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Lunes 3 de mayo de 2004

Potencial medicamento contra bacterias y hongos resistentes
Entre las sierras y la farmacia:
nuevo antimicrobiano de origen vegetal

Un equipo multidisciplinario de investigadores argentinos aísla, a partir de una especie autóctona de Córdoba, un compuesto activo contra microorganismos productores de infecciones difíciles de erradicar.

Por Cristina Pérez (*)


Dalea elegans

  Las sierras cordobesas son cuna de plantas medicinales, las cuales han sido probadas y utilizadas durante milenios por sus habitantes nativos. Sin embargo, también albergan fuentes potenciales de medicamentos ajenas a la tradición popular. Tal es el caso de Dalea elegans, una especie autóctona exclusiva de la provincia de Córdoba, que carece de nombres vulgares y pertenece, al igual que la soja, a la familia de las Leguminosas. En efecto, las raíces y hojas de esta planta contienen un compuesto activo contra bacterias y hongos que producen infecciones en seres humanos y son difíciles de combatir con medicamentos. Esta información ha sido publicada recientemente en la revista científica Pharmaceutical Biology por un equipo multidisciplinario de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), liderado por el doctor José Luis Cabrera.

  Los investigadores recolectaron la leguminosa en la zona serrana de Cabalango. Utilizando una serie de solventes y una combinación de técnicas complejas, aislaron e identificaron un compuesto perteneciente a un grupo poco común denominado en forma sencilla como derivado de la 6- prenilpinocembrina (6-PP). Mediante técnicas de cultivo de microorganismos, descubrieron que una solución de esta sustancia puede actuar contra la bacteria Staphylococcus aureus resistente a oxacilina y distintos hongos aislados en el Hospital de Clínicas de la UBA. Entre ellos, se encuentran distintas especies del género Candida, Cryptococcus neoformans y Trichophyton mentagrophytes, que se recuperaron de sangre, orina o lesiones de los pacientes.

  "Estos microorganismos revisten gran importancia debido a que producen infecciones de la piel, uñas y cuero cabelludo. También pueden originar afecciones más graves, como meningitis, y constituyen importantes motivos de consulta en dermatología y otras especialidades médicas", explica la doctora Nora Tiraboschi, jefa de Micología del Hospital de clínicas de la UBA.

  Los hongos del género Candida -habitantes normales del cuerpo- en determinadas circunstancias, tales como el uso de catéteres, elementos de cirugía,y de alimentación a través de inyectables, pasan a la sangre, y pueden ocasionar infecciones en diversos órganos. La presencia de estos hongos en sangre puede ser letal y producir un 40 % de mortalidad en el caso de Candida albicans.

  T. mentagrophytes produce infecciones superficiales, conocidas como tiñas y transmitidas por contacto directo, en piel y cuero cabelludo. C. neoformans se transmite por vía inhalatoria y produce meningitis, frecuentemente en pacientes con sida.

  "En pacientes con defensas disminuídas, como los enfermos de SIDA, cáncer o en los que han sido sometidos a un transplante, todas estas micosis cobran aún mayor importancia ya que originan lesiones mucho más frecuentes e intensas. Además, a medida que la población consume más las drogas antimicrobianas, aumenta la cantidad de gérmenes resistentes a los antimicóticos usados habitualmente", continúa Tiraboschi.

  Por otra parte, el panorama se puede complicar debido a la probabilidad de interacciones entre los antimicrobianos y otros medicamentos que esté recibiendo el paciente. De todos estos hechos surge la necesidad de buscar nuevos agentes antimicrobianos alternativos a los disponibles actualmente.

Flavonoides y otras yerbas

  El antimicrobiano 6-PP pertenece al grupo de los flavonoides, que abarca más de 5000 compuestos clasificados en 13 subclases. Se encuentran ampliamente difundidos en vegetales y sus derivados como el té, naranjas, manzanas, menta, cebollas, cacao, así como en jugos y vinos de uvas tintas.

