando en la Argentina. Más allá de la renovación de autoridades gubernamentales en el ámbito nacional, la mentalidad que marca usos y costumbres parece estar virando hacia un paradigma que, paulatinamente, se va alejando del fundamentalismo neoliberal que llegó a su máxima expresión en la década pasada. (*) Centro de Divulgación Científica - SEGBE - FCEyN.
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