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Viernes 23 de julio de 2004 Por Carlos A. Correa (correac@royal.org) (*) Hace años se sigue la discusión sobre que pasará con el futuro de las economías mundiales, considerando la alta dependencia de las sociedades modernas del recurso energético. Ya no basta con mantener los actuales niveles generación eléctrica y de explotación de yacimientos petrolíferos sino, además de mantener, incrementar año a año acorde al crecimiento industrial y poblacional. Los costos actuales incrementados de extracción y exploración de las empresas petroleras, ya sea por falta de yacimientos de fácil acceso, baja calidad del crudo ó por conflictos políticos y sociales, han conducido a una fuerte concientización en todo el mundo de la necesidad de encontrar alguna forma alternativa de sustitución de este recurso. Manteniendo al margen que las reservas de hidrocarburos son limitadas (por ejemplo, el gas fue estimado hace unos años en nuestro país por la Secretaría de Energía, que con producción a pleno y considerando las reservas existentes no superarían los 10 años). Para que este sustituto realmente garantice el crecimiento y el abastecimiento de la energía, debe cumplir los siguientes requisitos para ser considerado como un potencial vector energético: Debido a que la necesidad de energía continuará incrementándose, la nueva tecnología debe ser "expansible". Las fuentes de energías del futuro deben ser lo más limpias posibles, ya que este será el factor de mayor impulsión para su utilización. La distribución de energía debe ser efectiva y permitir la expansión para mejorar el standard de vida de la población. La producción de energía, trasmisión y uso debe ser seguro (tanto por causa de peligros externos, como riesgo bajos para la salud). La tecnología debe ser económica. Una gran cantidad de empresas multinacionales han comenzado importantes desarrollos, inclusive el Gobierno de los EEUU está financiando investigaciones por distintos programas, en lo que muchos especialista denominan la "Economía del Hidrógeno". La idea fundamental es sustituir el hidrógeno en el futuro por fuentes no renovables como los hidrocarburos. Ya sea para propulsión ó generación eléctrica. Salvando las dificultades del manejo de este gas altamente volátil y de alta difusión, el hidrógeno por su poder calórico y por producir de su combustión únicamente vapor de agua, resulta altamente atractivo para un futuro no muy lejano. Ya al día de la fecha casi todas las grandes empresas automotrices poseen unidades con propulsión a hidrógeno (por medio de celdas de combustible). A pesar de las ventajas evidentes de la utilización del hidrógeno como vector energético, el mercado está dominado ampliamente por productos basados en hidrocarburos (combustibles, plásticos, neumáticos, etc.). En términos económicos es el de mayor consumo. El 90% del transporte del mundo se mueve con petróleo. Para salvar las diferencias, una gran cantidad de analistas consideran que el hidrógeno será la energía del futuro, olvidándose del punto más importante para poder considerar viable la utilización del hidrógeno : Producción vs. Costo. Consideran que por medio de la utilización de fuentes renovables, como la energía eólica o la solar (por ejemplo) sería posible obtener una gran cantidad de este recurso en forma económica. En parte este razonamiento está impulsado por la confusión de la sociedad que si es ecológico es mejor : "el hidrógeno no contamina, es limpio, por lo tanto hay que obtenerlo de esta misma forma". Así evitando entrar en conflicto con las opiniones respecto a este tema de la sociedad. Recalco este punto debido a que se han realizado diversos estudios que miden el impacto de las diversas alternativas de generación, así como los costes de implementación y generación. Por ejemplo : La energía eólica. Para poder generar la suficiente potencia eléctrica, para producir una gran cantidad de hidrógeno, requeriría cubrir grandes extensiones de territorio. Este hecho produciría que gran cantidad de especies que migran por esas zonas sucumbirían frente a los molinos. Además de obviar temas relativos a la contaminación sonora y de mantenimiento de una gran cantidad de generadores. En cierta forma, el apogeo que presenta este tipo de generación eléctrica, está apadrinado por la presión impuesta por ciertos países para reducir bruscamente las emisiones al medio ambiente, y así poder cumplir con los convenios establecidos para la reducción de las emisiones. Por tal motivo, nuevos estudios referentes al impacto ambiental de los molinos sobre ciertas especies son cada vez más reducidos y rechazados. Sinceramente no hay muchas alternativas de que el hidrógeno forme parte de nuestro futuro si no se encuentran alternativas económicas de producción y distribución. La única forma de producir en escala industrial el hidrógeno es por medio : de la electrólisis, gasificación del carbón, por reforming de metano con vapor a alta temperatura y presión o por la utilización de complejos ciclos termoquímicos utilizando calor nuclear (cada método en particular tendrá un costo asociado a la producción y purificación del hidrógeno generado). Considerando la existencia de reservas limitadas tanto de gas, petróleo y carbón, la única alternativa viable e independiente para una gran cantidad de países con bajas o nulas reservas en las fuentes primarias mencionadas anteriormente, sería la utilización de la energía nuclear. Ya sea : por la obtención directa del hidrógeno por electrólisis avanzada, reforming del metano (con vapor a alta temperatura y presión) o el ciclo de ruptura de agua con sulfuro de iodo. Las dos últimas alternativas están aplicadas a la operación de reactores de alta temperatura refrigerados con gas. De acuerdo con los requisitos que debería poseer la nueva fuente de energía, los únicos métodos consistentes serían la obtención de hidrógeno por electrólisis avanzada y procesos de ruptura de agua con sulfuro de iodo, que se encuentran en experimentación. A pesar de las virtudes de la generación núcleo-eléctrica, el panorama continúa siendo conflictivo : Debido a la presión de grupos ambientalistas una gran cantidad de países han optado por reducir hasta la extinción sus plantas nucleares, como el caso de Alemania. Para poder sustituir la demanda interna la importa desde Francia, donde la generación eléctrica es fuertemente nuclear (80% de la producción total). Lo que indica a pesar de evitar los inconvenientes de la utilización de esta energía siguen dependiendo de ella. Con este tipo de criterios, no se ha puesto en consideración el importante grado de avance que ha tenido la industria nuclear tanto en los aspectos de seguridad como en la optimización de recursos. En parte este tipo de acciones encausadas por algunos gobiernos de países desarrollados, fundamentada en el reclamo social del rechazo de la generación núcleo-eléctrica, está a la espera de los resultados del proyecto internacional ITER, cuyo objetivo es la generación de energía por medio de la fusión sostenida (fisión para reactores). Según una gran cantidad de expertos esta solución es a muy largo plazo y aún se encuentra en fase experimental. Lo que indica, se desconoce si la fusión sostenida realmente podría sustituir la actual generación núcleo-eléctrica, y si resultará tan limpia como se estima. Por otro lado hay países que faltos de yacimientos petrolíferos y con economías en desarrollos, sin energía nuclear dejarían de subsistir. Por lo que la dependencia en algunas regiones de la energía nuclear es aún más acentuada. En conclusión, para poder mantener el desarrollo sustentable de cualquier país, el recurso energético debe ser planteado con soluciones de coyuntura a largo plazo y no con soluciones parciales. Generando un plan consistente y que permitirá afrontar las obligaciones del mercado interno a futuro. Evitando así la dependencia externa en términos energéticos, lo que le garantizaría a cualquier país un alto nivel de competitividad y progreso. (*) Licenciado en Física, FCEyN - UBA.
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