  "Anteriormente, nosotros habíamos aislado dos compuestos que contienen en su fórmula química un grupo denominado prenilo y que pertenecen a un tipo de flavonoides poco comunes. Al probar su actividad contra microorganismos, sólo uno de ellos- el 6-PP- resultó activo contra microorganismos y nos abocamos a estudiarlo con más profundidad", señala la doctora Mariel Agnese, profesora adjunta de Farmacognosia de la Facultad de Ciencias Químicas de la UNC.


Adesmia aegiceras

  Otras plantas argentinas, como Adesmia aegiceras o "cuerno de cabra", que crece en la alta montaña de nuestra zona cordillerana, contienen distintos flavonoides con acción antimicrobiana, según había publicado el equipo científico anteriormente. Sin embargo, la actividad antimicrobiana no es exclusiva de los flavonoides, ya que la detectaron también en otras estructuras químicas de origen vegetal, como antraquinonas y aceites esenciales, entre otros.

  Desde el punto de vista farmacológico, los flavonoides tienen distintas propiedades, ya que pueden actuar como antioxidantes, antiinflamatorias, antiasmáticas, protectoras cardiovasculares. En relación con sus fuentes naturales, por ejemplo, se ha informado que una tableta de chocolate negro equivale a la dosis de aspirina necesaria para prevenir infartos o trombos sanguíneos, al actuar como antiagregante plaquetario. Alternativamente, esta dosis estaría presente en dos vasos de vino tinto, cuaro tazas de té o seis manzanas.

  "Curiosamente, otros flavonoides aislados por nosotros a partir de otra planta cordobesa, Flaveria bidentis, tienen acción anticoagulante, según estudios realizados en colaboración con otros laboratorios dependientes de la UNC. Estos compuestos tendrían potencialidad medicamentosa, tanto en el tratamiento como en la prevención de trombosis sanguíneas ", agrega Agnese.


Flaveria Bidentis

  También la soja, protagonista principal de la producción agrícola argentina actual, contiene flavonoides denominados isoflavonas, utilizados en el tratamiento de la menopausia ya que actúan como sustitutos de los estrógenos. Otros flavonoides, como la hesperidina, componente del licor homónimo, se usan en la industria alimenticia como aromatizante y en la farmacéutica como antialérgicos.

Del laboratorio a la farmacia: un largo camino

  "Dados los promisorios resultados hallados in vitro utilizando 6-PP, decidimos estudiar su potencialidad terapéutica in vivo. Continuando en colaboración con investigadores de Farmacología de la UBA, observamos que nuestro flavonoide parece ser bastante seguro, como lo demuestran estudios preliminares de toxicidad en ratones de laboratorio que expusimos en un congreso científico realizado en la provincia de San Luis en noviembre", acota Agnese.

  El paso siguiente sería evaluar la actividad terapéutica de 6-PP y seleccionar las dosis que curen a los ratones de sus infecciones sin producirles toxicidad. Finalmente, y después de una larga y compleja investigación que incluye, en sus etapas más avanzadas, seres humanos como sujetos de estudio, se aprobaría el compuesto como medicamento, siempre que los resultados sean los adecuados. De esta forma, se podría lanzar al mercado farmacéutico para ser utilizado por la población, bajo receta de profesionales autorizados. Aún durante su permanencia en el mercado, la recolección de datos acerca de sus efectos continúa, en una fase denominada farmacovigilancia y en la que es más probable detectar efectos adversos poco frecuentes, debidos a distintas causas. Todos estos procesos que involucren investigación sobre seres humanos son supervisados por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT).

  "En última instancia -señala Tiraboschi-, el 6-PP podría ser usado para tratar pacientes infectados o bien como desinfectante de mesadas, instrumentos de cirugía o catéteres. Es importante el hecho de que sea activo in vitro contra Candida parapsilosis, hongo que infecta pacientes portadores de catéteres y que es muy importante en niños, en cuya sangre se ha detectado como principal productor de infecciones del género Candida."

Tendencias actuales: onda verde

  Según informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el consumo de plantas medicinales aumenta en forma constante. Actualmente, el 80 % de la población mundial consume al menos alguna hierba medicinal; en la Argentina esta proporción alcanza el 90%, en tanto se estiman en un millar las especies utilizadas en el país. Sin embargo, del conjunto de estos vegetales, sólo el 45 % corresponde a plantas autóctonas, que, por otra parte, están en peligro de extinción debido a la sobrerrecolección.

