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Viernes 19 de marzo de 2004 Desde hace quince años existe en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA el Centro de Divulgación Científica que se ocupa de producir material informativo sobre diferentes áreas científicas, con el objetivo de establecer un enlace entre los investigadores y la sociedad a través de los medios gráficos de difusión. Por
Verónica Engler (*) Existe todavía una especie de abismo que separa al sector científico de la ciudadanía. En general, el público lego queda sorprendido, cuando no aturdido, por descubrimientos que le llegan a través de los medios de comunicación y que los enfrentan con preguntas y decisiones esenciales para su vida en el aspecto biológico y ético. Esta distancia se hizo evidente con el tema de las células madre y la clonación, por ejemplo -reflotado en febrero último después de que científicos de la Universidad de Seúl (Corea) lograron clonar embriones humanos para el desarrollo de células madre-. Esta promisoria perspectiva científica se ve contrapuesta, en la opinión pública, por el fantasma de la clonación reproductiva, aunque el riesgo de que en algún momento nazca un ser humano clonado sigue siendo extremadamente bajo. ¿Cuál es el problema entonces? Quizá la falta de comunicación entre científicos y ciudadanos. La información de la sociedad en lo relativo a temas científicos parece fundamental para facilitar una mejor comprensión a la hora de tomar decisiones sobre si se debe o no investigar en ciertos temas. Justamente, la divulgación científica se propone establecer un puente que cruce ese abismo entre legos y expertos: poner al alcance del público información que suele estar reservada a una minoría. Divulgando desde Exactas Desde hace quince años existe en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FCEyN) de la UBA el Centro de Divulgación Científica (CDC) que se ocupa de producir material informativo sobre diferentes áreas científicas, con especial énfasis en las tareas desarrolladas por la comunidad académica de esta casa de estudios. "Nuestro objetivo es establecer un enlace entre los investigadores y la sociedad, y lo hacemos, principalmente, a través de los medios gráficos de difusión masiva -explica Susana Gallardo, doctora en letras y directora del CDC-. Es decir, nuestra tarea consiste en contarle al público qué es lo que hacen los investigadores de la facultad". Si bien contiene ciertos ingredientes pedagógicos, la divulgación no se propone educar sobre temas científicos. Pero tampoco funciona como la traducción eficiente de un lenguaje de expertos a otro comprensible para la mayoría de hombres y mujeres ajenos al quehacer científico. Informar de manera clara implica una problemática específica, ya que esta tarea se erige sobre la tensión permanente que plantean los múltiples argumentos en debate que estimulan o denostan la actividad. Para las democracias modernas en las que importantes decisiones individuales y colectivas requieren cierto grado de conocimientos científicos y tecnológicos, la divulgación parece un requisito indispensable. Además, en tanto que la ciencia se vincula con el desarrollo de un país, la ausencia de una conciencia por parte de la sociedad sobre su papel resta apoyo a la investigación. Como crítica a esta concepción democratizadora de la divulgación, Philippe Roqueplo cuestionaba en su obra El reparto del saber (1974) la capacidad real de transmitir conocimientos especializados que suelen estar concentrados en los dominios de una elite intelectual. Desde esta perspectiva la divulgación no haría sino enmascarar la retención de estos saberes por una minoría, lo que redundaría en una reproducción del orden dominante. "Para Roqueplo, la divulgación científica es una misión imposible. Pero en esta visión pesimista subyace una confusión entre los objetivos de la divulgación y los de la educación sistemática. Está claro que el propósito de la comunicación de los temas de ciencia no es convertir al lector en un científico", comenta Gallardo. "Un problema que se observa en muchos estudios críticos sobre la divulgación científica -prosigue- es que se basan en un pequeño grupo de textos y a partir de ellos realizan afirmaciones de validez general, sin tener en cuenta que existe una gran diversidad de formas alternativas de realizar esta actividad, que existen distintos niveles de especialización, es decir, hay distintos tipos de textos pensados para distintos lectores, con diferente nivel de conocimiento". También hay que destacar que la divulgación científica es una actividad en constante debate y hay preguntas que aún no tienen una única respuesta. Por ejemplo: ¿Cómo lograr precisión con el lenguaje cotidiano, que es ambiguo y polisémico? ¿Cómo ser ameno y evitar ser didáctico? ¿Todos los temas deben ser explicados hasta lograr una claridad total o es posible dejar ciertos puntos en la oscuridad? ¿Un artículo, debe responder absolutamente todos los interrogantes, o ser un simple disparador de la curiosidad de los lectores? Sobre este interesante magma de ideas en permanente ebullición, el CDC desarrolla su trabajo principalmente en dos frentes: el periodístico y el pedagógico. Por un lado, produce artículos para medios gráficos de Capital y del interior del país, para Cable Semanal, el boletín Educyt y la página de la Oficina de Prensa de la Facultad y también supervisa y elabora contenido de la revista Exactamente. Por otro lado, brinda un curso de escritura de textos de divulgación científica (ver "Introducción a la Divulgación Científica") y un curso de escritura de artículos científicos (papers) dictado por Gallardo, quien desde hace años investiga el discurso científico y de divulgación científica desde una perspectiva lingüístico-textual. Para elaborar el material periodístico las integrantes del centro (Gallardo, Cecilia Draghi y quien suscribe esta nota) recorremos los laboratorios y -grabador en mano- charlamos con los investigadores para que nos expliquen qué hacen. Muchas veces nos dan sus artículos científicos más recientes para complementar la entrevista. No obstante, también buscamos información adicional que permita poner esa investigación en un contexto más amplio. "Cuando nos sentamos a escribir, la idea es pensar qué relación puede establecerse entre ese tema puntual y los problemas, intereses y expectativas de la gente -describe Gallardo-. Esto no siempre es fácil. Sucede que los temas de investigación básica, muy alejados, tal vez, de los problemas cotidianos, significan un desafío mayor, por el esfuerzo que representa lograr un texto comprensible y ameno." Cuando los artículos se publican en los diarios, habitualmente los investigadores reciben muchos llamados ya sea de otros medios (radiales, televisivos) que quieren ampliar el tema, o de otros investigadores y, a veces, de algún organismo estatal o privado que se entera, por primera vez, de que en la Facultad se investiga un tema determinado. A través de su trabajo cotidiano el CDC -que depende de la Secretaría de Extensión, Graduados y Asuntos Estudiantiles (SEGBE)- pretende hacer un aporte a la formación del espíritu crítico en la discusión acerca del papel de la ciencia en la sociedad y también mostrar los logros y los fracasos de esta área que forma una parte importante de nuestra cultura.
(*) Centro de Divulgación Científica - FCEyN.
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