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Miércoles 5 de julio de 2006

Entrevista con Ana María Sanllorenti
Desarrollo digital, reordenamiento físico y alfabetización informacional

Desde marzo de este año, la Biblioteca Central «Dr. Luis Federico Leloir» cuenta con nueva directora. Su nombre es Ana María Sanllorenti. Viene de dirigir la biblioteca de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA y pretende profundizar el proceso de modernización iniciado por la dirección anterior. Su meta: centralizar en la biblioteca la producción científica de la Facultad.

Por María Fernanda Giraudo.


Ana María Sanllorenti.

- Cuéntenos un poco sobre su origen. ¿Usted pertenecía a la Facultad?

- No, yo vengo de un cargo similar en la Facultad de Ciencias Económicas. Estuve prácticamente 10 años a cargo de la Biblioteca, con un paso, durante los años 2004 y 2005, por la Biblioteca Nacional. Fui convocada allí para que me hiciera cargo de la Dirección de Atención al Usuario y organizar el proyecto Inventario. Finalicé esa etapa de organización y puesta en marcha de ese proyecto y regresé a Económicas hasta marzo de este año, cuando llegué a esta Facultad.

- De lo que pudo ver en estos pocos meses de su gestión a cargo de la Biblioteca, ¿qué proyectos piensa continuar, y qué aspectos le parece que habría que renovar o modificar?

- La Biblioteca de esta Facultad es una de las mejores de la UBA. Conocí el proceso de transformación que Nancy Gómez (la directora anterior) condujo, y estoy absolutamente de acuerdo con las líneas que ella siguió y con las cuales se avanzó muchísimo. Sé lo que era la Biblioteca de hace diez años y qué es lo que pasó a ser. Todos los proyectos se continúan. Mi evaluación general podría sintetizarla en que tenemos que poner énfasis en el desarrollo del mundo digital y reordenar el mundo físico. Se fue detectando que hay mucho material que está sin procesar y es necesario ajustar los controles sobre el movimiento del material del depósito, incluyendo su inventario.

- ¿Cuáles son las principales líneas estratégicas que se desarrollarán de aquí en adelante?

- Nancy Gómez había empezado con el repositorio de la producción científica de la Facultad. Para mí es uno de los proyectos estratégicos más importantes, no sólo de la Biblioteca, sino de la Facultad. Esta Facultad tiene una de las mayores producciones científicas argentinas y no tiene registro sistemático y exhaustivo de la misma. Como la Bilioteca tiene la misión de apoyar los procesos de investigación, enseñanza, estudio y extensión desde la organización de la información, también tiene que participar activamente en esto. Esto es para mí, en primer lugar una cuestión de gestión de la Facultad. Segundo, es de participación de la Biblioteca. Tercero, tiene que ver con el proceso de la comunicación científica. La Facultad sostiene a los investigadores, a los docentes que son los que producen conocimiento -este conocimiento se publica en forma directa en las publicaciones del exterior que tienen alto impacto-, y no queda registrado acá. Para acceder a ese conocimiento que se produce en la Facultad, hay que pagar las suscripciones a las revistas y los accesos, lo cual es todo un problema. Además de esto, se va produciendo un círculo vicioso que es el enorme aumento de producción científica en el nivel internacional, que hace que cada vez haya más publicaciones y que, en las Bibliotecas por áreas de especificidad -universitarias, o que pertenecen a instituciones académicas o científicas- no haya presupuesto que alcance para comprar lo que se produce. Esto tiene un impacto tal que se termina comprando un núcleo mucho más pequeño de revistas, y hay muchos autores que quedan desconocidos y por lo tanto no son citados. Y como sabemos, la citas son los indicadores que más se valoran a la hora de evaluar la producción científica individual o institucional.

- ¿Qué papel juega en esto a la Facultad?

- Yo creo que la Facultad tiene que encarar varias cosas. Tiene que ayudar a que se constituyan los repositorios institucionales del conocimiento producido (los artículos, los papers, las presentaciones) que, independientemente de que vayan a ser publicados por las revistas que fueren, deben registrarse y almacenanrse en la Facultad, inicialmente para un acceso interno. Tendríamos que crear una cultura donde el investigador sepa que termina un paper y lo tiene que colocar en un determinado lugar, accesible por lo menos internamente, con obligatoriedad. Hoy ocurre que, para conseguir incentivos, informar a los marcos institucionales de investigación, etcétera, hay que hacer y presentar informes. Esto habría que reorganizarlo. Porque los investigadores se quejan de que tienen que dar cuenta de esto en muchos lugares distintos. Estoy escuchando reclamos porque hay que dar la misma información varias veces. Creo que es un problema principalmente de la Facultad, pero hay que trabajar en conjunto. Lo ideal sería que el investigador tuviera un sistema para incorporar toda la información sobre los avances que va realizando -referencias, citas, papers a texto completo-, registrarlos y almacenarlos en algún servidor y que eso luego sirviera para exportarse a las distintas instancias formales que él necesita para acreditarse, para conseguir subsidios, para informar, etcétera. Esto debería formar parte del procedimiento formal, normal, que deberían llevar adelante los investigadores.

