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Viernes 23 de julio de 2004

El conocimiento científico
en un mundo diverso

La Octava Conferencia de la Red Internacional de Comunicación Pública de la Ciencia y la Tecnología (PCST-8), realizada en Barcelona a comienzos de junio, puso en evidencia las tensiones entre la ciencia validada institucionalmente y los saberes nativos, entre la apertura al diálogo y el reconocimiento de que la falta de acceso a la ciencia moderna lleva a la exclusión y puede ser un arma de opresión.

Por Susana Gallardo (*)

  Entre el 4 y el 6 de junio se llevó a cabo en Barcelona, España, la Octava Conferencia de la Red Internacional de Comunicación Pública de la Ciencia y la Tecnología (PCST-8, según su sigla en inglés), que reunió alrededor de 650 participantes de más de 50 países. El evento, que tuvo como título Conocimiento Científico y Diversidad Cultural, tuvo lugar en el Recinto del Fórum de las Culturas, cuyos ejes fueron la diversidad cultural, el desarrollo sostenible y las condiciones para la paz.

  En concordancia con los ideales del Fórum, que ha sido definido como «un punto de encuentro de los ciudadanos de todo el mundo y un espacio de diálogo para la celebración de los debates urgentes del siglo XXI», los organizadores del encuentro de 2004 de la red internacional PCST se propusieron analizar la función de la comunicación científica en un mundo diverso.

  Vladimir de Semir, director del Observatorio de la Comunicación Científica de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona y presidente de la Conferencia, señaló que la clave para un futuro mejor y más democrático es «poder desarrollar una capacidad crítica y acceder a la participación pública de la gestión de los saberes y poderes que gobiernan el mundo».

  El especialista en comunicación de la ciencia admitió que las organizaciones industriales, económicas y políticas parecen desestimar el aporte intelectual de otros saberes y experiencias. Y planteó la necesidad de aprender de sociedades y comunidades humanas aparentemente menos privilegiadas.

Etapas en la comunicación de la ciencia

  El especialista francés en comunicación de la ciencia Pierre Fayard, que fue el primer presidente de la red PCST, realizó un recorrido por tres momentos clave en la historia de la divulgación científica, en la cual se observa una evolución en las formas en que la información es producida y comunicada.

  El primer momento fue el de la enciclopedia, que contribuyó a la expansión del conocimiento, e hizo posible el acceso al conocimiento especializado. «Fue un movimiento contra el absolutismo y el poder de la iglesia», recalcó Fayard. Se perseguían tres objetivos: recrear la comunicación entre los filósofos y el público, compartir el conocimiento, y desarrollar las capacidades para poder utilizar ese conocimiento. Los conceptos clave para la etapa de la enciclopedia eran «disponibilidad» y «acceso».

  Posteriormente surgió la preocupación por el uso de la ciencia y la tecnología (por ejemplo la energía nuclear). Entonces era necesaria la información, pero también el debate. La cuestión de la comunicación de la ciencia en esta etapa fue central e importante, e involucró a mucha más gente. El concepto clave en esta etapa es «comunicación».

  ¿Qué ocurre hoy? se preguntó Fayard, y respondió: «Estamos viviendo una gran revolución, y la palabra clave hoy es ‘creación de conocimiento’. Es una etapa de cambios, globalización y tecnologías de la comunicación».

  Y, como lo marcaba el título del encuentro, el especialista francés también se refirió a la diversidad cultural, la cual, paradójicamente, se vuelve más importante con la globalización y los intentos por homogeneizar las culturas.

  «Un tema interesante en la actualidad es el del conocimiento nativo, que es útil para la supervivencia de muchos pueblos». Entonces Fayard propuso un diálogo creativo entre la sabiduría nativa y el conocimiento científico moderno.

  Y, en cuanto a la función del comunicador, señaló que el acceso a la información ya no es importante, porque, según él, «hay mucho acceso». El punto clave, para el especialista, es conocer dónde y cuándo es necesaria la información. «El gran pecado es que la obsesión por transferir grandes cantidades de información. Pero lo importante es estimular las preguntas».

¿Libre acceso al conocimiento?

  Como respuesta a las palabras de Fayard, Federico Mayor Zaragoza, Presidente de la Fundación Cultura y Paz, y Ex director General de la UNESCO, recalcó: «En realidad no estamos en una sociedad del conocimiento. Algunos sí lo están, pero las dos terceras partes del mundo no tienen acceso a la información y, si la tienen, está mediatizada y manipulada. Debe haber acceso general a la información y esa información debe transformarse en conocimiento».

  Subrayó: «Si sabemos, podemos prever. Si prevemos, podremos evitar, en particular todo aquello que va en contra de la calidad de vida. El objetivo del conocimiento es evitar o aliviar el sufrimiento humano». Asimismo recordó que «lo importante no es comunicar, sino comunicarse. La comunicación significa diálogo».

  Patrick Luganda, periodista científico de Uganda y Presidente de la Red de Periodistas del Clima de África, explicó el diferente rol que puede desempeñar el periodista en distintos países. «Muchas veces la información que publicamos sobre un tema médico en el diario en el que yo trabajo, el de mayor difusión en Uganda, puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Por ejemplo en el caso de problemas sanitarios que afectan a mujeres embarazados y a niños, los cuales son aún muy frecuentes en mi país», señaló.

  Con el fin de fortalecer el concepto de diálogo entre la ciencia moderna y el conocimiento nativo, Yuwa-nuch Tinnaluck, profesora en comunicación de la ciencia en universidades públicas y privadas en Tailandia, señaló la importancia de «reconocer el pluralismo de los sistemas de conocimiento y de las culturas nativas, locales o indígenas».

