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Lunes 9 de mayo de 2005 La Biblioteca Luis F. Leloir, de la FCEyN ya puso en marcha el plan de conservación física de su material bibliográfico para salvarlo del deterioro que trae aparejado el paso del tiempo. Pero también se trata de guardar en forma digital todo aquello que produzcan de ahora en más los investigadores, tanto tesis como artículos científicos. Asimismo, se busca brindar un acceso libre a todos estos materiales. Por Susana Gallardo (*) "Para la Facultad y, en particular, para la Biblioteca, es fundamental almacenar y preservar todo lo que producen sus investigadores", asegura Nancy Gómez, directora de la Biblioteca. La idea es concentrar todo aquel material producido en la Facultad y que sólo en ella es posible hallarlo. Porque los libros publicados por los investigadores pueden estar en otras bibliotecas. "Estamos comenzando con la preservación física de los libros en una sala acondicionada a tal efecto, que requiere ciertas condiciones de humedad y temperatura. También está en marcha el almacenamiento digital de las tesis y pronto empezaremos a digitalizar otros materiales", promete Gómez. La idea es facilitar el acceso a todo el material producido. Por un lado, es necesario preservar los materiales que corren riesgo de perderse. En tal sentido, las condiciones climáticas de Buenos Aires, en especial la humedad, contribuyen a la "proliferación de insectos y microorganismos que, junto con el polvo, se encuentran entre los peores enemigos del papel", según comenta Susana Meden, especialista en preservación que fue contratada por la FCEyN como consultora. Por otra parte, hoy día los investigadores encuentran dificultades para acceder a los artículos que ellos mismos producen, debido a que las suscripciones a las revistas son muy costosas. Si bien, gracias a la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Nación y a suscripciones de UBA hoy es posible acceder a un número importante de publicaciones, hay muchas que quedan afuera. La SECyT destina unos 4 millones de dólares anuales, y la UBA alrededor de un millón, para poder acceder a un total de 3500 títulos, en las distintas disciplinas. La tendencia actual en las universidades e institutos de investigación de Europa y Estados Unidos es crear repositorios institucionales donde se guarde todo el material que generan sus investigadores y garantizar el libre acceso a todo aquél que requiera efectuar una consulta. El repositorio institucional permite tener un panorama real de lo que produce una institución. Y, en cierto modo, funciona como una tarjeta de presentación. De hecho, cuando más grande sea un repositorio, mejor hablará de la producción de sus investigadores. Tesis libre Respecto de las tesis, en los Estados Unidos existe un servicio, denominado UMI (University Microfilms), que comprende una red entre las grandes universidades y contiene, en formato de microfilm, todas las tesis producidas en ellas. De este modo, cuando alguien solicita una tesis, el servicio se ocupa de enviarle una copia. Pero en Latinoamérica las cosas son diferentes, y las tesis terminan arrumbadas en un estante de una biblioteca y resulta muy difícil acceder a ellas. "Nuestra idea -señala Gómez- es poner las tesis a disposición del público, con la autorización del autor y de su director". Actualmente se cuenta con algunas pocas tesis como parte de un proyecto piloto, que se lleva a cabo con parte de un subsidio de la Fundación Antorchas de 40 mil pesos, que se obtuvo por concurso. Pero también habrá artículos y otros materiales, como, por ejemplo, videos. En la FCEyN, a partir de 2005, se modificó el reglamento de doctorado, de modo que el tesista, además de las cuatro copias en papel, tiene que entregar una versión de su tesis en formato digital con el fin de preservarla. Con este nuevo sistema, no sólo se tendrá un repositorio digital de tesis, sino que se automatizará todo el circuito desde el momento en que el graduado se inscribe en el doctorado. Este dispondrá de una cuenta de usuario y de esa manera él o ella podrán subir su tesis, una vez defendida. El programa permitirá ver partes seleccionadas de la tesis, por ejemplo la introducción y las conclusiones. Se trata de un software que es una adaptación realizada en Brasil de un programa de Estados Unidos. El original se llama ETD (Electronic Thesis and Dissertations), y fue generado en la Virginia Tech University, Estados Unidos, en el año 1996. Lo cierto es que en la Facultad de Exactas se defienden 120 tesis de doctorado al año, que representan el 25 por ciento de lo que produce todo el país (alrededor de 500 tesis por año), y un 60 por ciento del total que produce UBA. "Estamos construyendo un nuevo cuarto de computación, porque es necesario incrementar el número de computadoras disponibles para que la gente suba su tesis. Se necesita potenciar esa infraestructura", indica