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Martes 11 de abril de 2006 Por Carlos Borches.
El Consejo Superior de la UBA estableció que la Asamblea Universitaria que deberá elegir rector de la UBA lo hará el martes 18 de abril a las 9.00 hs., en el Colegio Nacional Buenos Aires. La resolución se alcanzó luego de un debate que se prolongó por más allá de cinco horas y que continuaba al cierre de esta edición. Tal como estaba previsto, la reunión del Consejo Superior comenzó el lunes 10 de abril a las 9.30, pero pronto fue escenario de tensos cruces entre dos bloques claramente distinguidos: aquellos que objetan al hasta ahora candidato a rector, Atilio Alterini, por su pasado como miembro del Poder Judicial y funcionario municipal durante la última dictadura militar; y los que están alineados con Alterini, quienes amenazaron con una ruptura de la Asamblea autoconvocándose la semana pasada en la Facultad de Farmacia y Bioquímica. Sin embargo, el Consejo Superior se hizo eco de otro tema de debate que mantuvo trabado el acuerdo sobre la fecha: la cuestión fue presentada por el decano de la Facultad de Filosofía y Letras, Hugo Trinchero, quien propuso que la Asamblea discuta una modificación del Estatuto Universitario que brinde participación a los docentes auxiliares y a los trabajadores universitarios en la elección del rector. Respondiendo a la propuesta de Trinchero, el cuerpo aprobó que se incorpore también al orden del día de la Asamblea el tratamiento de una modificación del estatuto universitario, hecho que se debatirá después de la elección del rector. Kornblihtt candidato La semana pasada surgió la candidatura de Alberto Kornblihtt, profesor de la FCEyN, impulsada principalmente por las Facultades de Arquitectura, Ciencias Exactas, Filosofía y Letras y Ciencias Sociales. A continuación presentamos algunas definiciones del flamante candidato aparecidas en la edición del 7 de abril de Página 12: – ¿Por qué se postula? – Este espacio de consejeros de cuatro facultades considera peligroso el avance del grupo que sostiene la candidatura de Alterini. Consideramos que sería un retroceso para la universidad, la vuelta al poder del radicalismo y el shuberoffismo, del prebendarismo y el clientelismo. En ese contexto, ante la variedad de candidaturas que se presentaban, se consensuó presentar la mía que, si bien surge a último momento, está avalada tanto por mi trayectoria como por la legitimidad de cuatro facultades. Es una candidatura que, a diferencia de otras, surge de abajo para arriba para defender un modelo de universidad que está siendo atacado, la universidad pública, gratuita, laica, democrática, una universidad que no sea un enseñadero, sino que genere pensamiento crítico, que se reconozca como masiva y, en consecuencia, no le tenga miedo a la lucha por mayor presupuesto. Tampoco debemos tenerle miedo a la movilización, que cobra sentido y se resignifica si no se limita a los estudiantes. – ¿Cuál es su posición ante el conflicto planteado en la UBA y la imposibilidad de constituir la asamblea? – Alterini ha sido funcionario de la dictadura. Este no es un dato menor, es un hecho deplorable. A treinta años del golpe militar, sería un muy mal mensaje que asuma como rector una persona que trabajó en la municipalidad de Cacciatore. Es obvio que esto sea inaceptable para el movimiento estudiantil, sobre todo para las agrupaciones progresistas y de izquierda. Pero, para nosotros, lo más grave es que detrás de su candidatura hay un resurgimiento del shuberoffismo en la universidad. Por eso nos oponemos a la candidatura de Alterini y a cualquier otro candidato que surja de ese sector. – ¿Cómo salir del conflicto? – Obviamente, si los sectores más duros continúan sosteniendo a Alterini como candidato, esto va a ser muy complejo de resolver. Quiero aclarar que, si bien acepté postularme, solamente voy a exponer mis ideas en la asamblea universitaria si se realiza en forma pública. La mejor muestra de cómo actúan estos sectores que pretenden volver a gobernar la UBA es la decisión de hacer una asamblea cerrada. – Su candidatura, ¿es simbólica, pensando en construir un espacio opositor, o realmente aspira a conducir la UBA? – No tenía la intención personal de ser rector. Si no me hubiera postulado antes. Pero si las circunstancias lo indican, estoy dispuesto a asumir la responsabilidad. Al ser una candidatura surgida de abajo para arriba, mi gestión sería discutida en un espacio de consenso. Los personalismos, los egos desmedidos, abundan en la política y la condicionan de un modo perverso. Si llego a ser rector, no voy a presentar un plan mágico individual, voy a llamar a discutir a todas las fuerzas de la universidad, a partir de los principios rectores que ya mencioné, para construir un plan de acción que no reniegue de la masividad y las necesidades presupuestarias. –¿Cuáles son los grandes problemas de la universidad? – La universidad se debate entre dos modelos que coexisten: uno profesionalista, con docentes de dedicación parcial y profesiones liberales, y un modelo generador de conocimiento, con tendencia a la docencia de dedicación exclusiva. Nosotros tendemos a representar más al modelo generador de conocimiento, sin descuidar la formación de profesionales, pero con pensamiento crítico. Por supuesto, cuestiones centrales son regularizar los concursos docentes, terminar con los ad honorem, eliminar los focos prebendarios que buscan beneficios personales o grupales. También hay que establecer el diálogo con los sectores estudiantiles de izquierda. Si bien no compartimos algunas actitudes, son un sector reconocible de la universidad, con una rebeldía que es productiva para la universidad. Por otro lado, quiero hacer un reconocimiento a la calidad existente en la UBA. Gracias a ella uno siente que vale la pena hacer el esfuerzo para sembrar, cosechar y mejorar la universidad.
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