  Tinnaluck hizo referencia a diversos estudios que han puesto de relieve las contribuciones del conocimiento nativo a algunos campos de la ciencia, sobre todo en lo referente a la agricultura, los recursos naturales y la salud. Y mencionó el programa de investigación sobre curanderos y medicina tradicional que se llevó a cabo en el norte de Tailandia durante los años 2000 al 2004. Dicho programa permitió que los científicos trabajaran en estrecho contacto con los curanderos a fin de identificar, recoger, sistematizar y validar el conocimiento de la medicina tradicional local. «Se ha conseguido comprender de qué manera la participación de la familia y la comunidad contribuye a la prevención y cura de enfermedades», aseguró.

  Luego de las conferencias plenarias y los paneles de discusión, se presentaron, en 30 sesiones paralelas, alrededor de 350 trabajos de investigación en PCST, procedentes, principalmente, de centros de investigación universitarios. En estas reuniones fue posible discutir diversos aspectos de la comunicación pública de la ciencia, como la interacción entre la divulgación de la ciencia y las políticas científicas, la información sobre los organismos genética-mente modificados, o el papel de los investigadores y las instituciones científicas en el acceso del público al conocimiento.

El relativismo como forma de opresión

  La conferencia de cierre estuvo a cargo de José Mariano Gago, Catedrático de física del Instituto Superior Técnico de Lisboa, quien fue Ministro de Ciencia y Tecnología de Portugal de 1995 a 2002. El especialista señaló que la comprensión pública de la ciencia, o lo que en inglés se denomina «public understanding of science», es en realidad la comprensión pública del mundo con la ayuda de la ciencia. «Pero la ciencia es usada en muchas partes del mundo con el fin de excluir», denunció.

  Lo interesante de las palabras de este físico portugués fue poner en evidencia la tensión existente en torno de la posibilidad de establecer un diálogo entre la ciencia y los saberes populares. Admitiendo que sus palabras podrían sonar discordantes con el espíritu de los participantes en la conferencia, advirtió sobre el riesgo de caer en el relativismo, que, según el especialista, «puede usarse como herramienta de opresión, pues los saberes nativos y las prácticas alternativas han demostrado su inutilidad».

  Asimismo, el físico reconoció la eficacia de la comunicación científica. Si bien muchos estudios han concluido que los medios no contribuyen a que el conocimiento se comparta, y que los sesgos en la comunicación impiden el desarrollo de una verdadera alfabetización, cuando se interroga al público sobre algunos temas de ciencia, se ve que tiene algún conocimiento. «Los medios son fuente de información a pesar de las lagunas y las imprecisiones», enfatizó, y concluyó: «La falta de cultura científica impide la apropiación del conocimiento».

  El evento se cerró con el anuncio de que la novena conferencia de la PCST se realizará en Seúl, Corea del Sur, en 2006, y la décima, en 2008, en Los Angeles, California.

El suplemento de ciencia del New York Times

  La actividad de cierre del encuentro Conocimiento Científico y Diversidad Cultural fue un seminario sobre Periodismo Científico, que contó con la presencia del periodista estadounidense John Wilford, creador, en 1978, del suplemento Science Times, del diario The New York Times, y dos veces premio Pulitzer. Wilford, revisando su trayectoria de más de 40 años como periodista científico en una de las publicaciones de mayor influencia internacional, confesó: «Soy periodista científico gracias a los rusos. Me empecé a interesar por cubrir temas que eran absolutamente desconocidos para mí a raíz del lanzamiento del satélite ruso Sputnik, en 1957, y del gran impacto social que causó en la sociedad norteamericana». Desde entonces Wilford ha cubierto en The New York Times los grandes acontecimientos de la ciencia de la mitad del siglo XX (entre otros, la llegada del ser humano a la Luna y prácticamente toda la carrera espacial) y continúa escribiendo en dicho periódico.

  Fue interesante su relato de la creación del suplemento de ciencia: «A fines de la década del 70 había una crisis en los Estados Unidos y el New York Times necesitaba aumentar el número de lectores. Así, se crearon suplementos específicos para cada día de la semana. El martes quedó libre, y se iba a crear un suplemento de moda». Wilford propuso el de ciencia, que comenzó con cuatro páginas y un equipo de diez periodistas especializados en ciencia.

  Vladimir de Semir, que fue creador y editor del suplemento de Ciencia y Medicina del diario La Vanguardia en 1982, admitió que esa decisión fue tomada por influencia del Science Times.

  Wilford recalcó que se quería aumentar el público lector y ganar avisadores. En otras palabras, el suplemento de ciencia fue pensado como un negocio. «Dos años después se crearon las PC y los fabricantes comenzaron a poner avisos en el suplemento de ciencia», comentó. Las otras secciones creadas eran triviales y se quería una sección «seria y dignificadora». Y se convirtió en un éxito.

  Para Wilford el suplemento cumple una función importante, incluso, dentro del ámbito de los científicos, pues contribuye al diálogo entre las distintas disciplinas. De hecho, los biotecnólogos no conocen qué pasa en la física, y viceversa. «Yo disfruto de la experiencia de aprender algo nuevo cada día», admitió.

  Ahora el suplemento cuenta con 25 redactores full time y editores, así como escritores free-lance. «Lo importante es que no somos maestros, sino periodistas. Sentimos que la gente debería conocer más sobre algo que ha sucedido. El NYT ha decidido que la ciencia es algo que una persona informada debe conocer», enfatizó.

  Y concluyó: «La ciencia es algo importante y que debe estar en el flujo principal de información. El Science Times ha cambiado la relación entre los científicos y la sociedad. Pienso que ha estimulado a los científicos a conversar con los periodistas».


(*) Centro de Divulgación Científica, FCEyN.

 

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