la directora de la Biblioteca. El otro módulo del proyecto de Antorchas consiste en el almacenamiento de los artículos. La idea es poner la producción de la Facultad a disposición de otros investigadores de la Argentina y luego del mundo. "Es ilógico que alguien del cuarto piso necesite un artículo de alguien que está en el mismo piso, y que tenga que pagar por él", comenta. Pero lograr el acceso abierto no es sencillo, y requiere de un esfuerzo para que los investigadores tomen conciencia de esta necesidad. "Esto sería exitoso y efectivo si todos estuvieran dispuestos a ceder sus materiales", reflexiona. Con las tesis es más sencillo porque los doctorandos están obligados a hacerlo. El negocio de las publicaciones Frente al negocio de las grandes editoriales, como Elsevier, que concentra unos 1800 títulos de publicaciones en todas las disciplinas (exactas, naturales y humanidades) y que factura sumas varias veces millonarias en suscripciones, en el mundo están surgiendo alternativas de acceso abierto. Una es el modelo de repositorio institucional, en el cual cada universidad o centro de investigación se ocupa de albergar la producción propia y abrir el acceso a todo aquel que lo requiera. Actualmente existen alrededor de 400 repositorios a nivel mundial. Si bien estos repositorios no poseen arbitraje, allí se depositan los artículos que ya fueron publicados por revistas con referato (con la cita correspondiente) lo que permite distinguir esos artículos de aquellos que no pasaron por la instancia del arbitraje. Hoy existe un modelo de revista que se llama "Open Access" que está prosperando en instituciones como, por ejemplo, las academias científicas. De hecho, ya hay alrededor de 1.400, todas las cuales poseen sistema de arbitraje. La idea que subyace en esta propuesta es que, si la Universidad tiene que pagar, que pague a la editorial que publica ese artículo, para sostenerla y para que cualquiera pueda entrar libremente. El dinero sería para sostener los servidores. La edición es en formato electrónico. Además, según algunas investigaciones, los trabajos que están libres en Internet son más citados, es decir, tienen un nivel de impacto mayor que aquellos para los cuales hay que pagar. Este mayor impacto oscila de un 25% a un 300%, este último valor registrado en el área de la computación. De todos modos, el número de revistas de acceso abierto es bastante reducido en relación con el número total de revistas científicas que existen (unas 24 mil, según el sistema Ulrich de acceso abierto). Esta idea de los repositorios institucionales está avanzando en Estados Unidos y Europa, por ello las editoriales empiezan a permitir que los científicos publiquen una versión de su artículo en ellos. Un ejemplo significativo de sistemas de acceso abierto en Latinoamérica es el proyecto denominado Scielo, desarrollado en Brasil con subsidio estatal. La idea es que, en la lista de publicaciones en los currículos de los investigadores, las revistas que estén dentro de Scielo posean un hipervínculo que permita entrar en el texto completo. Luchando contra el deterioro "Con la preservación física tenemos que trabajar en forma permanente, por ejemplo con la limpieza, porque el polvo es algo que causa mucho daño a los libros", precisa Gómez. Pero la tarea se dificulta debido a las dimensiones del depósito. Cada tres años se hace una limpieza profunda de cada uno de los libros, que se realiza con una aspiradora especialmente diseñada para tal fin. "Hacemos una conservación preventiva, que es asegurarle al material todas las condiciones ambientales para que se conserve de la mejor manera posible", detalla. Lo que más perjudica a los libros es la humedad y el polvo. Este se deposita en los libros y, junto con la humedad y la temperatura, crea las condiciones ideales para la proliferación de todo tipo de microorganismos e insectos. Por otra parte, las dimensiones del depósito dificultan y elevan los costos para la instalación de un sistema de aire acondicionado. Para prevenir los insectos, es fundamental la limpieza, pero también es importante evitar que ingresen mediante la colocación de mosquiteros. Dado que la luz también afecta los materiales, también es necesario mantener cerradas las cortinas en los ventanales y disminuir la intensidad y el número de los tubos de luz. Dentro de la UBA, la FCEyN es la única que cuenta con un plan de preservación y, en cuanto a las universidades nacionales, la otra que lo ha iniciado es la de Córdoba. La preservación física de los materiales en papel y la conservación en forma digital de la producción científica de la Facultad de manera de asegurar el libre acceso a esos materiales constituyen una parte esencial de la misión de una biblioteca en la actualidad, concluye Gómez.
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Centro de Divulgación Científica - FCEyN. |
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