- ¿Qué habría que hacer para optimizar el acceso a la información?

Hace poco estuve con Nancy Gómez que me comentó que en Chile estaban trabajando con la misma cuestión de los repositorios; ella estuvo conversando con la directora de Bibliotecas de la Universidad de Chile. Y estuvimos hablando de la producción científica en términos cuantitativos. Ellos tenían, en toda la Universidad, anualmente, algo así como 300 papers. Sólo en esta Facultad hay estre 500 y 660 papers por año. Tenemos sólo registros parciales, incompletos. Lo ideal sería que haya un único circuito donde se informe qué es lo que se está haciendo, que se almacenen los papers en un repositorio digital y que eso sirviera para todoas las instancias posteriores. Primero para que la gente no tenga que duplicar el trabajo. Además, un sistema como este tendría múltiples usos y aplicaciones, incluyendo la confección de los programas de estudio. Podríamos hacer una enorme cantidad de cosas si esto estuviera sistematizado. Actualmente, en la Biblioteca estamos, por un lado, evaluando software, y por otro lado estamos bajando información de algunas bases de datos referenciales que contienen información sobre la producción de la Facultad. Cuando hablo de repositorio también incluyo las tesis. El año pasado la Biblioteca ya había logrado que las tesis conserven una copia digital en la Biblioteca. A este software que elijamos vamos a ir subiendo las tesis también.

- ¿Cuál es su objetivo en este momento? ¿Qué le gustaría poder realizar?

Mi idea es que se construya la biblioteca digital de la Facultad. Y esto, además de lo ya dicho sobre el repositorio, incluye otro tipo de material como por ejemplo, lo que tiene que ver con la historia de la Facultad. La nueva Sala de Preservación que la Biblioteca inauguró en 2005 tiene las condiciones ideales de conservación de materiales (tesis, fotos, colecciones de material didáctico antiguo, actas fundacionales, entre otros) en cuanto a temperatura y humedad. La Biblioteca está trabajando en forma coordinada con la Comisión de Historia de la Facultad. Algo que acordamos hace poco es que los paneles que se usaron para la exposición sobre Historia de la Facultad, cuando no haya exposición itinerante, van a estar como muestra permanente en la sala parlante de la Biblioteca. Volviendo a la biblioteca digital, esos materiales que dan testimonio de la historia, deben ser digitalizados para que puedan ser accesibles preservando los originales.

- ¿Qué otro proyecto tiene?

Hay otro proyecto al que le otorgo mucha importancia que es el diseño de un programa de formación de usuarios. Hoy hay charlas introductorias para ingresantes. Además se dan cursos muy especializados a docentes, investigadores y alumnos. El nuevo proyecto es hacer un paneo. En el acceso a la información, existen una cantidad de habilidades que son necesarias, desde saber cómo formular una necesidad de información, saber qué fuentes tengo para consultar, conocer las funciones de las interfases, saber las características de cada uno por especialidad,, las funciones... Luego hay que saber recuperar la información y evaluarla, y finalmente hay que saber cómo reutilizar esa infomación. Es lo que se llama aptitudes de alfabetización informacional que incluyen pero exceden el uso de la tecnología. Son las habilidades para buscar, acceder y utilizar la información. Esto, obviamente, tiene distintos niveles. No es lo mismo un alumno inicial que uno avanzado o un investigador o docente. Y además hay que considerar todo el espectro temático y la enorme cantidad de información que está disponible y que hoy está subutilizada. Incluso la página de la Biblioteca no da buena cuenta de las fuentes de información accesibles.

- ¿Con quiénes cuenta para llevar adelante este proyecto?

La idea es armar un programa en el que podamos trabajar con docentes, que son los que tienen la posibilidad de producir un efecto multiplicador, extendiendo lo que la Biblioteca pueda realizar en forma directa. Esto es el programa de formación de usuarios que presenté en la última reunión con la Comisión de Biblioteca; el proyecto despertó un interés enorme. En forma paralela quiero hacer algo sistemático para la capacitación del personal de la Biblioteca. Hemos diseñado una encuesta para el personal, para relevar qué aspectos hacen falta en relación con lo que están haciendo y con lo que se desaea proyectar. Tengo interés en darle a la capacitación del personal una forma racional y permanente. La gente que trabaja en la Biblioteca está muy comprometida con el funcionamiento diario y con los proyectos. Es un lugar donde se puede trabajar con buen ritmo y trabaja gente con la que se puede proyectar.

- ¿Qué deficiencias cree que hay cubrir en este momento?

Hay falta de integración de datos con la Facultad, por ejemplo, entre el Departamento de Alumnos y la Biblioteca, entre Graduados y la Biblioteca. En el sistema de préstamo de material bibliográfico, docentes, alumnos, son usuarios de la Biblioteca con diferentes tipos de derechos según su condición. Los alumnos se reciben, pasan a ser investigadores, docentes, es decir, cambian de condición... y la Biblioteca no tiene información desde los sectores de la Facultad en los que se registran estos movimientos. Esto es algo de lo que tenemos que resolver.

 

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