  Los consumidores se vuelcan masivamente a este consumo en busca de tratamientos naturales, pues suponen que éstos son más inocuos. Sin embargo, verde no significa seguro ya que los medicamentos de origen vegetal contienen, al igual que los sintéticos, drogas que pueden tener distintas características, independientemente de su procedencia.

  Por otra parte, desde el punto de vista económico, se mueven grandes sumas de dinero. Hace 20 años, el mercado mundial intercambiaba 500 millones de dólares; hoy, Estados Unidos solamente vende 2.000 millones.

  En la Argentina hay diez laboratorios internacionales de renombre que trabajan con productos derivados de hierbas medicinales extranjeras. Además de albergar especies medicinales autóctonas, su clima es propicio para el desarrollo de cultivo de otras exóticas de gran valor terapéutico.

  Las publicaciones oficiales medicinales, como la Farmacopea Argentina, vienen incorporando gradualmente mayor cantidad de productos derivados de plantas. Esta incorporación requiere de un conocimiento integral de aspectos botánicos, farmacológicos, químicos y toxicológicos.

  A nivel nacional, el Instituto Nacional de Medicamentos (INAME) y la ANMAT regulan y controlan la fabricación y expendio de medicamentos herbarios o fitoterápicos. Agnese y Cabrera pertenecen al Comité de armonización, inclusión y exclusión de drogas vegetales. Éste está integrado por académicos de universidades nacionales y elabora la reglamentación sobre utilización de plantas medicinales para elaborar fitoterápicos. Actualmente existe un listado de 26 especies permitidas y 112 prohibidas, según sus antecedentes de eficacia terapéutica e inocuidad.

Saber popular, ciencia y docencia

  El saber popular acerca de plantas medicinales es estudiado en forma sistemática a través de una disciplina que se conoce como etnofarmacología. Ésta opera recopilando y profundizando conocimientos, transmitidos comúnmente en forma verbal de generación en generación, para luego verterlos en forma organizada en publicaciones.

  Muchas drogas valiosas actuales comenzaron a utilizarse a raíz de estudios sobre medicamentos folklóricos. Entre ellos, se encuentra la atropina, usada como tal o como sus derivados, para tratar cólicos abdominales. La investigación científica de sustancias activas aisladas a partir de medicamentos indígenas continúa y complementa los logros de la medicina moderna.

  A fin de acceder a ese conocimiento popular, los investigadores suelen acercarse a los chamanes, conversar con ellos y obtener datos acerca de las plantas que usan, la forma de procesarlas y administrarlas medicinalmente, por ejemplo, lo cual constituye un arduo y meticuloso trabajo.

  "En general, nuestros resultados científicos iniciados a partir de la etnofarmacología avalan el uso popular; tal es el caso de la "chachacoma" o Senecio graveolens, que es usada por la gente del noroeste para tratar afecciones bronquiales; nosotros informamos sobre la actividad antimicrobiana sobre gérmenes productores de ellas, puntualiza Agnese.

  Se podría decir que, habiendo partido de sus conocimientos populares, por distintos caminos los científicos arrojan más luz sobre distintos aspectos de interés farmacológico. Entre ellos, se encuentra el aislamiento de los principios activos y su interrelación con el organismo. Así, dilucidan el mecanismo de acción, dosis, absorción, distribución, formas farmacéuticas, vías de administración, esquemas de tratamiento, interacciones con otras drogas, efectos adversos; en suma, todo lo que redunda en un manejo más racional desde el punto de vista farmacológico.

  Agnese pide un vaso de agua y comenta que antes de esta conversación había estado dictando clases, en las que suele transferir información actualizada sobre estos temas a los alumnos de Farmacia, a efectos de mostrarles nuevas alternativas en su futuro ejercicio profesional.

  Curiosamente, chamanes, científicos y docentes, utilizando distintas estrategias, se enmarcan en las recomendaciones de la OMS, que incentiva la búsqueda de nuevos medicamentos a partir de recursos naturales.

(*) Doctora en Química, profesora adjunta en la Facultad de Odontología, UBA. Realizó el curso de Introducción a la Divulgación Científica, FCEyN.

 

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